Ella

Capítulo 7

—Bueno lo mejor será no irnos muy lejos, nos podemos perder—dije cuando empezamos a alejarnos de la laguna. 

—Eso tiene sentido. 

Íbamos hablando de cualquier tema, como qué estudiamos, en qué país nos gustaría vivir, cuál es nuestro mayor sueño, etc. No quería llegar al tema del amor, no quería decir que nunca había tenido una pareja, me daba un poco de vergüenza admitirlo y más a ella, pero el tema salió y no me quedaba otra más que responder. 

—Bueno y dime, ¿cuántas parejas has tenido? 

—Mmmm nunca he salido con nadie—me encogí de hombros restándole importancia a lo que acababa de decir. Ella me miró con gran sorpresa y con la boca abierta. 

—¿Cómo? 

—¿Cómo qué? 

—¿Cómo es que una chica tan guapa como tú, ha estado soltera toda su vida?—terminó su pregunta y vaya que me dijera guapa hizo que mis mejillas ardieran y que me pusiera nerviosa. 

—Ammm no lo sé, simplemente no ha llegado alguien con quien valga la pena tener algo. Pero en fin, no hablemos de eso me da un poco de vergüenza, mejor dime ¿cuánto tiempo llevas con tu novio?—cambie el tema, pero vaya pregunta que hice, me arrepentí al segundo pero ya la había dicho, que estúpida soy. 

Al momento de hacer esa pregunta su rostro pasó de estar con una sonrisa a estar seria, con más razón me arrepentía de hacer esa estúpida pregunta. 

—No tengo idea, nos dejamos y volvemos, la pasamos peleando cada que nos vemos y simplemente se termino el amor, antes era muy detallista me llevaba rosas, chocolates y cualquier otro detalle que encontraba, me decía que me amaba todos los días, y Dios estaba tan enamorada de él en esos tiempos, pero ahora lo odio. 

—Eso es triste—que idiota sonó eso pero nunca había sido buena para las palabras motivacionales—es decir no soy muy buena dando ánimos lo siento. 

—No te preocupes, hace mucho no me pongo triste por algo que él haga, simplemente me da igual todo lo que tenga que ver con él. 

—¿No has pensado en dejarlo? 

—Claro, y muchas veces, pero no hablemos de él es darle mucha importancia—dijo sonriendo y dándome un golpecito con el hombro. 

—Como digas. 

—Ven—me tomó de la mano y nos sentamos debajo de un gran árbol—¿te gustan las fotos? 

—No soy muy fan de ellas—admití mientras ella sacaba su celular. 

—Bien, así que te tengo que convencer—se acomodo para que su cuerpo quedara frente a mí y puso sus manos en mis rodillas, juro que sentí como mi cuerpo  empezaba a temblar, se acercó hacía mi rostro y podía sentir su respiración, sus pupilas estaban dilatadas. 

La quería besar pero no sabía si ella buscaba eso, aunque era un poco obvio porque no dejaba de ver mis labios. Sentí escalofríos en todo mi cuerpo cuando puso su mano en mi mejilla y la acarició. No podía soportar más me incliné hacia ella, y como vi que no se movió ni un centímetro. 

La bese.

 Pero no un beso brusco y atrabancado, fue delicado, nuestros labios encajaban a la perfección, disfrutamos cada movimiento en ese beso que duró unos pocos segundos, pero fue cargado de pasión y de sentimientos, no era mi primer beso, pero si el primero que me hacía sentir tantas cosas.

Nos separamos del beso, pero no de nuestra cercanía ella seguía con su mano en mi mejilla y yo con mi mano en su cintura, no dijimos nada y es que no hacía falta con solo nuestras miradas se podría comprender lo que la otra sentía y si era cierto eso de que “las miradas no mienten”, ella estaba sintiendo algo por mí. 

Nos quedamos unos segundos más viéndonos a los ojos pero después, se paró para ponerse al lado mío, nadie decía nada, sentí como se sentó y como recargo su cabeza sobre mi hombro. 

—Me siento bien cuando estoy contigo—me dijo con la vista al frente mientras seguía recargada en mi hombro. 

—El sentimiento es mutuo. 

—Creo que encontré la motivación para dejar al chico que dice ser mi novio—dijo levantando su cabeza y mirándome fijamente. 

—Si eso es lo quieres, estaré ahí contigo, tenlo por seguro.

Se levantó a lo que yo hice lo mismo un poco confundida, solamente me miró y me abrazó, puso sus brazos alrededor de mi cuello y yo puse mis brazos alrededor de su cintura. Nos quedamos un buen rato abrazadas, hasta que le dije que era hora de volver, ella solo dijo que sí y me dio un beso en la mejilla.