prólogo

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- ( Miguel ) No creo que conducir tanto sea adecuado hija...

No pude evitar volcar los ojos, menos mal que lo hice mentalmente.
Sabia que no estaba de acuerdo con que condujera atravesando el país. Pero hacia un par de años que tomaba mis propias decisiones y mi padre sabía muy bien que yo no cederia, aunque eso no evitaba que intentara convencerme de cambiar de parecer.
Deje a Felipe sobre la alfombra para que gateara hasta mi madre antes de ponerme en pie y tomar mi bolso para volver a partir.

- Papá  ya lo hablamos...

Le recordé  sonriendole. Me acerqué hasta el para un último abrazo y escuché su protesta mientras sus fuertes brazos me envolvían protectores. Amaba a mis padres, amaba a mis hermanos y mis sobrinos y cuñados. Pero tenía que hacer las cosas a mi manera.

- ( Miguel ) Al menos deja que algún guarda espalda te acompañe en el trayecto.
- No es la primera vez que hago el trayecto papá  y sabes bien que prefiero hacerlo sola. 

Luego de diez minutos más de insistencias  por parte de mis padres junto a  toda la familia y negativas rotundas por mi parte finalmente emprendí la marcha.

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora