capitulo 33

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                             Damien

No podía dejar de reír divertido por las ocurrencias de Tach.  Mi esposa era sumamente divertida y me tenía fascinado verla ir de aquí para haya viendo eufórica cada cosa que aparecía ante sus curiosos ojos verdes.

- Que piensas de este?

Preguntó señalando un amplio y fino sofa de cuero beige.

- Y en ese color tan claro? Cosmo y Corazón lo destrozaran en un par de días. 

Mi esposa tenía esa mirada brillante y curiosa mientras esperaba la respuesta. Lo que no esperé es lo que salió por su boca.

- Supongo que tampoco sería apropiado para los niños. Creo que negro sería....

Y calló. El silencio nos rodeó como si de pronto todo el ruido a nuestro alrededor hubiera faltado. Niños...
No sé porque algo dentro de mi interior se removió ansioso.
Sabia que no era correcto lo que estaba haciendo, sabía que yo no tenía derecho a decidir algo así cuando ni siquiera ella sabía que yo no quería que este matrimonio terminara.

- No creí  que pensaras en niños Tach....

Dije acercándome un poco más a ella, no perdí detalle de ese rojo intenso en sus mejillas y esa mirada asustada. Porque se sentía así? Con temor de mi cercanía....

- Yo... fue solo que....

Comenzó a tartamudear sin verme a los ojos y dando vueltas nerviosa por todo el lugar.
La tomé por los antebrazos deteniéndola frente a mi y la obligue con cuidado a verme a los ojos.

- Dime porque hablaste de niños Nathacha.

Pedí serio. Ella tembló bajo mis palmas pero aún tardó sus buenos dos  minutos en soltar por esa boca lo que no espere escuchar, no aún y no tan pronto. 

- No lo sé Damien, pero esto no parece un matrimonio por conveniencia, y creo que....
- Crees... que crees Nathacha?

Insistí en saber. Me vio con esos ojos brillantes y temerosos, juro que si ella decidiera arrancarme el corazón en este instante se lo daría sin dudar.

- Nathacha di lo que estás intentando ocultarme. No me agrada que mi esposa teng....
- Que me estoy enamorando de ti Damien, eso creo.

Me interrumpió. Pero antes que pudiera decir alguna cosa ella se soltó de mis brazos y siguió hablando sin ningún tipo de freno.

- Sé que no debí,  que no es lo que esperabas que pasara, que solo nos estamos divirtiendo mientras dure pero... pero si, mi corazón está cayendo Damien y no estoy segura de querer detener esto que siento cuando pienso que soy tu
- Mi esposa.

La interrumpi por fin acercándome a ella de dos zancadas.

- Tu eres mi legítima esposa Nathacha y yo no me he casado contigo para divorciarme después.
- No, lo hiciste  para alejar a esa mujer de ti.... Y lo sé bien pero...

Como hacerle sentir lo que realmente quería que supiera. Que a mi no me importaba nadie más que ella a mi lado y que siempre sería así...
La besé.  Atrape su boca en la mía y robe todo el jodido aliento de sus pulmones.

- Olvidate de esa mujer porque no significa nada para mí Nathacha.

Pedí recargando mi frente en la suya, mis ojos anclados a los suyos y los dos con la respiración entrecortada. Sentía las palabras a punto de salir de mis labios pero no era el lugar ni momento apropiado, ella sentía que se estaba enamorando, pero no podía decirle lo que yo sentía sin que ella estuviera segura. Ella tenía que sentirse completamente segura de lo que sentía, porque no quería que se sintiera forzada a permanecer a mi lado solo porque yo si ya estaba enamorado completamente de ella.

- Pero yo...
- En este matrimonio solo estamos tu y yo Tach.
- Entonces que...
- Entonces solo relájate. Deja que todo fluya como debe y disfrutemos cariño.

Pedí volviendo a sus dulces labios. Ella asintió para mi y suspiró.
No la quería tensa, no está noche, por eso la abracé un poco más a mi y la sacudi juguetonamente.

- Será mejor que continuemos con las compras o no terminaremos para la hora de la cena.

Hablo dándome una cálida pero algo triste sonrisa. Maldije interiormente, pero ya me encargaría de hacerla sentir cuán importante era ella para mi. Deje que se soltara de mi abrazo y volviera la atención a los muebles.

- Creo que tienes razón... Negro quedaría mejor en contraste con el color de los muros.
- Negro entonces será, ahora nos queda que elijas los muebles para tu estudio.

Indique. 

- Mi estudio? Que...
- Eres doctora Tach, estás en medio de la especialidad. Necesitas un espacio acorde para estudiar o prepararte cuando lo requieras y un estudio es lo apropiado.

Sus ojos bajaron hasta ver el negro de sus tacones y sus hombros  callaron rendidos.

- No sé si podré seguir siendo doctora...

Me acerque  a ella y mis dedos fueron hasta su barbilla para ver sus ojos tristes.

- Tu eres y seguirás siendo doctora Tach, lo sucedido no es el final de tu carrera. Ya hablé con un abogado para que se encargue de defender tu caso ante la junta del hospital y que se asegure de que no te castiguen injustamente. No tienes nada de que preocuparte, tu reacción estaba más que justificada.
- Hablaste con un abogado? Pero...
- No permitiré jamás que te dañen Tach...

Bese su frente y ella se abrazo a mi. 

- Anda hermosa, terminemos con esto para poder ir a cenar.

Indique dándole un delicado toque en esa perfecta nariz que me gustaba tanto como toda ella.

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora