capítulo 9

600 41 3
                                    

                            Damien

Una vez hice el pedido para la cena, me puse a pensar que Nathacha  necesitaría ponerce algo de ropa, sus productos de higiene...
De seguro que agradecería usar sus propios productos.
Llame a la recepción decidido a no volver a dejar sola a Nathacha por el resto del viaje. Unicamente la había dejado sola para esa reunión con sus compañeros de curso y cuatro horas y media después la tenía en mi baño, repleta de pies a cabeza de pinturas de diferentes colores, humillada ante esos ineptos y sintiéndose miserable porque un cretino no puede aceptar un jodido No.
Ya me las apañaria para dormir, porque no pensaba dejar a Nathacha sola en esa habitación. La haría quedarse en la mía y así yo dormiría mucho más tranquilo.

- Recepción, que podemos hacer por usted señor Olivera?
- Necesito que me suban a la habitación una pizza extra grande con  ananá y aceitunas,  unas cervezas bien frías y que trasladen las pertenencias de la señorita Domínguez a mi habitación. Cierren la cuenta de ella y la carga en la mía.
- Por supuesto señor.

Colgué la llamada y  me fui quitando la camisa que se había también arruinado por la dichosa pintura cuando tomé en mis brazos a Nathacha...
Nathacha... No sabia bien que era lo que me estaba pasando pero era la primera vez en mi vida que golpeaba a alguien por una mujer y eso me había sorprendido incluso a mi mismo. Arrepentimiento? De ninguna jodida manera, ese cretino merecía esos golpes y más. Pero tenía que admitir que una neblina de furia me había atrapado y no tomé conciencia real de lo que había echo hasta que estuve de regreso en la camioneta.

- Damien...

La voz algo temblorosa de Nathatra me hizo girar sobre sus pies para encontrar sus ojos verdes viéndome con algo de temor y duda.

- Dime Nat...

No pude evitar que mis ojos la recorriera de pies a cabeza, estaba envuelta en una enorme toalla blanca y evidentemente no había entrado a la ducha aún.

- Yo...  nece... necesito algo de... de ayuda...

Aclare mi garganta que en un segundo se sintió seca y asenti para ella entrando al baño.

- Que necesitas?

Pregunte volviendo a verla a los ojos, porque si dejaba que mi mirada la recorriera una vez más, sabía que me encontraría con lo mismo. El cuerpo semi desnudo de Nathacha cubierto por la enorme toalla.
Porque sabia que estaba semi desnuda? Porque podía notar los manchados breteles de su brasier marcándose en sus pincelados hombros desnudos...

- No podré quitar de mi espalda toda la dichosa pintura esta... yo... yo no  alcanzo y...
- Necesitas que sea yo que lo haga para quedar limpia...

Termine por ella. JODER!!  Mis dientes  se apretaron por instinto, sabía que ella necesitaba mi ayuda, pero entiendanme. Soy un Hombre de 28 años, con un sano apetito sexual y tenia que admitir que Nathacha era una chica muy hermosa.  Quien podría no sentirse atraído por ella? El problema verdadero radicaba en que para ayudarle como ella necesitaba tendría que quitarse esa toalla para dejarme acceder a la zona que tenía que limpiar. Lo que implicaba verla prácticamente  desnuda.
Sus ojos me miraban apenados, sabía que era una situación incómoda, pero tendría que hacerlo.
Mire a mi alrededor y no había otra manera de hacerlo.
La habitación no contaba con bañera y aunque ella no lo admitiera lavar ese largo cabello suyo también le daría un gran trabajo sin ayuda.

- Creo que la mejor manera para hacerlo es que los dos nos metamos en la ducha Nathacha.

Sus ojos se abrieron como platos al escuchar la sugerencia y antes de que pudiera pensar algo erróneo me adelanté a explicar.

- Sin quitarnos la ropa interior, claro. Pero ese pelo tuyo y toda tu necesitaran ayuda. Y de paso, podré quitarme yo también las dichosas manchas de pintura por tomarte en brazos....

Solto el aire pesadamente y asintio en acuerdo. Pero claramente incomoda por lo que había que hacer.

- Siento darte tanto trabajo, ya bastante tenías con hacer de mi chófer y ahora....
- Deja de pensarlo tanto. Lo único que me puede preocupar es que tu padre se entere de que nos duchamos juntos...

Bromee sabiendo que ella nunca le contaría algo similar a Don Miguel.

- No quiero pensar en lo que diría si lo sabe.
- Entonces tendremos que guardar este secreto entre tú y yo.

Cuando la vi sonreír supe que estaba lista para seguir adelante con el plan.

A fuego lentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora