capitulo 25

495 35 2
                                    

                                                                                       Natacha

- Doctora, un repartidor la esta esperando...

La voz de la enfermera en turno me sorprendio al escucharle. No tenia idea de lo que hablaba. Levante la mirada de la historia clinica de el compañerpo de mi marido que estaba revisando para tener muy claro el panorama que me encontraria...

- Un repartidor?

La enfermera asintio sonriendo picaramente para mi. cerre la historia, di unas instrucciones para mi paciente y segui a la enfermera hasta el hall de la clinica, un hombre vestido con una camisa y pantalon de trabajo esperaba frente una enorme caja blanca. Llegue dudosa hasta el y trate de verme profecional, habia varios colegas y personal asistencial, ademas de pacientes y familiares.
                                                                        - Bunas tardes, señor...
- La señora Nathacha Dominguez?

Pregunto sin decirme antes su nombre.

- Soy yo si, pero es Olivera. Natacha Olivera.

Le corregi. El hombre ante mi asintio sonriente y me tendio una planilla junto a un boligrafo. Los tome en mis manos mientras el explicaba.

- Necesito su firma señora Olivera, esperamos que la entrega sea de su entera satifaccion y que vuelva a nosotros para lo que requiera.

Hablaba en tono profecional y aunque no entendia de que se trataba firme l papel para un segundo despues devolver a sus manos la planilla.
                                                                        - Yo no hice ningún encargo...

Hable mientras buscaba en el bolsillo de mi pantalon algo de dinero para darle. El hombre sorio, era evidente que el sabia eso.

- Lo se señora. No se preocupe por la propina, eso ya fue arreglado.

Aclaro rechazando lo que le ofresi..                                                                                                                                 En cuanto el se retiro yo me quede de pie junto a la enorme caja, no sabia que habia dentro y menos aun quien lo enviaba. Mi movil sono en el bolsillo de mi bata y lo tome confundida para ver un mensaje de mi marido que me hizo abrirlo de inmediato para leer el mensaje completo.

" Preciosa esposa mia... En este preciso segundo estaras de pie y toda confundida frente a una enome caja blanca. No temas hermosa el obsequio es de mi parte, espero que te guste y sepas disculparme por no poder ir a recojerte en unas horas. Surgio un imprevisto que no pude eludir. Ya te lo explicare, de todas maneras un coche esperara por ti. Sabras bien que he enviado a buscarte en cuanto veas el coche. TE VEIAS RADIANTE ESTA MAÑANA...                                                    Tuyo Damien..."

Tenia una sonrisa en mi rostro, pero no podia evitarlo... Dam me habia sorprendido en todo este tiempo. Y aunque no tenia idea de que se trataba el obsequio sabia que me encantaria.
Tome aire y me decidí a abrir la enorme caja ante mi. Sabia que todos estaban muy atentos para saber de que se trataba aquello. Lo que no esperaba era que de dentro se ella salieran varios globos de brillantes colores, todos atados en las y coloridas cintas que estaban atadas a algo que me veían con enormes ojos. Tarde varios segundos en reaccionar, pero tienen que entender que jamás en la vida hubiera esperado un regalo como este. Dos hermosos cachorros de largo pelaje dorado y muy enérgicos. Casi idénticos, pero uno tenía una extraña mancha al rededor de su ojo izquierdo en forma de corazón... 

- DIOS!!

No pude contener las lágrimas y la enorme sonrisa en mi rostro al agacharse para poder acariciarlos. Eran hermosos... 
Ambos cachorros tenían una pequeña targeta con la que sabía era la otra de Damien...
Tome las dos sin poder dejar de sonreír y acariciarlos. Aún con mis ojos cargados de lágrimas leí en silencio.

" Espero de todo corazón que hayan puesto una hermosa sonrisa en tu delicado y dulce rostro. La de la mancha en su ojo se llama evidentemente corazón....
Y el cachorro es Cosmo...."

Pase a la otra targeta y continúe leyendo...

" No te preocupes hermosa, se que no puedes tenerlos en la clínica, un caballero les está esperando para llevarlos a nuestro hogar y cuando estés de regreso los tres estaremoscesperando por nuestro arcoíris... tuyo, Dam..."

No podía creerlo, eran en extremo hermosos. No sé cuánto tiempo estuve ahí en medio de ese Hall acariciando a los cachorros, solo se que no deje de hacerlo hasta que otro hombre que no conocía de nada se me acerco. Rápidamente me dijo que era el encargado de llevarlos a casa.
No podía dejar de desear que llegara la hora de irme para poder agradecer a mi esposo el detalle.
Damien estab conquistando mi corazón y eso aunque me asustaba terriblemente también me encantan.

- ( Martín) Conque a la señorita le gustaban los chuchos. De haberlo sabido sacaba uno de la perrera. Seguro que ya estarías lamiendo mi polla.

Solo de escucharle se me revolvía el estómago, de imaginar algo como lo que decía no podía dejar de sentir las ganas de devolver todo lo que había almorzado.
Me gire sobre mis pies y sin darle una mirada me dispuse a alejarme tanto como pudiera, pero no por no querer escucharle dejaría que siguiera con su estupido acoso contra mi.

- Para tu información, soy una mujer casada. Lo de señorita sobra. Y y a te gustaría a ti que hiciera eso, pero ni que mi vida dependiera de eso tu me tendrías.

Los ojos furiosos de Martín me vieron primero sorprendidos y cuando estaba por tomarme por el brazo una voz fuerte y potente se escuchó a mis espaldas .

- Doc.

Gire sobre mi misma para poder ver a los ojos a quien llegaba justo a tiempo para evitar que el estupido de Martín llegara a tocarme. Peter...
Sus ojos rápidamente pasaron de mi a el inepto y luego volvieron a posarse en mi. Podía notar lactension en el ambiente, y por la expresión molesta de Peter sabia que intuía lo que pasaba.

- Señor Alvarado. Que bueno verle...

Me acerqué más a él. Podía ver los puños apretados de Martín, intentando inútilmente ocultar su molestia.
Y los de Peter no estaban mejor.
Pero se notaba que se contenía.

- ( Peter ) Quería hablar con usted si tiene un minuto para un café.

Hablo. Asenti para el, porque además de ser mi paciente, era el compañero y amigo de mi esposo...

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora