capitulo 18

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                           Damien

Milo se despidió de nosotros y Nat quedó en completo silencio. Si... la entendía, claro que si.
Mo es lo mismo que algo valla sucediendo en forma natural a estar esperando que ocurra.

- Parecen una gran familia...

Solto suspirando cuando se atrevió a verme a los ojo.
Me volví a recostar en la cama frente a ella y la observé mientras tenía mi codo apoyado en el colchón.
Era muy fácil para mí saber que estaba muy nerviosa, yo podía aparentar tranquilidad, pero ella...
Ella era inocencia pura no tenía ningún tipo de experiencia en  esto por lo mismo no sabía actuar y fingir.

- Ven aquí...

Le pedí tendiendo mi mano para que la tomara. Nat dudo algún par de segundos viendo aleatoriamente mi mano y mis ojos. Mordisque ese tentador labio suyo al tiempo que se ponía de rodillas y se acercaba tomando mi mano.
En cuanto la tuve bien cerca de mi la observé perdido en casa una de sus facciones, Nat bajo la mirada y yo no pude más que llevar mis dedos hasta su rostro para apartar de él esos largos cabellos que se cruzaban en sus ojos impidiendo me disfrutar de su brillo...
Mis dedos la  acariciaron lentamente hasta llegar a su mentón y la guie a verme directamente a los ojos.

- Eres hermosa Nat...

Susurre obligándole con mi mano en su nuca a acercarse a mi y mi boca por fin pudo besarle como quería.
Era un beso suave, lento. Un deleite que fue poco a poco relajándole para mi.
Cuando sentí como su cuerpo poco a poco se rendía lo profundice. 
Poco a poco mi cuerpo fue moviéndose y tumbando la con lentitud en la enorme cama, mis manos no podían separarse de esa tibia y suave piel, mi boca empezó a saborear la suya sin darle ningún tipo de tregua y cuando escuche ese gemido...

- Me encantas Nat...

Gruñi sobre su boca antes de volver a saborear esos dulces labios...
Baje por su mandíbula, su cuello me dio el acceso mientras sus delicadas manos se perdían en mi pelo haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera y se encendiera de una forma mucho más intensa que nunca antes había sentido en mi vida.
Sus labios respondían a mi demanda, su cuerpo temblaba ansioso bajo mi tacto y mis caricias. Era tan perfecta, tan natural que me embrutecia... 
La senti suspirar agitada cuando mis manos y mi boca alcanzaron sus senos   sobre la tela sedosa de ese pequeño camisón.  Mis dientes no se contuvieron de mordisquear delicadamente la piel de su hombro mientras empezaba a apartar la tela que me impedía acceder a ese espacio de su cuerpo.

- Dam...

Gimio con la voz  algo alterada.
Sabia bien que el deseo que le estaba provocando era la causa y me sentí poderoso solo de sentir como la hacía temblar bajo mi tacto...
Lami su piel,  mi lengua se volvió avariciosa en cuanto probé ese sabor de su piel y no pude ya contenerme.  Era muy adictivo, dulce... intenso.  Mis manos se perdieron en  sus muslos y fui disfrutando de todas y cada una de las reacciones de su cuerpo.  Baje ansioso besando cada parte de ese cuerpo que iba descubriendo, acariciandole, sintiendo en mi tacto como la temperatura de su piel subía varios grados, notando la ansiedad que ella misma sentía. Volvi rápidamente a sus labios y la bese lleno de dulzura, nunca me había sentido así con ninguna otra mujer. Pero es que Nathacha era completamente distinta a todo lo que conocía.

- Me vuelves loco Nat...

Gruñi besandola nuevamente.
Esos ojos verdes y titilantes se veían  tan cargados de ansiedad y nerviosismo.  Podía sentir ese leve temblor en todo su cuerpo. Mi mano fue hasta alcanzar en su rostro unos cuantos mechones que cruzaban impidiendo que viera sus brillantes ojos. Era tan auténtica, tan hermosa...

- Podemos detenernos....

Susurre sin dejar de verla a los ojos, podía notar su temor, esa ansiedad que la tenía atrapada. Sus labios se humedecieran con el suave rose de su lengua y mis ojos calleron solo un segundo en esos tentadores e hinchados labios...
DIOS COMO ME EXITABA SOLO VERLA... 
Me tuve que obligar a volver mi atención a esos preciosos ojos.

- No... no quiero... dete....

No la deje continuar. Sabia bien lo que quería decir. Mi cuerpo se acopló sobre el suyo y mis manos la exploraron con mayor intensidad, disfrutando de su calor, de su embriagante perfume....
Volvi a recorrer su cuerpo con mis labios descendiendo lentamente y adorando cada recoveco.
Le quité con movimientos pausados ese dichoso y sexy camisón para poder contemplarla así...
Completamente desnuda bajo la tenue  luz que iluminaba la alcoba...
Mi corazón palpitaba tan rápido que crei que moriría... 
Lentamente me acomode mejor entre sus cálidas piernas , mis brazos se anclaron sobre el mullido colchón y eleve mi torso para que mis ojos no perdieran ni un solo gesto de ell, quería grabar en mi memoria cada expresión,  cada facción de su delicado rostro lleno de deseo y plaser....
Su respiración agitada, sus delicadas manos acariciando mi torso.  Incendiandome hasta lo más profundo.
Sabia que estaba más que lista, mis dedos y mi boca se habían encargado de prepararla hasta el punto de mo poder dejar de soltar esos suaves y excitantes gemidos...
Mi dura erección rozando suavemente esos pliegues de su intimidad, tentandome... invitandome a tomarla, su humedad tibia, su calor... esa perfecta suavidad en su piel perfectamente depilada...
Sabia que me estaba volviendo loco, pero lo tenía ninguna prisa, quería disfrutar de cada jodido minuto... 
Nuestros cuerpos parecían complementarse a la perfección, el suave Rose de nuestras pieles calientes eran suficiente tentación...
En cuanto senti que ya ni ella ni yo podamos contenerlos decidí llegar hasta el final...
La besé lentamente y profundo mientras mi cuerpo se balanceaba despacio y mi palpitante erección fue abriéndose camino en su intimidad. Tan cálida... tan estrecha que tuve que apretar los dientes para contenerme y no hacer ningún movimiento brusco que pudiera lastimar a mi esposa.
Sentí  perfectamente en cuanto llegué  a esa barrera que indicaba que yo era el único hombre a quien ella había permitido poseerla...
Mis ojos se anclaron a los suyos y cuando noté que se tensaba levemente no dudé, actué por instinto besandola cargado de pasión, mis caderas empujaron con rapidez y atravesé su himen poseyendola por completo.
Mi boca atrapó ese grito que intentó escapar de la suya, sus uñas se enterraron en mi piel con fuerza  su cuerpo caliente tenso. 
Me quedé completamente quieto, sin mover un solo músculo, dejando que solo mi boca devorara la suya mientras le daba el tiempo que necesitaba para relajarse.
Era tan estrecha que me costaba un triunfo contenerme, pero sabía que tenía que esperarla...

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora