Capítulo 6

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No tenía idea hacia dónde nos estaban llevando los chicos. Todos íbamos en la gran camioneta de Zac, yo iba al lado de la castaña, el camino estaba lleno de baches por lo que nos hacía golpear nuestros hombros de vez en cuando, tenerla tan cerca me provocaba escalofríos, me sacó de mis pensamientos cuando hablo. 

—¿A dónde vamos?—preguntó en un susurro acercándose hacia mí oreja. 

—No tengo idea.

—Bueno no importa, mientras vaya contigo el lugar es lo de menos. 

Mi piel se erizó por completo, voltee a verla y nuestros rostros quedaban muy juntos, en ese momento me iba a arriesgar, la quería besar, pero maldito el momento en que a Zac se le ocurrió hablar. 

—Bueno chicos y chicas hemos llegado—informó apagando su camioneta. A lo que rápidamente la castaña volteo su cabeza para mirar hacia al frente. No es el momento todavía. 

Todos comenzaron a bajar y vaya que el lugar a donde habíamos llegado era hermoso, era una laguna con agua casi cristalina y a su alrededor había una infinidad de árboles, era perfecto. 

—Espero que les guste este lugar, fue mi idea venir para acá—dijo Leo sonriendo al ver la cara de sorpresa de todos. 

—Es perfecto—aseguró Flor con una sonrisa en su rostro a lo que todos asentimos. 

Cada quien se separó para explorar el lugar por su cuenta, claro Neidan y Daniel fueron juntos, esos dos transpiraban amor por los poros no había duda. La ojiverde y yo también nos fuimos juntas, no conocíamos ese lugar por lo que no quisimos alejarnos mucho. 

—Es hermoso este lugar, nunca había venido para acá—dijo la chica mientras caminábamos. 

—Lo sé, yo tampoco había venido para acá, aunque Leo si me había hablado de este lugar. 

—Tú y él son muy cercanos ¿verdad?—preguntó dirigiendo la mirada hacia mí con una ceja alzada. 

—Sí, nuestros papás son amigos, es inevitable no llevarnos bien—confesé  sonriendo y ella solo asintió. 

Íbamos distraídas viendo todo lo que había a nuestro alrededor, cuando me di cuenta que en el lado donde iba caminando la castaña había un gran agujero. 

—Cuidado—dije jalando de su brazo con un poco de fuerza para desviarla de ahí. 

Tal vez pisó algo o yo pise algo que hizo que cayéramos, caí yo primero y ella cayó encima de mí debido a que no solté mi agarre.

Comenzamos a reír, hasta que nos percatamos de la manera tan comprometedora en la que estábamos y guardamos silencio, el verde y el café de nuestros ojos hizo contacto y el brillo tan especial en sus ojos se volvió hacer presente, sentí como se iba acercando a mí con una lentitud desesperante, mi cuerpo hizo que pusiera una mano sobre su cintura, y ella respondió a ese contacto poniendo su mano en mi mejilla acariciandome lentamente mientras con la otra se detenía en el césped. Estábamos apunto de rozar nariz con nariz cuando escuchamos pasos acercándose hacia nosotras, nos alejamos un poco para mirarnos nuevamente a los ojos y ambas sonreímos, ella se levantó de mí y yo me pare siguiéndola, en ese momento apareció Zac. Mis amigos eran las personas más inoportunas en este mundo, me quedaba claro. 

—Las estaba buscando, todos nos meteremos a la laguna, ¿quieren venir?. 

—Claro—dijo la castaña poniéndose al lado de Zac—¿vienes?—estiró su mano para que la tomará. 

—Obvio—tome su mano y sentí como me daba una leve caricia. 

Zac se quedó atrás viendo lo que estaba pasando, lo vi de reojo y tenía las cejas levantadas y una sonrisa de sorpresa, la cantidad de preguntas que me esperaban serían infinitas, que estrés. 

Soltó mi mano cuando llegamos con todos mis amigos que ya estaban metidos en la laguna, tendría que meterme con todo la ropa puesta, no planeaba quedarme en ropa interior enfrente de la chica, tenía muchas inseguridades sobre mi cuerpo aunque mis amigos me decían que tenía un cuerpo perfecto. Zac tomó impulso y se aventó hacia la laguna haciendo salpicar gotas de agua un poco frías para ser sincera. 

—¿De verdad quieres meterte? Es decir podemos ir a recorrer el lugar—no tenía otras intenciones con ella, no haría nada que la fuera a incomodar y no seguiría con lo que iba a pasar si ella no daba el primer paso. 

—Me parece mejor tu idea, no tengo ropa para cambiarme, así que yo te sigo—dijo con una gran sonrisa. 

—Perfecto, ¡hey¡ chicos iremos a dar una vuelta, en un momento regresamos. 

Todos mis amigos se quejaron pidiendo a gritos que nos metieramos pero eso no sucedería. 

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora