capítulo 3

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                          Damien
 
- Se encuentra bien?

Esa voz casi que me provocó un intenso sobresalto de lo suave y preocupada que se escuchaba.
Joder!! Que diantres!!?
Tarde en poder reaccionar, pero la mirada preocupada y angustiada de la chica parada frente a mi me tenía por completo atrapado.

- Yo... Que..?
- Escuché los gritos desde la habitación contigua. se encuentra bien? Puedo ayudarle en algo? Esta herido??

Joder!!!

- Siento haberla molestado.

Solté el picaporte y giré sobre mis pies para caminar hasta el pequeño mini bar y tomar una botella pequeña de agua para refrescar mi reseca garganta.
Continúe bebiendo el revitalizante liquido hasta que termine la botella y me senté con brusquedad en el borde de la enorme cama.
Podía sentir su presencia, podía saber sin necesidad de mirarle que había cruzado la puerta y la había cerrado nuevamente. Sus pasos eran lentos pausados, incluso temerosos hasta que se detuvo a mi lado, acercó esas pequeñas manos a mi brazo y sentí el calor de sus fríos dedos sobre mi piel. Contradictorio, no? Pues así sentí su tacto. Sus dedos finos y delicados estaban fríos pero su tacto me transmitía un extraño calor, sin mencionar que también me recorría una sensación de hormigueo constante.
Delicadamente movió sus manos hasta alcanzar mi muñeca izquierda y buscó con una habilidad precisa mi pulso.

- Estoy bien.

Solté de manera brusca y pude escuchar lo ronca que se oía mi voz...
Ella no pareció inmutarse, por el contrario cargo de aire sus pulmones y relentizo su propia respiración sin dejar de prestar atención a lo que hacía.
Dos minutos después camino hasta mi mesita de noche, tomo el teléfono, espero algunos segundos y luego hablo en tono sereno y tranquilo.

- Buenas noches, necesito que suban unos huevos revueltos con tocineta, café negro y jugo de naranja recién exprimido a la habitación 503 por favor...

Luego colgó y camino a paso seguro hasta mi baño, hizo alguna cosa y volvió a caminar hasta pararse frente a mi. No le miré nuevamente a los ojos. Me sentía por demás exhausto.

- Lo mejor es que tome un baño caliente. Eso le ayudará a que el mal sabor de boca se le quite. Y cuando este más tranquilo desayunar le hará sentir mejor...
- No creo que...
- Las pesadillas como esa que usted tuvo, suelen bajar la tensión de forma muy brusca. Por eso el que despierte empapado en sudor y con tanta sed.

Explicó como si realmente supiera lo que había ocurrido. Apreté con fuerza los dientes y asentí. No podía contradecirle, necesitaba bajar el mal estar que me ocasionó esa jodida pesadilla. Me levanté una vez más de la cama y caminé en silencio hasta la ducha.
El agua caliente fue lo que necesitaba para aclarar la mente y despejarla de todo mal pensamiento. Ahora, ya más relajado y en calma podía salir y agradecer a la chica esa por la ayuda y preocupación, solo esperaba que no quisiera indagar sobre la jodida pesadilla , porque no tenía la menor gana de explicar lo que había dentro de mi y mucho menos a una completa extraña.
Mi sorpresa fue que al salir de la ducha la chica ya no estaba en mi habitación, la puerta estaba cerrada y justo a un lado de la cama la bandeja con lo que había pedido ella para que comiera. No supe que hacer en el momento, no estaba seguro de cómo sentirme al encontrarme solo. Dudaba si salir a buscarla para agradecerle, si averiguar si se encontraba bien o si molestarme porque se hubiera marchado.
Lo único que tenía claro era que no me gustaba en lo absoluto que se hubiera ido sin decir ni una palabra.
Apreté los dientes para contener el maldito impulso que me había invadido de salir a buscarla, no tenía nada que ir a hacer en su busca.
Di vueltas de un lado a otro como si fuera un León enjaulado, me senté bruscamente en la cama y tomé la bandeja con la dichosa comida rumiando los impulsos que trataban de dominarme.
Ingeri todo en completo silencio, intentando volver a enfocarme en el presente y no en el maldito pasado. Cuando el sonido de mi móvil se dejó escuchar por toda la habitación, miré la hora nuevamente y por inercia sonreí, era el único que solía llamarme a estas horas. Tome el móvil y aún con la sonrisa en mi cara tome su llamada...

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora