Capítulo 38

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Todo lo que restaba de la semana paso con normalidad, el sábado y domingo no vi a la castaña debido a que se fue con sus papás a visitar a su tío enfermo en otro estado, me mandaba mensajes todo el día y en las noches me contaba cómo le fue en todo el día. 

Era lunes y comenzaba ponerme nerviosa, esa semana le pediría a la castaña que fuera mi novia pero no estaba fácil, ya había pensado en unas idea para pedírselo, pero todavía no me convencía al 100% ninguna, tenía que hablar con mi papá y Leo para que me dieran consejos. 

—Hola amor—dijo abrazándome en la entrada del instituto, sentí mariposas en mi estómago y sonreí involuntariamente. 

—¿Con qué ahora me dirás amor?—pregunté con una sonrisa nerviosa. 

—Claro que no, eso es algo provisional, nuestro verdadero apodo es cosa verde—me beso delante de nuestros amigos que nos veían sonriendo. 

Ellos sabían lo que iba hacer el jueves, y estaban muy emocionados, me daban ánimos para que no me diera miedo y al final no le pidiera que fuera mi novia, ellos eran los mejores.

—¿Qué harás el jueves?—cuestione a la castaña cuando estábamos en el campo de fútbol y era la hora del descanso. 

—Nada, o al menos eso creo mis papás no me han dicho nada, ¿por qué? 

—Curiosidad—me encogí de hombros para que no sospechara.

—Bien, creí que me invitarías a salir. 

—Me encantaría, pero no puedo iré con mis papás a la casa de mi abuela, hace mucho no la veo. 

—OK, solo por esta vez aceptó que no me invites a salir—se recargo por mi hombro abrazándome de la cintura y le di un beso en su cabeza. 

Se nos hizo tarde para entrar a clases y resulta que el maldito timbre no servía, iba corriendo por los pasillos sola porque la castaña ya estaba en su clase cuando choque con una chica e hice que todos sus libros y cuadernos cayeran al suelo.

—Disculpa, voy tarde a clases y llevo demasiada prisa—exclamé agachandome para ayudarla. 

—Claro, lo entiendo, no te preocupes, yo soy nueva aquí y no sé dónde está el salón donde tengo que tomar clases. 

Alce mi mirada y vi a una chica un poco morena, de estatura promedio, de ojos azules, delgada y cabello negro, era hermosa. 

—¿Quieres que te ayude a buscar tu salón?—pregunté dándole lo que le había tirado. 

—Claro, me ayudarías demasiado. 

Me dijo cuál era el salón y lo conocía muy bien, era el salón donde estaba la castaña, no quedaba muy lejos. 

—Me llamó Alicia—dijo mientras caminábamos—¿y tú? 

—Mucho gusto Alicia—dije estirando mi mano y ella la tomó con cuidado—mi nombre es un secreto no te lo puedo decir, disculpa. 

—Eres misteriosa, eso me gusta—aseguró con mi mano entre su mano todavía, cuando me di cuenta de eso quite mi mano, ella sonrió. 

Seguimos caminando en silencio hasta que llegamos al salón y toque la puerta, abrió un maestro canoso con lentes. 

—Buen día ¿Qué se les ofrece?—cuestionó amable. 

—Buen día maestro, esta chica estaba perdida y es nueva, le toca tomar su clase y la traje para acá. 

—¿Cómo se llama señorita?—el maestro se metió al aula para tomar su lista de alumnos y regresar con nosotras. 

—Alicia—contestó. 

—Claro aquí esta, pase, la clase estaba por empezar—dijo abriendo más la puerta. 

La chica me miró. 

—Muchas gracias, si no fuera por ti seguiría perdida—afirmó sonriendo. 

—No agradezcas Alicia. 

—Me gustaría saber tu nombre algún día—me extendió la mano y la tomé en forma de despedida, me sonrió y se metió al aula, me despedí del maestro y antes de que cerrara la puerta vi que la castaña me miraba fijamente quizá por la escena que acababa de presenciar con Alicia. 

Al final de las clases mis amigos se fueron a sus casas porque tenían cosas que hacer y la castaña tenía que quedarse 30 minutos más para estudiar porque presentaría un examen importante, así que fui a su salón y la esperaba recargada en los casilleros de enfrente jugando en mi teléfono. 

Cuando oí que se abrió la puerta creí que saldría la castaña pero no, salió Alicia. 

—Hey, creí que tu no tomabas esta clase, ¿también tienes que estudiar?—preguntó con una sonrisa. 

—No, estoy esperando a…—no termine de decir lo que quería cuando llego la castaña. 

—Me estaba esperando a mí—sonrió viendo a Alicia. 

—He oído que ustedes son pareja ¿es verdad?—cuestionó la pelinegra. 

—Sí, aunque no de manera oficial—sonreí. 

—Que lindas, me dio mucho gusto conocerlas pero me tengo que ir—exclamó Alicia y volvió a extender la mano, la tomé y luego la tomó la castaña, nos dedico una última sonrisa y se fue. 
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¡Hola! Seguramente quieran asesinarme por no actualizar seguido pero tengo que hacer emocionante esto debido a que como dije la historia esta por llegar a su fin, como manera de disculpa les publico dos capítulos, esperando que los disfruten. <3
Muchas gracias por su apoyo, hacen mi vida más bonita.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora