Capítulo 12

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La tomé de la mano y la aleje un poco de los demás. 

—¿Te gustaría ir a mi casa?, mis papás saldrán pero si nos vamos ahorita los podemos encontrar ahí y los puedes conocer. 

—Claro que sí, me encanta esa idea—exclamó emocionada—pero ¿no crees que se enojen los chicos?, has pasado más tiempo conmigo que con ellos. 

—No te preocupes, no creo que se enojen—me encogí de hombros, ocultando la conversación que había tenido con Leo—vamos a decirles.

Fuimos de regreso con ellos. 

—Bien, ¿entonces les parece ir a comer al pequeño restaurante que está en la esquina?—preguntó Kristen a lo que todos excepto yo y la ojiverde asintieron. 

—Oigan nosotras iremos a mi casa—informe un poco apenada. 

—¿Qué? ¿Por qué? No se quisieron meter a la laguna con nosotros, y ahora nos desprecian la invitación al restaurante ¿ya las aburrimos?—cuestionó Kristen ofendida. 

—Claro que no—contestó la ojiverde—sólo que ella me quiere presentar a sus papás. 

—Ohhh vaya, van en serio—comentó Neidan en tono de broma. La castaña y yo solo reímos nerviosas. 

—Vayan tranquilas chicas, otro día podremos salir—acepto Zac de manera tranquila. 

—¿Quieren que las lleve?—preguntó Leo. 

—No hace falta, podemos pedir un taxi, no te preocupes Leo, pero gracias—indiqué sonriéndole. 

—Vayan con cuidado—dijo Flor. 

—Claro igual ustedes—nos acercamos para despedirnos con un abrazo de todos. Al terminar ellos se fueron al restaurante y la castaña y yo nos quedamos ahí para ver si pasaba un taxi. 

—Kristen se ofendió un poco—comentó la chica. 

—Siempre ha sido así, no te preocupes bonita—dije tomando su mano. 

Después de un rato tomamos un taxi y ella se recargo como siempre en mi hombro, íbamos discutiendo sobre quién pagaría pero al final la convencí de que yo debía pagar porque yo la invite. Le di el dinero al taxista y baje, la castaña me espero recargada en el árbol que había a la entrada de mi casa.

—Mis papás siguen aquí, su carro está ahí—informe abriendo la puerta—pasa. 

—Gracias—me dedicó una sonrisa nerviosa. 

—Hola mamá—me acerqué a ella para darle un abrazo. 

—Hola hija—respondió dándome un beso en la mejilla—¿quién es ella?

—Es la amiga de la que estábamos hablando el otro día.

—Ah ya, ¿es ella con la que tienes el juego raro?—preguntó sonriendo, asentí. 

—Mucho gusto—mi mamá se acercó a ella para darle la mano con una sonrisa. 

—Mucho gusto señora—sonrió dándole la mano. 

—Que bonitos ojos—dijo mi mamá. 

—Muchas gracias—sonrió con un poco de nerviosismo. 

—¿Dónde está mi papá?—pregunté. 

—En la cocina, estaba arreglando unas cosas del trabajo, para irnos.

—Ven te presentaré a mi papá. 

—Hola papá. 

—Hola hija—se levantó de la silla para abrazarme. 

—Te presento a una amiga.

—Mucho gusto—mi papá le extendió la mano con una sonrisa. 

—Mucho gusto señor—saludo la castaña tomando su mano. 

—Ya nos tenemos que ir, te quedas en tu casa—le dijo a la ojiverde—cuídense.

Se escuchó que salieron y comencé a reír por los nervios que se notaba en la chica. 

—No es gracioso, estoy temblando—me enseñó su mano temblorosa, y yo no paraba de reír.

—Ven te enseñaré la casa para que te relajes—tome su mano y le di un recorrido, le explique las fotos que estaban en la pared y todo lo que ella había hecho cuando yo fui a su casa.

—Me encanta tu casa. 

—Gracias bonita—dije abriendo la puerta de mi habitación—esta es mi habitación. 

 Estuvimos un rato ahí platicando de muchas cosas, hasta que me dio hambre. 

—¿Tienes hambre?

—No mucha, pero si podría comer. 

—¿A qué hora te dijeron tus papás que llegaras? 

—A las siete. 

—Son las cinco, ¿quieres que pidamos algo para comer? 

—No, mejor hagamos algo nosotras.

—Me parece bien, ¿qué te gustaría hacer?—pregunté mientras me levantaba de la cama. 

—No lo sé… quesadillas, ¿te parece?—cuestionó parándose también ella. 

—Me encantan las quesadillas, vamos hacerlas, está todo en la cocina—bajamos las escaleras para ir a la cocina. 

Ya teníamos hechas todas las quesadillas solo faltaba ponerlas en el sartén para que el queso se derritiera. Estaba cuidando que no se quemaran aunque el fuego estuviera muy bajo, cuando la ojiverde me volteo agarrándome por el mentón, haciendo que la mirara. Mientras ella estaba sentada arriba de la barra que no era muy alta. 

—Me encantas—soltó de repente. 

—También me encantas—dije acercándome a ella que se bajó de la barra sabiendo lo que pretendía. 

Puse mis brazos en la barra al lado de su cuerpo y ella puso sus manos en mis mejillas me acerque de manera lenta a sus labios, nos estábamos besando cuando sentí que mordió mi labio, adentre mi lengua en su boca recibiendo un pequeño gemido de su parte. Sentí que mi cuerpo temblaba, era la primera vez que la besaba de esa manera, y si seguíamos así no sabía si podría controlarme. 

—Debo apagar esto—anuncie cortando el beso y separándome de ella para apagar la estufa, mi respiración era agitada y sentí mis labios hinchados, ella también respiraba de manera agitada, tenía sus labios hinchados y sus pupilas dilatadas. Terminé de apagar la estufa. 

—Vamos a mi habitación. 

No planeaba dejar lo que habíamos comenzado de esa manera.

꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒦꒷꒦꒷꒦
Espero les guste la nueva portada de la historia, a mí me encanto. :)

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