Stella Rose.
La llegada a la ciudad de Atenas nos recibió con pequeños copos de nieve que caían sobee nosotros, Una Amy con las mejillas en color carmesí colocaba su abrigo en color blanco sonriendo alegre ante las vistas que Atenas nos ofrece.
Cinco horas de viaje en la cual pude recuperar varias horas de sueño, y pude hacer que mi cuerpo se activara un poco con respecto a lo cansada que había estado. Mellea adoraba con una gran ilusión la forma en que la nieve caía sobre la palma de su mano, parecía una niña pequeña que descubre la nieve por primera vez y eso era muy divertido ya que Dante no había parado de burlarse a cada minuto que pasaba. Le deje un mensaje a mi madre mientras las chicas pedían nuestra habitación y Dante la suya. Un hotel lujoso, con pinturas de reconocidos artista y decoración al estilo griego. En silencio guarde mi móvil notando el brazo de Amy rodear mis hombros.
— Olvida lo que sea que estes pensando Stella, — susurro sobre mi oido — ¡Este viaje vamos a disfrutar como se debe! — exclamó entusiasta viendo a Mellea menear las llaves con alegría.
—Al menos déjenme descansar un poco, todo el viaje fue agotador por la marea — me excuse sabiendo que mi mente necesitaba pensar algunas cosas.
— Ay no Stella, — reprochó Mellea cruzandose de brazos — tu aura pesimista se siente hasta en el culo — rodee mis ojos.
— Si no dejas salir esa lado de zorra que llevas oculto, juro que gasto todos mis ahorros en otro boleto en ferri a Naxos Stella — exclamo Amy seria mientras Dante dirigía su mirada hacia mí.
— ¿Tienes lado de zorra? — me encogí de hombros.
— ¡Esta muy claro que si idiota! — Mellea dio una palmada en la parte trasera de la cabeza de Dante, quien solto un quejido audible — ¿¡Acaso no vez la cara de malvada que tiene!? —
La mire ofendida — Si claro, y yo soy una virgen hormonal buscando ser desflorada — de un momento a otro diferentes risas retumbaron a mi alrededor incluida la mía.
— Dios, no puedo creer que hayas dicho esa palabra — Mellea rió divertida.
— Me hiciste recordar las vaginas que desflore en mi adolecencia — cubrí mi rostro con mis manos — fueron los mejores momentos de mi vida sexual — Amy lo miro abrumada al igual que yo. Dante es tan extraño.
— Dante, mejor cierra la boca — ordenó Amy, nos quedamos en silencio durante otros segundos viéndonos en silencio. No era incómodo pero ninguno decía nada al respecto.
— Subiré a descansar un poco — tome mi bolso seguido de las llaves de mi habitación.
— ¡Yo iré a recorrer la ciudad! — exclamo Mellea sonriente mientras Dante dejaba claro que iba a visitar a un familiar. Ambos se despidieron en silencio déjanos a la rubia y a mi solas.
Dios, solo no digas nada Amy y deja que el trayecto en el ascensor sea tranquilo. Pero no fue así.
— Me sorprende como el lenguaje corporal de las personas cambie de forma tan repentina — murmuro haciendo maldecir para mis adentros.
— Amy solo cállate, tu voz es molesta e irritante — Amy sonrió maliciosa cruzándose de brazos.
— No pienso callarme Stella, porque te sucede algo y aunque digas que no soy tu amiga, sabes que soy la unica persona que sabe lo que tienes con Sarris, y la que puede ayudarte en lo que sea que necesites — levanto sus cejas dejandome en silencio, la miré de reojos y inhale aire suavemente.
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Entre Llamas Internas ✔1
RomanceMiradas lascivas lograban encender cada parte de mi cuerpo. Era prohibido, ilícito e limitado para mis deseos. Aún así, me excitaba. Yo era cenizas... Y en el momento en que tomó mi cuerpo, comencé a arder con codicia. Porque una vez que pruebas l...