Capítulo 29

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Llegó la hora de ir al bar, todos nos subimos a la camioneta de Zac, la castaña y yo volvimos a subirnos en la parte de atrás, pero esta vez también lo hizo Leo y Laura. El ambiente era muy tenso, la castaña recargo su cabeza en mi hombro y yo la abrace haciendo que se acercara más a mí, Laura nos veía de manera atenta y Leo intentaba entablar una conversación con ella pero no le interesaba, por lo que me habló a mí. 

—¿Te gustaría salir conmigo un día?—la castaña la miró de una manera que hasta a mi me provocó miedo, por lo que se apresuró a decir—como amigas obvio. 

—No lo creo, no salgo sin ella—dije mirando a la castaña y ella me dio un corto beso para volver a recargarse en mi hombro. 

Laura no volvió a hablar en el camino y eso fue lo mejor. 

Llegamos al bar y estaba tranquilo me sorprendió eso, la mayoría pidieron bebidas con alcohol, a mi no me gustaba tomar solo pedí una bebida con nombre raro que no tenía alcohol y la castaña pidió lo mismo, ella y yo la estábamos pasando bien sin beber, platicamos, nos abrazamos y nos besamos. Hasta que sonó una canción que ella dijo que era de sus favoritas jalandome para bailar me queje varias veces pero no me hizo caso, llegamos a la pequeña pista de baile y puso sus manos alrededor de mi cuello y yo en su cintura, estuvimos así los tres minutos que dura la canción, en una parte de la canción se acercó a mí oído para susurrarme una parte de la canción, mi piel se erizo y la abrace con más fuerza. 

—Te amo—dije en un susurro, haciendo que se abrazara más a mí. 

Íbamos regresando a la mesa donde se encontraban nuestros amigos, cuando vimos a Zac golpeando a otro chico, él ya había tomado demasiado. 

Leo y Daniel los estaban separando, ellos eran los que menos habían tomado, me acerque para ayudar a sostener a Zac, lo tomé del brazo haciendo que me mirará. 

—Hey, ya calmate, vamos a fuera—dejó que lo sacara de ahí, cuando salimos vi que su labio sangraba, la castaña me pasó un poco de papel para que lo limpiará—diablos Zac, tu labio está sangrando demasiado. 

—Lo sé, puedo sentir la sangre—su voz se escuchaba confundida. 

Después de un rato todos los demás chicos salieron para irnos de ahí, Zac se fue atrás con nosotros Leo manejo, la pelea se dio porque el otro chico le tiró su bebida a Zac y él se enojó y lo golpeó, vaya el perfecto broche de oro para esta noche. 

Por fin llegamos a las cabañas todos estábamos cansados, unos estaban ebrios, nos fuimos a dormir esta vez Laura se quedó en la cabaña de Neidan. 

—Ya recuerdo porque no me gustan esos lugares—dijo la castaña acostándose. 

—A mi tampoco me gustan, pero eso es lo que toco—ella ya no contestó ya estaba dormida, me acerque poniendo mis brazos alrededor de su cintura y me quedé dormida. 

Ya era viernes, hoy nos iríamos a nuestras casas, decidí despertar a la castaña a las ocho para dar una última vuelta al bosque. 

—Hola hermosa—dije susurrando en su oído y besando de manera suave su cuello subiendo por su mandíbula. 

—Un rato más, por favor—dijo quejándose mientras se volteaba para mirarme, apoyé mi codo sobre su almohada. 

—Tenemos que empacar nuestras cosas. 

—Sí, pero lo hacemos al rato—dijo con los ojos cerrados, le di un beso y cuando me iba a separar de ella me tomó de la camisa haciendo que no me pudiera mover, por inercia me inclinaba más hacia ella haciendo que la mitad de mi cuerpo quedará arriba de ella, alcé poco a poco su blusa dejando una parte de la piel de su abdomen descubierta, comencé a acariciar su piel y ella empezó a respirar de manera agitada, iba a quitar su blusa hasta que volví a la realidad, me separe de ella viéndola a los ojos, sus hermosos ojos reflejaban el deseo sus pupilas estaban realmente dilatadas. 

—Hey no...—dijo en un susurro poniendo su mano en mi mejilla, supe a lo que se refería. 

—Tenemos que arreglar nuestras cosas, a las nueve nos vamos—dije sin alejarme mucho. 

—Pero podemos tomar unos minutos—se acercó a mí, negué varias veces haciendo que se diera por vencida—está bien, arreglemos nuestras cosas. 

Antes de que se volteara la tomé por el cuello para darle un beso. 

—Tendremos tiempo, no te preocupes—me separe de ella. 

Comenzamos a empacar todo entre risas, besos, caricias y abrazos, pagaría lo que fuera por estar siempre así con la castaña, me estaba volviendo loca y ella era la razón de eso. 

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora