capitulo 22

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                           Damien

No tardamos en dejar todo nuevamente organizado en la cocina, en menos de media hora entre Nat y yo teníamos todo limpio y nos concentramos en ver que podíamos preparar de desayuno.

- Que se te antoja pequeña?

Pregunte sin dejar de observarla mientras terminaba de pasar un paño limpio sobre el mesón para sacar los restos de agua.
Nat se encogió de hombros quitando importancia a mi pregunta y eso me lleno de curiosidad.

- Lo que tu desees estará bien.

Esa no era la respuesta que esperaba.
No deje de observarla, había algo que no quería que descubriera, podía notarlo.

- Que sueles desayunar?

Reformular la pregunta la instaba a decirme lo que fuera.

- No importa Dam puedo desayunar lo mismo que tu..

Me acerqué  ella y mis manos fueron de inmediato a las tentadoras caderas de mi mujer, la giré despacio y volví a insistir.

- Dime eso que no quieres decir Nat...
Esto no funciona si nos guardamos secretos o nos mentimos.

Intente hacerle ver. Ella dejo el paño y me vio directo a los ojos apenas si dos segundos antes de decidirse a decirme  ese secreto que intentaba ocultar.

- No sé cocinar ni un huevo Dam... menos aun hacer un desayuno o comida. Generalmente como alguna fruta de camino al trabajo y paro a comprar café...

Pensé en su respuesta y no pude evitar llenarme de dudas que necesitaban respuesta.

- En la estancia de mis padres que desayunas? Porque estoy muy seguro que ni mi padre ni mi madre permitirían que tomaras ese pobre desayuno.

- No lo hacen, claro que no. Ellos siempre insisten en que un buen desayuno es lo mejor para comenzar el día.
- Y que sueles desayunar cuando estás en la estancia? O cuando viajas a Paris para ver a tu familia?

Insisti en saber.

- Verónica suele hacerme tostadas francesas, café con crema, jugo de naranja o mango y un plato de frutas...

Solto bajando la mirada.

- Y en casa de tus padres supongo que desayunas algo similar...

- Lo mismo, solo que papá suele poner a las tostadas jarabe de arsse porque sabe que me fascina.

Cargue de aire mis pulmones y besé con dulzura sus labios para que supiera que todo estaba bien, no necesitaba ocultarme las cosas...

- Entonces a preparar ese desayuno pequeña.

La inste sonriendole. Sus ojos brillaron de manera hermosa cuando los fijo en mi.

- Yo no sé ni hacer el café Dam...

Susurro algo apenada.

- Yo te ayudaré y verás que muy pronto dominaras la cocina sin problemas...

Asegure.

- Lo primero a poner en marcha es el café.

Explique guiandole hasta la cafetera. Por fortuna era igual a la que yo tenía en mi piso. Y eso me hizo pensar que teníamos que hablar de donde viviríamos en Londres.  

- Tenemos que colocar un poco de agua aquí...

Le mostré donde exactamente y continué con mi explicación mientras señalaba cada parte y ella me miraba con suma atención...

- El café va en este depocito, presionamos aquí... y listo. A esperar que la máquina haga su trabajo.
- No creo que fuera tan simple...

Hablo en tono bajo muy atenta al proceso que le acababa de mostrar. Y yo no podía más que observarla sumamente tentado. 

- Verás que a medida que practiques  podrás hacerlo tu misma...

Respondi sereno.
Me moví por la cocina tomando todo lo que necesitaría para enseñarle a hacer un perfecto desayuno como ella necesita...

- Ahora vamos a por la siguiente parte de nuestro desayuno.

Indique atrayendole de la mano hasta la isla. 
Tome un recipiente adecuado y un batidor de mano mientras explicaba lo que haríamos.

- Vamos a hacer tus tostadas francesas pequeña. El primer paso es batir algunos huevos en este recipiente. Los golpeamos en el borde despacio para no hacer un estropicio.

Le mostré como hacerlo y la inste a participar en el proceso. 
Nat recogió con prisa su cabello en un moño descuidado y siguió cada una de mis indicaciones al principio con algo de duda, pero a medida que el proceso fue avanzando Nat se fue soltando y relajando al punto de sonreír divertida mientras continuamos con nuestra labor culinaria.  
No pude resistir la tentación,  es que verle batir con suma atención el preparado era algo sumamente adorable.
Me moví con calma hasta pararme justo detrás de ella rodeando ese perfecto y delicado cuerpo, tome  sus manos para así juntos seguir batiendo la mezcla. 

- Piensa que es igual a una cirugía pequeña,  tienes que tener la confianza y la seguridad que tienes cuando sostienes un bisturí sobre un pecho abierto en tu quirófano. 

Su hombro izquierdo estaba muy cerca de mis labios y no contuve la tentación...
Mordi suavemente su expuesta piel haciéndola temblar entre mis brazos.

- Dam...

Gimio levemente alterada.

- No pierdas la concentración pequeña...

Advertí pasando mi lengua por la piel desnuda de su cuello, mis manos abandonaron las suyas para irse colando bajo mi camisa que ella eligió para cubrir ese tentador cuerpo que me incendiaba por dentro. Cuando noté lo que no traía puesto supe que el desayuno tardaría un buen rato en estar listo.

- No traes bragas...

Gruñi dejando que mis dedos le acariciaran lentamente entre su intimidad.
Trago saliva con la respiración acelerada y negó para mi...  mis dedos se adentraron levemente sin dejar de acariciarla mientras mi boca se hacía agua ante la idea que estaba cruzando mi cabeza.

- Apuesto a que sabes deliciosamente dulce aquí Nathacha...

Dije mientras mis dedos se humedecian perdiéndose en ese suave y cálido interior. Estaba perdido, lo supe en el segundo en que la vi...
Nat recargo su cabeza en mi pecho respirando entrecortadamente , mordiendo ese sexy labio inferior suyo para contener de alguna manera los gemidos que escapaban de su garganta.

- Me dejarás probarte Pequeña?

Mi voz imposiblemente ronca, mi lengua rosando suavemente la piel desnuda de su cuello y mis manos haciendo estragos por todas esas partes sensibles que sabía la encendían...
Sus senos pagaron levemente la tardanza en su respuesta y  los dedos que la mantenían temblando con sus atenciones se movían lento y suave dándole esas caricias que no hacían más que  exitarla más todavía.

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora