—¿Ya tienes todo?—le pregunté mientras sacaba mi maleta a la sala.
—Sí, ya me lo preguntaste dos veces, ¿quién crees que soy?—preguntó quejándose y entre risas.
—Eres una niña olvidadiza.
—Vaya, hasta la chica que me ama me dice eso, ahora si empiezo a creerles a las demás personas que me dicen lo mismo.
—Me da gusto que ya lo hayas creído porque simplemente es la verdad—la abrace alzandola y dándole varias vueltas, ella solo reía.
Eran las nueve y salimos de la cabaña con las maletas, Leo se acercó a ayudarnos, fue una increíble semana con los chicos pero sobre todo con la castaña, esa chica era realmente increíble, era un ángel, mi ángel.
Nos subimos de nuevo en la parte de atrás, la castaña iba con un short y cuando se sentó a mi lado, pude ver que tenía un moretón cerca de su rodilla.—¿Qué te pasó ahí?—cuestione entre risas.
—No lo sé.
—Esa cosa está verde en vez de estar morada—comencé a carcajear.
—Callate, no digas eso—exclamó riendo y dándome un golpecito.
—De hoy en adelante te diré mi cosa verde.
—Tantos apodos cariñosos que existen y tú me dirás a mí cosa verde ¿es enserio?—preguntó riendo cuando sus mejillas tomaron un color rojo.
—Sí, quiero que tengamos nuestro propio apodo, la mayoría ya están muy quemados.
—Me encanta—aseguró recargándose en mi hombro.
—Ok cosa verde, ¿qué piensas hacer el domingo? Mis padres tienen que salir a hacer unas cosas que tienen pendientes, si no tienes nada que hacer podemos ir a la plaza o donde quieras.
—Mis padres también saldrán por cosas de sus trabajos, así que me gusta tu idea.
—Perfecto, ¿qué quieres hacer?
—Me gustaría aprender a andar en skate, ¿tú sabes?
—Solo me he subido una vez a uno, pero podemos aprender entre las dos-afirme sonriendo y ella asintió emocionada.
—Me encanta el plan, me urge que sea domingo—dijo alzando las manos en forma de festejo.
Todo el camino íbamos jugando, la castaña tomaba mi mano y jugaba con ella y con mis dedos mientras me contaba cosas que le habían pasado a lo largo de su vida.
—Me hacían bullying cuando estaba en la escuela—confesó de repente haciendo que sintiera una punzada en mi estómago.
—¿Cómo?—estaba muy confundida, mierda, no entendía nada.
—Sí, me decían que era muy fea por mis ojos y mi piel pálida—dijo con una pequeña sonrisa encogiéndose de hombros, aunque se notaba que le dolía hablar de eso.
—Diablos... me siento mal de no haberte conocido en ese tiempo, no pude abrazarte, me imagino que la pasaste horrible, ¿tenías a alguien que te apoyará?—mi voz estaba apunto de quebrarse, imaginarme a la castaña sufriendo me partía el alma.
—No, solo mis papás y una amiga, ese tiempo fue terrible, me hubiera gustado tener a alguien con tú—aseguró tomando mi mano—eres la primera persona a la que le cuento esto.
Tuve que mirar hacia otro lado para que no viera las lágrimas que amenazaban con salir, lo que me contaba la castaña era demasiado fuerte, tomé aire y al fin pude hablar.
—Gracias por tenerme confianza y contarme esto, significa mucho para mí—besé el dorso de su mano, ella se ruborizo al instante y le sonreí—ya estoy contigo y mientras esté aquí juro cuidarte, nadie te hará daño cosa verde.
—Te has ganado mi confianza, eres maravillosa, no se que hice para tener alguien como tú en mi vida, también prometo cuidarte cosa verde—dijo riendo y yo hice lo mismo.
Estuvimos un rato más en la camioneta hasta que fuimos dejando uno a uno a los chicos, cuando llegamos a la casa de la ojiverde baje para despedirme de ella.
–Fueron los mejores días de mi vida—aseguró abrazándome.
—Estoy de acuerdo, fueron increíbles—me separe y le di un beso en la mejilla.
—Nos vemos el domingo-asentí.
Se despidió de los chicos y se metió a su casa, me fui con los chicos que como la otra vez solo quedamos Leo, Zac y yo, no hicieron preguntas y eso lo agradecí mucho, me dejaron en mi casa, cuando abrí la puerta mis papás ya me estaban esperando, me abrazaron y les conté como había estado el viaje, omití las partes que habían pasado con la castaña, no me gustaba eso, pero por el momento era mejor no decirles nada.
Ya era sábado por la tarde estaba nublado y hacía mucho aire, estos días eran los mejores, estaba leyendo cuando tocaron la puerta.
—Hola niña—habló Leo dándome un gran abrazo.
—Hola, supongo que vienes a que te cuente que hicimos la castaña y yo ¿verdad?—pregunté riendo.
—Vaya que me conoces, pero sabes que si no me quieres contar todo esta bien.
Subimos a mi habitación y le conté un poco de lo que habíamos hecho, él solo sonreia y se alocaba.

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Ella
RomanceJamas había tenido una pareja, no sabía lo que era el amor y ni siquiera me interesaba averiguarlo... hasta que la conocí a ella. Portada hecha por: @Brigitte_idk. 🤍