Capítulo 32

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Di un largo suspiro para que ella pensara que era algo malo, pero no era así todo estaba bien.

—¿Soy tu novia?—pregunté sonriendo y sus mejillas se pusieron rojas.

—Sí, pero no de manera oficial—sonrió y me abrazó.

—Te amo—le di un beso rápido y salimos de la plaza para subir al auto e irnos de ahí.

—Te ves demasiado sexy conduciendo.

—Vas hacer que me ponga nerviosa y vamos a estrellarnos con algo—asegure riendo.

—Está bien, solo te lo quería decir—me acarició la mano.

Ya habíamos llegado al lugar donde aprenderíamos a patinar, estaba solo, los chicos y chicas se juntaban hasta tarde.

De un lado habían muchas rampas y del otro estaba un camino liso para los que querían aprender, la castaña se subió a su skate mientras yo la miraba, comenzó a andar poco a poco y después más rápido, así que me subí a mi skate y fui hasta ella.

—Oye dijiste que no sabías patinar.

—Y así es—afirmó sonriendo.

—Claro que no, tú si sabes poquito pero sabes.

—Bueno es que antes de venir busque videos sobre cómo patinar—encogió los hombros y sonrió, yo comencé a reír.

Estuvimos un rato más patinando, la castaña era buena y a mí todavía me quedaban las enseñanzas de Leo así que no era tan mala, pero cuando íbamos hacia una banca para sentarnos la chica se topó con una piedra y cayó, comencé a reír a carcajadas mientras me acercaba a ella para ayudarla, tomó mi mano y me jalo haciendo que yo cayera con ella.

—Eso no se vale, yo veía a ayudarte—exclame quejándome.

—Lo sé—dijo entre risas y levantándose, yo la seguí, cuando llegó a la parte que había césped se acostó y dio un golpecito con su mano al lado de ella para que yo hiciera lo mismo.

La castaña no decía nada solo miraba al cielo, se notaba tranquila, tomó mi mano y la entrelazo con la suya.

—Oye—llamé su atención.

—¿Qué pasó?

—¿Has pensado en decirles a tus papás lo que tenemos?—pregunte sin mirarla, tardó un momento en contestar.

—Sí, claro lo he pensado muchísimas veces, pero mis papás son de mente muy cerrada—afirmó sentándose.

—Los míos también, pero hay veces que quiero mandar a todos a la mierda y quiero estar contigo sin escondernos, a mis padres les tengo que decir que somos solo amigas y ellos presionan con que quieren que tenga novio—diablos que estúpida, eso no se lo quería contar a la castaña, soy una idiota.

—¿Qué?—preguntó la castaña de inmediato.

—No es nada importante—me levanté de ahí y ella me siguió.

—Claro que es importante, cuéntame.

Me negué pero ella seguía insistiendo, no me quedó de otra más que acceder.

—El último día que estuvimos en las cabañas, mis papás me llamaron, les conté que haríamos y me preguntaron si ya había conocido un chico que me llamara la atención, de inmediato me puse nerviosa esa pregunta no me la esperaba, les conteste que no y mi mamá dijo que comenzaba a dudar de mí y que quería que tuviera novio, porque a mi edad no era normal no tener uno, me enoje y colgué, cuando llegué a casa mi mamá quería tocar de nuevo el tema pero yo lo evadi, estuve a punto de gritarle que salía contigo y que no me importaba su opinión pero me encerré en mi habitación.—No la mire en ningún momento, veía hacia enfrente y ella tenía su mirada fija en mí, no quería que viera mis ojos cristalinos, me ponía mal pensar que nunca iba a demostrar mi verdadera yo con mis padres.

Ella me miraba pero no decía nada, se había quedado muda.

—¿Por qué no me lo contaste antes?—preguntó tomándome del mentón para que la mirara, en cuanto voltee y vio mis ojos cristalinos y me tomó de la mano.

—No tiene importancia—me encogí de hombros—no me importa conocer a nadie.

—Para mí tiene mucha importancia, lo sé pero igual me lo hubieras podido contar antes.

—Sí, lo siento solo que no es fácil hablar de eso, es duro pensar que tus papás nunca te van a aceptar como eres.

—Sí, me ha pasado a mí también—la miré confundida, ¿acaso ya le había gustado alguna chica antes?, se dio cuenta de mi confusión y comenzó a hablar de nuevo—cuando estaba en primero de preparatoria me gustaba demasiado una chica y un día la invite a mi casa, fuimos a mi habitación y ella me beso mis papás entraron y vieron todo, me sacaron de ese instituto y me inscribieron en otro bastante alejado de aquí. De verdad mis papás se decepcionaron mucho, querían mandarme a otro país sin importarles nada, ahorita ya no hablo con la chica, ni siquiera la he visto no sé qué fue de ella.

Yo me quedé sin palabras, sus papás fueron demasiado lejos sólo por un beso, no quería imaginarme que pasaría si sus padres se enteraran de lo nuestro.

Esto era una mierda.

—Tú sufriste mucho más que yo—dije mirándola, ella sonrió un poco—¿sentías algo de verdad por esa chica?

—No, la verdad solo era atracción física, era demasiado hermosa.

—Vaya, tenemos la situación muy difícil—exclamé haciendo una mueca.

—Pero no imposible, todo se puede arreglar—acarició mi mano.

Ella Donde viven las historias. Descúbrelo ahora