capitulo 57

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                Nathaniel Olivera

No era algo extraño que mi movil vibrara en mi mano con un correo entrando, solía recibir todo tipo de correos a cualquier hora del día, lo que si era extraño era el remitente que aparecía en la pantalla cuando mis ojos se fijaron en quién me contactaba un sabado aún sabiendo casi todos mis empleados que pensaba tomarme el fin de semana sin saber nada de mi empresa.  La curiosidad pudo más que cualquier otra coaa en este caso, no podía negarlo. Mi cuñada...
El correo era de su parte y lo curioso es que estaba precisamente visitando a mi hermano, su esposa y su hija. Estaba en su casa, entonces no habia un motivo aparente por el cual ella, Nathacha necesitara contactarme por este medio.
Di una rápida mirada a mi hermano que charlaba algo distraido con una timida Daphne  y  la hija que el y su esposa habian adoptado hacia apenas unos pocos dias, cliquee en el sobre que aparecia en la pantalla y abrí el correo que hacia solo diez segundos había recibido y lo que leí  en el me lleno de intriga y furia...
Una furia casi que incontenible que secó por completo mi garganta. No podía alejar mis ojos de esas palabras escritas por Nathacha y luego la prueba de lo que me estaba informando.  

" De Nathacha Olivera : No sé de que se trata esto, Daphne lo recibió en su móvil y lo vi de casualidad. Pero creo que esta metida en serios problemas. Tal vez tu puedas indagar...

" De Darius:
NADIE  ME RECHAZA MALDITA GOLFA. NO IMPORTA QUE YA NO NECESITES DE MI.  SI SIGUES NEGANDOTE ME ENCARGARE DE QUE TU SOBRINA SUFRA CADA MALDITO RECHAZO TUYO. TU VAS A METERTE A MI CAMA Y YO TE ENSEÑARE LO QUE ES UN VERDADERO HOMBRE GOLFA MALDITA" 

Sentí crugir la carcaza de mi móvil bajo mis dedos cuándo lo apreté con fuerza, mis dientes precionando mi mandíbula para intentar contener el improperio que queria escapar de mi boca. 
Busqué instintivamente a Daphne encontrandole algo más palida, sus dedos se retorcian nerviosos apretando aún más su propio móvil. Y ese imperceptible y maldito temblor. Nathacha bajó las escaleras con una nerviosa sonrisa en su rostro y le obsequió ese dichoso broche que yo ahora sabía perfectamente era una simple excusa para cumplir su cometido. Cuando sus ojos me encontraron asenti seriamente para ella, confirmando así que  había recibido su informacion.
Estaba más que furioso, Daphne sabia perfectamente que no tenía que ocultarme absolutamenre nada. El acuerdo firmado entre los dos se lo exigía y ella lo estaba incumpliendo en el primer dia.  Abrí la puerta de su lado en la limusina y le di la más fria mirada que pude darle. Aunque realmente no podía culparla. No aun...
Me despedí de mi hermano y cuándo me acerque a mi cuñada para hacerlo también susurre agradeciendole la información que me había dado. Camine a paso firme y seguro hasta la limu e ingresé sin dar una sola mirada a mi chófer que ya tenía la puerta abierta para mi.
Me serví mecanicamente  un trago de brandy y lo bebí de un tirón intentando mantenerme enfocado.

- ( Emilio chofer ) A dónde les llevo señor?

Preguntó en cuanto cruzamos la verja de seguridad de la casa de mi hermano.

- Llevanos a la mansión Emilio. La señorita y yo no volveremos a salir lo que resta del fin de semana, puedes tomarte ese tiempo para tus  asuntos.

Emilio asintió conforme y yo presione el boton que elevaria el cristal para obtener  la privacidad necesaria que requeria.  Los ojos grises de Daphne me vieron sorprendidos y asustados a partes iguales y sabía perfectamente el motivo. Me serví otro trago, pero esta vez esperé pacientemente sin apartar mis ojos del ambarino liquido a que su voz reactivara todos mis sentidos...
Tres...
Dos...

- El señor estuvo de acuerdo con dejarme salir esta tarde, porque no...
- Cambié de opinión Daphne.

Le interrumpi dándole una dura mirada.  Sus ojos aun más grises me vieron incluso molestos en ese segundo y yo le di lo que le faltaba para que soltara por esa presiosa boca suya cualquier cosa que tuviera en su cabeza.

- Usted no puede tenerme encerrada y el acuerdo dice que...
- La última clausula de el acuerdo al que haces mención Daphne, dice que no puedes mentirme ni ocultarme absolutamente nada bajo ninguna circunstancia. Que si lo haces yo puedo tomarme la libertad de hacer lo que me plazca contigo  y en este momento se me antoja que como castigo por ocultarme las cosas tu no salgas de mi vista el resto del fin de semana.

Mi sonrisa prepotente la hizo cabrear y mucho, lo sabía. Pero no por eso ella me daria lo que yo esperaba.

- En ningún momento incumpli nada de ese dichoso contrato.

Intento convencerme.

- Dame tu movil Daphne.

Ordené apartando la mirada de la suya.

- Pero mi movil no...
- QUE ME DES EL CONDENADO MOVIL MUJER!!!

Exigi ya sin contener la maldita furia que corría dentro de mi.  Sabía que la había asustado que le hablara de esa maldita manera, pero  es que ella no hacia otra cosa que exasperarme con sus intentos de ocultarme las cosas importantes.
Sus temblorosas manos me tendieron ese maldito aparato, lo tome bruscamente y luego lo guarde en el bolsillo de mi chaqueta. Cuando volví a verle a los ojos me sentí un maldito, pero no podía retroceder por no querer verle llorar.

- Deja de llorar!!

Ordene con voz fria. Ella intentó limpiar esas malditas lágrimas, pero caían como un maldito torrente por sus palidas mejillas.  
Tenía que mantener mi maldita actitud fria, no podía perder el control ahora. En cuánto la limu se detuvo frente las puertas Daphne bajo sin esperar un segundo y entro corriendo sin mirar atras.
Camine a paso firme y le seguí sin perderle de vista. Subí de dos en dos los malditos escalones hasta alcanzarla justo antes de que cerrara la puerta de nuestra alcoba, corrió para apartarse de mi, pero mi mano sujeto su brazo haciendole girar en redondo, la pegue con medido cuidado contra la columna de madera tallada de nuestra enorme cama  y mi otra mano sujeto su blanco y estilizado cuello pegandome tan cerca de su delicado cuerpo que me era casi imposible  no exitarme. Pero tenía algo de suma importancia que dejarle sumamente claro.

- Es la maldita ultima vez que sales corriendo para alejarte de mi.

Advertí con voz dura.

- Suelteme...

Pidió con voz temblorosa.

- Tu pequeña, no me das una maldita orden a mi. Que no se te olvide...
- Me hace daño...

Insistió temblando, sus manos se aferraron a la mia en su cuello.

- Me obligas a hacerlo pequeña, no es lo que quiero.

Susurre con la voz ronca sobre sus rosados labios, su tibio aliento embrutecia todos y cada uno de mis sentidos, por eso estaba cometiendo  esta maldita locura.
Tenía que controlarme lo sabía...
Pero era tan malditamente difícil hacerlo...

- Cuando decidas hablarme con la maldita verdad podrás recobrar tus privilegios.
- Yo no he mentido, no...
- Solo cuándo me hables con la verdad te escucharé Daphne, hasta entonces no saldrás de esta alcoba.

Advertí, la solté bruscamente y me alejé de ella con prisa. Salí de la alcoba y cerré las puertas tras de mi pasando llave para que no saliera bajo ninguna maldita circunstancia. 
Pero no me quedaría sin hacer algo, no podía permitir que su sobrina estuviera en ningun peligro ...


A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora