Llevaba una hora y media sentada en mi escritorio, tratando de concentrarme en perfeccionar un retrato (que me habían encargado hace tres días), pero no podía mantener la imagen de la mujer en mi cabeza por más de un minuto. En mi mente se paseaban los recuerdos de aquella tarde. A eso de las tres, terminé mi última clase del día, salí del aula y me dirigí al baño con rapidez pues llevaba casi 40 minutos con ganas de orinar.
—Joven, no puede entrar. Estamos reparando una tubería, pero el de los chicos está vacío. — la voz provenía de un hombre de unos 45 años.
— Vale. — seguí caminando hasta la puerta de al lado. Entré con la esperanza de que nadie irrumpiera allí.
Mientras cerraba la cremallera del jean sentí unos pasos, me asusté y subí los pies en el retrete para quien fuere no descubriera mi presencia.
— Hace tiempo que no nos vemos, Sky. — habló una voz aguda, pero de hombre.
— ¿Qué quieres Evan? Te fuiste y me dejaste solo. — oí a Sky molesto.
— Tenía muchos asuntos que resolver lejos de aquí.
— Prometimos dejar el pasado, pero en un mes .... — mi amigo hizo una pausa — Tuve que hacer cosas .... horribles.
— ¿Te refieres a....?
— ¡Soy un puto asesino!
— ¡Yo también maté a mucha gente! ¡No eres un asesino y yo tampoco! ¿Crees qué me siento bien sabiendo que matamos a inocentes? Pero dime Sky, ¡¡¿qué hubiera sido de nosotros si no hubiéramos hecho eso?!! — le gritó Evan y de pronto se oyó un golpe.
— Pero tú fuiste el culpable de que yo me convirtiera en un asesino. — dijo Sky con la respiración entrecortada. Entonces salió con un fuerte portazo porque después Evan añadió en voz baja:
— Se ha convertido en un inútil.
No entendía nada de lo que había escuchado. ¿Sky, un asesino? No era posible. ¿Quién es Evan? Me aferré a la idea de que ese desconocido era totalmente culpable o que habían hablado en clave. Me negaba a pensar que escuché bien, era imposible que Sky fuera un asesino. Comencé a odiar a Evan mucho antes de que lo conociera y aun lo hacía después de saber sus razones. Millones de imágenes pasaron por mi mente, de las víctimas de la matanza que arrasó hace cuatro años en la ciudad; nunca encontraron al culpable.
Esa noche sí estaba enojada. Sentía mi cuerpo extremadamente caliente, mis manos me pesaban como si estuvieran conteniendo el deseo de golpear cualquier cosa, incluso a alguien. Respiraba entrecortadamente para calmarme, pero nada, no surgía efecto. No quería abrir la boca, si lo hacía no tengo ni idea de lo que podría salir de allí. Me masajeaba el cuello cabelludo, dicen q ayuda a relajarse, pero terminaba halándome los pelos. No sabía el porqué estaba así; comencé confundida y perdida, y después solo quería matar a alguien, sacar todo este enfado.
— ¿Sabes qué? ¡¡¡Jódete, los dos, váyanse a la mierda!!! No soporto más esta vida. Me voy de esta casa y no me verán la cara otra vez. — les grité cuando perdí los estribos. Ya era suficiente. Había hecho la limpieza en casa para apartar mis únicos pensamientos. Los trozos de cristal de un simple vaso esparcidos en el suelo provocaron que mi madre se pusiera a gritarme a todo volumen.
Salí de la cocina y avancé hasta la sala con pasos fuertes. Mi padre me esperaba en la puerta decidido a no dejarme ir, sin embargo, pareció asustarse y se apartó.
No me importaba no tener dónde dormir, mientras no tuviera que vivir con esa gente me sentiría bien. Un mensaje iluminó la pantalla de mi móvil. Esa noche hubo tres asesinatos, pero fue la mejor noche de mi vida, cuando por fin encontré mi mundo.
"Hope, planeamos una pijamada en mi casa. ¿puedes venir?" Laura.
"Claro, me has salvado la noche. Solo somos nosotros 5 ¿no?" Hope.
"Mi hermano está con unos amigos y Lee tiene una reunión familiar. Solo seremos 3" Laura.
"Estaré allí en media hora" Hope.
No tenía dinero para pagar un taxi, así que me dispuse a caminar hasta allá. No tardé mucho tiempo en llegar porque llevaba una ropa cómoda (suéter gris ancho, short y Converse rojos por encima del tobillo). Miré la hora en mi reloj, ya eran las 11:55 pm cuando llegué cerca de la casa de Laura. Comencé a caminar por el callejón entre dos edificios (en el de la derecha, último piso se ubicaba la habitación de mi amiga). Hacía frío, más de lo normal y a pesar de ello me sentía muy relajada. El enojo se había disipado. Miré hacia el cielo, estaba oscuro, ni una estrella alumbraba. Esa noche se pronosticaba un eclipse total de luna llena. Pensé: seguro Laura lo sabe y por eso planificó esta pijamada. Entonces miré su ventana, la luz estaba encendida. Pero algo la bloqueó, era grande y caía en ese instante sobre mí. Todo pasó muy rápido, ni siquiera me acuerdo de los detalles, solo sé que me aparté y de pronto giré hacia atrás la cabeza. Dos luces se acercaban a mí con velocidad. Escuché un claxon. Después el cuerpo entero me dolía, se oían algunas voces a mi alrededor, pero no pude definir que decían. Todo estaba borroso, sin embargo, pude vislumbrar una luna llena alumbrando el cielo con su color rojo..........
ESTÁS LEYENDO
Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)
FantasíaLIBRO I COMPLETO EN EDICIÓN Una chica como yo quizás nunca debió ser humana y antes de conocer el mundo en que vivo, sabía que no pertenecía a ellos. Es irónico tener que abandonar a quienes quiero por un típico accidente de tránsito cuando jamás fu...