Capítulo 16

2.5K 198 10
                                    

—Perdón si te hice creer que te alejaría para darle gusto a él, no era lo que quería hacer—asegure cuando estuvimos en su cuarto, ella se sentó en su cama y yo en un pequeño sillón que tenía enfrente de su cama.

—Te entiendo, te preocupaste por mí y no lo agradecí, yo soy la que te tiene que pedir disculpas, estaba enojada por lo que él hizo y me desquite contigo—confesó agachándose con sus mejillas rojas.

—No hace falta que me pidas disculpas, tal vez yo hubiera reaccionado de la misma manera que tú—me volvió a mirar a los ojos.

—¿Entonces, estamos bien?

—Claro, pero necesitamos hablar de que vamos hacer con el tipo ese.

—No vamos hacer nada. Él tiene que entender que ya no hay nada, y que entre tú y yo está pasando algo bonito.

—¿Crees que sea lo mejor? Porque si así lo crees, no haremos nada y estaremos juntas.

—Sí, no pienso dejar que arruine lo más bonito que tengo en estos momentos.

—Tampoco pienso dejar que lo arruine—dije acercándome a ella para besarla. Puse mi mano sobre su mejilla y uní nuestros labios, al principio fue un beso delicado pero después se convirtió en un beso necesitado, que paro cuando las dos nos separamos para respirar.

Nos necesitábamos, eso fue lo único que quedó claro en ese beso, no quería a nadie más, la castaña se había vuelto parte de mí y eso nadie lo cambiaría.

Me quedé un rato más en su casa, hablando sobre la música que nos gustaba, y cosas que salían a la conversación. Hasta que llegó la hora de irme.

—Ya me tengo que ir bonita—dije levantándome de su cama.

—Que lastima—dijo parándose y poniéndose enfrente de mí.

—Ya sé, por mi me quedaría todo el día contigo.

—Digo lo mismo—me acarició el brazo—te amo—dijo en un susurro.

Esas dos palabras hicieron que el mundo se me pusiera de cabeza, me gustaba que ya pasabamos del "te quiero" al "te amo" , una palabra que tenía mucho más significado.

—También te amo niña—la bese, y puso sus manos sobre mi cintura, después las llevó a mi abdomen para acariciarme ahí, lo que me hizo sentir escalofríos—no hagas eso, mira como me pones.

—Lo hago para que te pongas así—dijo riendo.

—Tú no te quedas atrás, tus manos están temblando—dije tomando su mano.

—No lo había notado, ya vete, no quiero tener la tentación enfrente de mí.

—¿La tentación?—cuestione riendo.

—Si no te vas juro que te vuelvo a besar y no me hago responsable de lo que pase después—informo poniendo sus brazos alrededor de mi cuello.

—Bien, entonces me voy—afirme dándole un beso corto.

Me acompañó hasta la puerta, y como siempre me recordó que tenía que mandarle un mensaje cuando llegara a mi casa.

El domingo no nos vimos, preferimos pasar ese día con nuestra familia.
Ya era lunes me arregle para ir a la universidad, abrí la puerta y me encontré a Leo.

—¿Qué haces aquí?—pregunté con una ceja levantada.

—¿Ya arreglaste los problemas con la ojiverde?—preguntó con una emoción extraña.

—Sí, obvio—asegure sonriendo de manera involuntaria.

—Pues no me la vas a creer—me dijo sonriendo.

—Ya Leo, dejate de misterio y dime lo que me tengas que decir.

—Expulsaron al ex novio de la ojiverde.

—¿Qué?—no me la podía creer, tal vez Leo estaba haciendo una de sus bromas estúpidas.

—Sí, te lo juro, el martes lo llamaron a dirección para expulsarlo, al parecer lo vieron discutiendo contigo y que él te provocó, no era la primera vez que provocaba problemas, se hartaron de él y lo expulsaron—dijo realmente emocionado a lo que yo sonreí.

—¿Cómo sabes eso?

—Tengo un amigo que iba en el mismo curso que él y me lo contó, ya no tendrán de qué preocuparse la castaña y tú.

—Vaya, eso explica porque no lo vimos en toda la semana, me alegraste el día con eso Leo, gracias, no puedo esperar para contarle a mi...—me callé de inmediato, él supo exactamente lo que iba a decir-para contarle a la castaña.

—¿Son novias?—preguntó alzando una y otra vez las cejas.

—No hay nada oficial Leo, sube ya, llegaremos tarde—dije abriendo la puerta de su auto.

En el camino seguía preguntado sobre qué pasaba entre la castaña y yo, creo que lo que le había dicho de no hacer preguntas se le olvido, no conteste ninguna, preferí cantar.

Llegamos al instituto y ahí estaban los chicos, esta vez con la castaña, no pude evitar sonreír al verla con ellos, todo se había arreglado y faltaba contarle lo mejor.

—Hola chicos—saludo Leo.

—Hola—dije sonriendo.

La castaña se lanzó a abrazarme, no podíamos ser nada disimuladas, cualquiera se daría cuenta que entre y yo había algo, pero no importa, los chicos nos vieron con una sonrisa sabiendo que todo estaba bien.

—Tengo que contarte algo—dije mientras entrábamos al instituto detrás de los chicos, agarradas de la mano.

—¿Es bueno o malo?

—Muy bueno, no te preocupes, pero te contaré en la hora de almorzar, si te lo digo ahorita vamos a llegar tarde a clases.

—Está bien—nos despedimos con un abrazo y fuimos a clases.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora