Capítulo 29

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Las manos de Evan se aferran a mis brazos, me empuja con fuerza para que siga el camino a la casona

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Las manos de Evan se aferran a mis brazos, me empuja con fuerza para que siga el camino a la casona. El gato está detrás de ambos, su expresión parece preocupada. Quizás sea mi imaginación o el deseo de tener a alguien más acompañando la incertidumbre. Tan absorta en aquella conversación para no darme cuenta de que el tipo borracho pegó un grito al verme. Por supuesto que el pelirrojo no tardó en descubrirme. Me abofeteó y apretó mi muñeca al punto de que yo era la que sustituía los gritos del hombre. Antes de irnos, él yacía muerto en su coche.

Aún me ardía el cuerpo y a pesar de haber cazado hace tan poco, no me sentía con fuerzas para luchar contra él. Además, sé que no tengo oportunidad contra Evan en una lucha. Sin embargo, albergaba la esperanza de deshacerse de él en cuanto pudiera. Abre la puerta de un empujón, el gato chilló asustado. Las expresiones satisfechas del clan es lo primero que veo al entrar. No doy más de dos pasos cuando la pierna de Evan me estampa contra la pared del otro lado.

— A ver si ahora tienes ganas de vigilar a tu amo. — me coge del cabello y me arrastra hasta el patio trasero. El trío nos sigue. La confusión se mezcla con el ardor de mi cuerpo. No tardo en percibir su origen; el cabello ya no cubre la marca. Kevin y Rachel parecen contener sus preguntas o tal vez el nudo en la garganta no los deje hablar.

El chorro de alcohol me encierra en un círculo, a penas me puedo mover sin tocarlo. Un calor lejano asusta a mi piel, Evan sostiene un fósforo del que brota una diminuta llama. "No" no sé si es miedo, pero mi respiración se vuelve pesada. Trago saliva, pienso en Lee y en Zack. Solo espero que vayan a estar bien después de esto, pronto ya no podré protegerlo. Laura sigue con la vista clavada en mis ojos, por un momento tengo la esperanza de que lo detenga, entonces caigo en cuenta de que ella ya no es mi Laura y tampoco le servirá a Evan en unos minutos. Por último, recuerdo la cabeza de Sky en la hoguera, nunca he creído en Dios y menos desde que soy lo que soy; pero creo que hoy las oraciones que imploran por la vida de aquellos seres brotan de mis labios sin producir el mínimo sonido. No me atrevo a hablar, ni a moverme un milímetro. Evan Anderson no será piadoso, lo sé en cuanto enciende un círculo a mi alrededor. No va a matarme, solo quiere torturar. Aunque no estoy segura de si quiera vivir la vida que me espera cuando las llamas se apaguen. El vapor hace que tiemble mientras me acurruco en el suelo, con los brazos abrazando mis rodillas y el rostro oculto. Los demás se han ido, solo queda él, sentado en una silla de madera proveniente de la mesita al otro lado del jardín. Se fuma un cigarrillo, le encanta verme en este estado. "No supliques, no lo mires, no hagas nada." Pienso. Sigo temblando, no me atrevo a volver a abrir los ojos; a verlo con esa expresión terrorífica de calma. Los sentidos se adormecen poco a poco hasta que creo que pierdo la conciencia. Podría soportar mi cuerpo casi quemándose por un tiempo, pero enseguida supe que no me lo pondría tan sencillo. Comienzo a ver a Zack. Está sentado en el suelo, el cabello despeinado, lleva una camisa blanca sin mangas y una bermuda de mezclilla. Se levanta y camina descalzo hacia la ventana, toma un cigarrillo, pero lo deja caer. Sus ojos reflejaron el cabello rubio de Rachel. Mi respiración se agita. "No... por favor." Una mano le rodea el cuello, las uñas largas, filosas y arregladas le cortan la piel con facilidad. Sus brazos intentan apartarla, pero sé de sobra que no podrá. "¡Déjalo! ¡No!" Lo tira al suelo, él se aleja. Ella saca una daga de su bolsillo, le rasga la camisa. Entierra la punta cerca del pectoral y la desliza por todo el pecho. "La muerte paga tu deuda." dice cuando termina. La sangre le corre por todo el pecho y borra la frase escrita. La rubia aún no termina su trabajo, Zack sigue respirando; sus gritos se desvanecen cuando las llamas se lo tragan vivo. Entonces el cuerpo me arde aún más, como si también se quemara, grito desesperada. No lo soporto. Abro los ojos por un segundo. El fuego ha crecido bastante, Evan está de pie observando con satisfacción mi tortura. Me callo y vuelvo a la inconsciencia. Lee sonríe al espejo y desliza una mano por el vestido de fiesta que lleva puesto. Su expresión cambia al ver al fornido hombre que se refleja a la izquierda. Se gira con miedo, tiembla. Intenta correr hacia la puerta. Kevin la toma del cabello y la arrastra hasta la cama. El vestido se rasga con facilidad, deja su cuerpo medio desnudo ante él. Ella grita, sin embargo, él no se detiene. Desata su cinturón... "No quiero seguir mirando..." sollozo "¡Basta! ¡Basta ya!" La penetra sin piedad.

— ¡Nooooooooo! — puedo gritar todo lo que quiera, pero no para. Ya no siento mi cuerpo arder, ya no siento ni el pasto debajo. El dolor en el pecho me está desgarrando, comienzo a llorar, a llorar sangre. Se derrama por todo el rostro y me quema. Lee termina con moretones y huesos rotos, los ojos llenos de alegría se apagan. El líquido rojo que sale de su vientre forma un círculo en el suelo. La vida de la chica termina con un simple corte en la garganta. "Ella no es la única que ha quedado vacía por dentro." Pienso cuando veo el césped escarlata. Ya no grito, ahora estoy rugiendo.

Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora