Capítulo 18

2.4K 196 3
                                    

-¿Qué estás haciendo?

-Terminó de arreglar mi maleta. 

-Que bueno, porque yo no tengo ni idea de que llevar, ¿vienes a ayudarme? 

-Claro que sí, llegó en un momento. 

Quería ir en la bicicleta pero preferí que no, me fui caminando. Cuando llegue a su casa toque la puerta y me abrió muy rápido. 

—¡Hola!—me abrazó muy fuerte. 

—Hola bonita—la alce tomando de la cintura, a lo que ella rio. 

—Vamos a mi habitación, mis papás de nuevo no están. 

—¿Y te dan permiso que me metas a tu casa cuando no están?—cuestione alzando ambas cejas. 

—Sí claro, ellos saben que tu y yo somos solo “amigas”

—Me gusta que no nos apresuremos a ponerle nombre a lo que tenemos—dije mirándola con intensidad. 

Con nuestros amigos podríamos decir que éramos novias pero no, eso no sería agradable para ninguna porque tendríamos que ocultarselo a nuestras familias, por eso no quería ponerle nombre a lo que teníamos. 

—A mí no me gusta, pero lo que dijiste es cierto, no hay que apresurar nada—asentí. 

Cuando llegamos a su habitación, su ropa estaba tirada y solo quedaban unas pocas prendas en el closet. Al ver todo eso solo me pude reír. 

—Viniste a ayudarme no a reírte de mí—dijo quejándose pero estaba sonriendo. 

—Esto está muy desordenado, te va a costar mucho volver a ordenar todo.

—Ya lo sé, mejor dime que cosa me puedo llevar. 

Me enseñó mucha ropa muy linda pero no para ir a un bosque así que tardamos demasiado en hacer esa maleta, hasta que terminamos y la ayude a meter toda su ropa en el closet y solo quedó un vestido rojo en la cama. 

—Este vestido me lo compró mi mamá, dice que se me ve muy lindo, pero no me convence, ¿quieres ver como me queda?—preguntó con una sonrisa. 

—Claro—dije sentándome en el pequeño sillón. 

—Ahorita vengo—salió de su cuarto para ponerse el vestido, me pareció bien que hiciera eso, no se que reacción hubiera tenido yo si se desvestía enfrente de mí. 

Estaba distraída jugando con mi teléfono cuando me habló. 

—Mira—dijo sonriendo. 

No supe que decir solo la mire de arriba a abajo con las cejas levantadas. 

—¿Tan mal se me ve?—dijo sonriendo y me sacó de mis pensamientos. 

—No, te ves realmente hermosa, ese vestido te queda perfecto—dije acercándome hacia ella. 

 Como el vestido era rojo resaltaba todo en ella, sus ojos, sus labios y su piel blanca, esta chica parecía un ángel. 

Me quedé enfrente de ella sin decirle nada mientras me acariciaba el brazo, nos besamos por un largo tiempo, fue un beso tranquilo, no pretendíamos llegar a otra cosa. 

—Entonces ¿se me ve bien?—pregunto cuando nos separamos de nuestro beso. 

—Se te ve perfecto—dije sonriendo. 

—Ahora si me lo pondré cuando me diga mi mamá—dijo riendo y salió de su habitación para quitárselo y ponerse la ropa que tenía antes. 

Cuando volvió se recargo en el marco de la puerta de su habitación. 

—Neidan no mencionó cuántas habitaciones o camas tienen las cabañas ¿verdad? 

—No, solo dijo que tenía una pequeña sala, una televisión, un baño y una pequeña cocina. 

—¿Osea que esta la posibilidad de que vamos a dormir juntas?—preguntó  sonriendo y poniéndose roja de sus mejillas. 

—Sí, pero si no quieres dormir conmigo puedo irme a la sala—afirme solo para molestar.

—¿Qué? Claro que no, quiero dormir contigo.

—Entonces dormiremos juntas—dije dándole un corto beso.

Ya me tenía que ir, mañana tendríamos que despertarnos temprano y para eso no era muy buena, me despedí de ella y me fui a mi casa, mis papás me esperaban en la sala para decirme todo lo que no tenía que hacer, me molestaba que me controlarán de esa forma, era agotador.

Puse mi despertador a las seis de la mañana para ducharme y arreglarme sin prisa.
Me costó un poco despertar pero lo hice, me duché y me arregle, ya estaba lista desde antes que pasara Zac, me despedí de mis papás porque no quería que se me olvidará eso, estaba hablando con mi papá cuando sonó el timbre.

—¡Hey! ¿Ya estás lista?—preguntó Zac sonriendo. En su camioneta ya estaban Neidan, Daniel, Kristen, Flor y Leo solo faltaba la castaña.

—Claro—me metí a mi casa para sacar la maleta y despedirme de mis papás para salír.

—Te ayudo—dijo alzando mi maleta—¿Quieres irte aquí atrás con la castaña? Hay mucho espacio ahí.

—Claro—Zac me ayudó a subirme y subió a su camioneta para ir por la castaña.

Llegamos a su casa, me baje primero que mi amigo y toque la puerta. Abrió su mamá.

—Hola hija, que gusto volver a verte—dijo saludandome de mano.

—Igualmente señora—dije sonriendo.

—¡Hola!—la castaña llegó poniéndose al lado de su mamá con la maleta en la mano, se notaba que pesaba.

—Hola niña—le dije sonriendo—dame tu maleta.

—¿Segura? Pesa un poco.

—Yo me la llevo castaña, no te preocupes—se ofreció Zac.

Se despidió de sus papás y nos subimos en la parte trasera de la camioneta, le ayudé a subir porque no podía. Y nos fuimos.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora