Capítulo 1

13K 438 46
                                    

Empezaba una nueva etapa en mi vida, entraría a la universidad, a decir verdad estaba emocionada pero también nerviosa y un poco asustada porque no conocía a nadie, pero era demasiado tarde para pensar en eso, cuando me di cuenta ya iba directo a la entrada del instituto y fue ahí donde la vi por primera vez... Estaba en la entrada se notaba que estaba esperando a alguien, cruze mirada con ella, vi sus hermosos ojos verdosos era un verde que nunca antes había visto, y sentí como las mariposas se formaban en mi estómago, no entendía el porque de eso pero no le tome importancia, seguí caminando y al entrar me encontré con un amigo, la única persona que conocía en esos momentos, su nombre era Leo, era un poco moreno, pelinegro y flaquito, sinceramente era muy lindo y risueño.

—¡Que gusto volver a verte!—dijo apenas estuve frente a él, y me dio un cálido abrazo al cual yo correspondí.

—Lo mismo digo—dije apenas se separó de mí.

—Bueno basta de hablar, entremos a clases que es nuestro primer día y nos conviene llegar temprano.

Las clases habían terminado, no fue tan horrible como lo imagine, los maestros y maestras eran amables o al menos eso demostraron hoy, en cuanto a mis compañeros, eran agradables, pero no faltaban los típicos alumnos que tenían las hormonas alborotadas, en fin terminaré acostumbrada a eso.

A la salida Leo se ofreció a acompañarme a mi casa, lo cual me pareció bien, estábamos caminando cuando pasamos al lado de una pareja que estaba discutiendo aparentemente, me pareció incómodo por lo que no quería voltear, pero algo me hizo girar la cabeza para conectar de nuevo la mirada con la chica de ojos verdes, era ella la que estaba discutiendo de manera tan acalorada con aquel chico. Y vaya que era hermosa, su piel era blanca, aunque sus mejillas en ese momento estaban de un color rojo carmesí, su cabello era color café castaño, sus labios eran delgados y tenían un color rosa natural, no alcance a detallar más su rostro ya que Leo me llamó y me hizo desviar la mirada de aquella chica.

—¿Que te tiene tan entretenida?—dijo soltando una pequeña risa.

—Nada, es solo que... Esos chicos están discutiendo un poco fuerte... Es decir, a mi me daría vergüenza hacer eso enfrente de toda esta gente.

—Si claro, a ti te da vergüenza todo—volvió a reír pero está vez un poco más escandaloso.

—Cállate—le dije riendome—¿conoces a esa chica?—susurre un poco insegura sobre preguntarle eso.

—Oooh vaya, ¿te gustó?—alzó ambas cejas y tenía una sonrisa de oreja a oreja.

Él sabía de mis preferencias hace un año, era el primero en saberlo, no lo sabían ni mis padres, estaba segura de que me matarían por eso no se los decía, él lo tomó bastante bien, y aunque sabe que me gustan los chicos también, le quedaba claro que tengo preferencia por las chicas, y se la pasa molestando con eso.

—¿Que? Claro que no, solo que..Ammm... no sé es linda, pero ni siquiera la conozco, no puedes decir que me gusta.

—Bueno si tu lo dices—rodó los ojos y sonrio—solo se que es de nuevo ingreso, al igual que nosotros, y que el tipo con el que discutía es su novio y es un año mayor que ella.

—Oh vaya, ese tipo se ve muy feo al lado de ella—las palabras salieron de mi boca sin pensar, y solo encogí los hombros para restarle importancia a mi nerviosismo.

—Te verías mejor tú con ella ¿no?—se echó a reír como un loco, y todo el camino hasta mi casa me seguía molestando con eso.

Llegué a casa, Leo se despidió de mí y se fue, entre a mi casa cuando mi madre sonrió ampliamente.

—¡Hija! ¿Cómo te ha ido en tu primer día de universidad?—dijo acercándose a mí para darme un beso en la mejilla y un abrazo.

—Hola mamá, me ha ido mejor de lo que esperaba, ahora solo tengo que esforzarme para que me vaya bien—comente sonriendo dulcemente, por verla tan emocionada.

—Tú papá va a estar muy feliz al oír eso.

Mi papá en ese momento no se encontraba en casa ya que se la pasaba trabajando, pero sin descuidarnos o al menos no mucho. Mi familia era linda solo mi mamá, mi papá y yo contra el mundo.

—No lo dudo, pero estoy un poco cansada ahora, ¿te molestaría que me vaya a recostar un rato mientras llega papá?—pregunté estirando mis brazos y bostezando.

—Claro que no hija, tú descansa y yo te llamo cuando llegue tu papá—asentí con una sonrisa y me fui directo a mi cuarto.

Estaba acostada y no entendía porque esos ojos verdes no se iban de mi cabeza, seguía pensando en esa chica como si la conociera desde hace mucho, pero preferí ignorarlo y me quedé dormida.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora