Capítulo 1

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Dicen que cuando una persona no encuentra su lugar en este mundo es que está destinada a otro. Básicamente eso fue lo que me pasó a mí, pero no era tan sencillo darse cuenta.

Nunca odié al mundo, no era arisca ni antisocial, simplemente faltaba algo en la gente común. Me aburría con ellos, todos los días parecían el mismo, como si el tiempo se detuviera en un ayer, sin embargo, se apresuraban mucho: llegar temprano, trabajar o estudiar e ir a casa. El reloj hacía de nuevo su maniobra y volvía.

La noche fue mi refugio: el silencio, la oscuridad, la soledad, ...el frío. Esperaba a que mis padres cayeran en la tentación de su cama, me vestía en dependencia de cómo me sintiera ese día (porque para mí la noche era el día): sexy, aburrida, extrovertida, loca, gótica, tipo niña de 5 años o incluso hasta me quedaba en pijama por vagancia; y salía a las 2 o 3 de la madrugada a caminar por ahí.

Volvía y otra vez en la Universidad. La mejor de la clase. Claro que eso no me importó, tampoco los comentarios sobre mi comportamiento después de salir del aula. El móvil fue al único que dejé entrar en mi vida, los libros (acción, policíaco, ficción y algo de romance y erotismo) y la música (de piano y mucho pop) se convirtieron en elementos indispensables después del dibujo (Supe elegir mi profesión desde los 7 años) combinado con personalizar mi ropa en una pequeña máquina de coser.

— ¡Hola! — me dirigió la palabra una chica muy simpática de pelo lacio de color negro en la raíz y azul oscuro por lo demás y con hoyuelos. Llevaba un chándal negro con dos líneas blancas a los costados, un pulóver ancho blanco también y tenis deportivos. — Ven, únete a nosotros. — ofreció su mano para levantarme de la escalinata. No contesté, pero me sonrió. — ¿Qué pasa? ¿No te agradamos? — frunce un poco en ceño fingiendo estar enojada.

— No — le dedico una sonrisa.

— Pues ven. Todos estamos ansiosos por conocerte. Nunca hablas. — me dice a la vez que me levanto. Nos acercamos a un grupo de dos chicos, uno tiene el cabello lacio muy negro que le cubría la frente, pero dejaba ver sus ojos color ámbar, mirada tierna, cejas anchas perfectamente definidas, piel pálida (quizá demasiado), nariz pequeña y algo redondeada en la punta, labios carnosos y bien delimitados, llevaba unos converses, un jean de mezclilla con roturas en las rodillas y una camisa blanca con carteles. El otro chico tenía el pelo marrón ondulado hasta la nuca, nariz en forma de L, ojos verdes, mirada pícara, labios gruesos, cara larga, lucía una hermosa sonrisa en su rostro, vestía con un jean negro, tenis deportivos y una camisa azul. También había una chica, parecía menor que nosotros, no tardé en darme cuenta de que era asiática: sus ojos rasgados y oscuros tenían una mirada confusa, pero sonreía. Su pelo lacio y negro le llegaba a la cintura, era muy delgada y vestía con un overol de mezclilla que terminaba en un short, debajo un top blanco y en sus pies un par de Vans.

— ¿Cómo te llamas? — pregunta la chica del pelo azul.

— Hope.

— Bien, Hope te presento a Lee — señala a la asiática — él es Sky — saluda el trigueño con la mano — y ese tonto es mi hermano mayor Zack.

— Y tú estás más loca que un manicomio entero, Laura. — contesta este, sonreí.

— ¿Por qué no hablas con nadie Hope? — pregunta Laura sentándose al lado de su hermano.

— No tengo muchos amigos — le contesto con algo de timidez. — ¿Y tú por qué me hablas?

— Bueno... la verdad Sky me retó a sacarte de tu mundo.

—Ah...Claro. No podía ser otra cosa— miro al chico trigueño algo enojada.

— No te molestes conmigo — hace un puchero y une las palmas de sus manos. — Por favor.

— No importa. — le digo y me siento junto a la asiática.

Estuvimos casi una hora hablando.

Por primera vez sentía que podía formar parte de algo. Laura era muy carismática y en unos días me ayudó a confiar más en mí cuando se trataba de relacionarme con las personas. Lee era muy alegre e ingenua, hacía preguntas ingeniosas y parecía una niña pequeña buscando respuestas "Entonces ¿cómo se tiene sexo?" "¿Por qué las parejas se besan tanto?" "¿Laura por qué no conservas tu color de pelo?" Hope, tu pelo tiene muchas ondas ¿por qué? En mi país todos tenemos el mismo cabello". Según ella en su país, la gente casi no hablaba y no desprendían la energía de nosotros, eran diferentes. Zack era muy inteligente y le respondía todo mientras ella solo le faltaba que se le callera la baba. Sky le gustaba reírse mucho, hacer muecas y era el más atrevido de todos. Se le ocurrirán ideas a cada minuto, era tan expresivo que se le notaba cuando no entendía o no le gustaba algo. Le encantaba molestarme con cualquier bobería cuando no le respondía sus preguntas sobre mí. Sin embargo, nunca vi su sonrisa pues bajaba el rostro cada vez que se carcajeaba o tapaba la boca con su mano.

Nuestro quinteto pasaba desapercibido en la Universidad, solo éramos nosotros y el mundo. Asistí a unas tres fiestas en casa de Laura antes de todo. Mi vida cambiaba, pero seguía sin tener mucho sentido. A veces no sabía qué hacer. Tampoco en casa ayudaban; mis padres casi ignoraban mi existencia, solo se acordaban cuando llegaba a la hora de la cena.

— ¡No me ayudes, eres demasiado torpe! — gritó mi madre aquella tarde. Resistí el impulso de gritarle de vuelta. Me senté a la mesa. Un minuto después colocó la comida en la mesa y de mala gana casi tiró mi plato. Todos los mariscos que pueda haber menos camarones. Mierda, esto es el colmo.

—¿Qué pasa Hope? ¿No tienes hambre? — pregunta con algo de sarcasmo.

— Sí, estoy muy hambrienta, pero sabes que soy alérgica a los mariscos y lo único que puedo comer fue precisamente lo que no compraste. — le digo rabiando por dentro, tratando de controlar el genio.

— Lo olvidé — dice.

— ¡Qué hipócrita! Ni siquiera te disculpas. Pero claro, se te olvidó. Como siempre. — me levanté de mi puesto y fui directo a mi cuarto.

Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora