Capítulo 39

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—Veo que le caíste muy bien—afirmó la castaña mientras caminábamos hacia la salida. 

—La ayude a encontrar su clase, claro que le caigo bien—sonreí y me dio un golpecito. 

Estuvimos un rato en silencio hasta que volvió a hablar:

—Es muy linda ¿no?

—Sí y risueña, me gustan sus hoyuelos—contesté insegura, pero quería ver cómo reaccionaba la castaña. 

—A mí también—ya estábamos a unos pocos metros de la puerta cuando me empujó hacia los casilleros y se puso delante de mí, yo la mire confundida—no puede ser, mi papá vino por mi, ¿te iras caminando sola?, puedo decirle a mi papá que te llevemos a tu casa.

—No, no te preocupes, mi papá me presto el auto—dije sonriendo y ella se acercó para atrapar mis labios entre los suyos en un beso intenso, al terminar me dio un pico—adiós.

—Adiós—dije con una sonrisa y la vi alejarse. 

En lo que quedaba del día no sucedió nada importante. 

Ya era martes y fui normal a la universidad, estuve con mis amigos y la castaña, vi unas cuantas veces a Alicia y siempre me saludaba sonriendo haciendo que sus hoyuelos se vieran demasiado marcados. 

Al final de las clases Leo fue conmigo a mi casa para hablar de la sorpresa que le daría a la castaña, subimos a mi habitación y después de un rato mi papá subió. 

Hablamos del plan durante media hora y todos quedamos de acuerdo con el mismo plan. Ahora que lo teníamos estaba más tranquila, solo quedaba ir a ver como estaba el lugar a donde la llevaría. Tomé las llaves del auto y fuimos Leo y yo a ver el lugar, él se quedó en el auto, no quería que viera el lugar porque nunca había llevado a nadie para allá, era mi lugar favorito y con la persona que lo quería compartir era con la castaña. 

Seguia hermoso, al igual que nadie o casi nadie iba por lo alejado que quedaba y además no era muy conocido ese mirador, estaba en la punta de una montaña, lo mejor era que se podía subir con el auto sin problema porque la carretera estaba pavimentada. 

Volví al auto y Leo estaba distraído en su celular.

—Este es el lugar Leo—dije asintiendo y sonriendo—aquí le pediré que sea mi novia. 

Él sonrió y se emocionó, nos fuimos a mi casa y se quedó un momento más hablando con mi papá. 

Ya era miércoles, los nervios empezaban a sentirse en todo mi cuerpo, hoy sería el día donde le diría a la castaña que le tenía una sorpresa, iría a su casa en la tarde, no pude concentrarme mucho en las clases, solo pensaba en la castaña y en los malditos nervios que no me dejaban. 

Terminaron las clases y fui a mi casa, me arregle, esta vez lo ameritaba, comí un poco porque no tenía hambre, y subí al auto, mi papá ya me lo prestaba sin pedirle permiso, y fui a su casa. 

Mientras más me acercaba mis manos temblaban y sudaban, solo le diría que tenía una sorpresa, no quería imaginar cómo me pondría cuando le haga la pregunta, soy un asco. 

Toqué la puerta y ella abrió. 

—Oye no sabía que vendrías, me hubieras avisado—reclamo sonriendo y abrió la puerta más para que pasara. 

—Perdón—reí. 

Sus papás estaban ahí, los salude y fuimos a su habitación. 

—Bueno ¿y a que se debe tu visita sorpresa?

—Te tengo una sorpresa, pero no para hoy, mañana pasaré por ti a las cuatro de la tarde. 

—¿Una sorpresa?—sus ojos brillaron. 

—Mhm, espero y te guste. 

—La sorpresa que me des tú me encantará te lo aseguro—me acerque y le di un beso corto—¿jamás te he mostrado mi canción favorita?—negué varias veces, “por favor hazlo, por favor hazlo”, repetí varias veces en mi cabeza—te la mostraré en este momento.

Se paró de la cama, cerró la puerta de su habitación y fue hasta su celular que ya lo tenía conectado a una bocina por bluetooth, comenzó a sonar una canción en inglés, “They Don't Know About Us” de One Direction, esa canción era increíble y para ser sincera nos identificaba mucho.

Volvió y se sentó a mi lado mientras la canción sonaba, me acarició la mejilla y me beso, fue un beso tranquilo pero se alargó cuando la tomé de la cintura haciendo que se acercara más a mí, la canción sonaba de fondo y estaba sonando un poco fuerte por lo que no escuchamos a su mamá subir, ni siquiera escuchamos cuando abrió la puerta de la habitación. 

Y nos vio besándonos. 

Mierda.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora