Si era lo que él quería para dejar de matar a personas inocentes, entonces eso era lo que yo debía hacer, con o sin consentimiento de nadie.
Me alejé sin rumbo antes de que Sky regresara de vender su motocicleta. Caminé por lugares desconocidos en esta nueva ciudad, intentando prestar atención al camino. Sin embargo, me pierdo entre las grandes multitudes distraídas con sus móviles. Por primera vez me detengo a observar a los humanos sin ser uno de ellos, en general son idiotas, todos concentrados en el futuro y el dinero. Es increíble como un pedazo de papel puede ser más importante que una vida, como se consumen en sus trabajos, muchas veces abusivos. Se les da la vida para disfrutarla y aprovecharla y solo piensan en dólares, destruyen el planeta, se maltratan unos a otros y su desarrollo conlleva a la inutilidad. Nunca he querido formar parte de esa vida y creo que es por eso que soy Pura.
Levanté la vista del suelo y me concentré en el lugar a dónde mis pies me llevaron. "Museo de Historia". Esto es inútil; estoy buscando a Evan y me encuentro en un museo. Sin embargo, sigo mi caminata por la escalinata hasta la enorme puerta. Dentro me esperaba una enorme esfera que representaba a planeta en el centro de la sala circular con suelo de mármol. En las paredes, las pantallas contaban la historia del mundo desde la Teoría del Big Bang hasta la separación del continente Pangea y la evolución de toda la especie humana. Detrás de la esfera había dos escaleras a cada lado y debajo de ellas dos puertas. Un grupo de niños con una guía bajaban del segundo piso.
— Bueno, aquí terminamos el recorrido. Espero que hayan aprendido y... — les dice en voz alta y con dulzura, pero se interrumpe cuando un guardia se acerca a ella.
— Señorita estamos al punto de cerrar. — advierte. Un segundo después los pequeños y la chica salen de la estancia. El hombre se vuelve hacia mí y dice lo mismo, asiento y cuando estoy al punto de dar un paso hacia la salida, escucho un ruido. El gemido de dolor de una mujer provenía de la puerta derecha, un sonido apenas audible para el ser humano. Antes de que el guardia se diera cuenta, corro por detrás de la esfera y entro por aquella puerta. Varios fósiles de dinosaurios se encontraban en fila del más pequeño al más grande, al final de pasillo estaba Evan y a sus pies una chica trigueña de unos veinte años con moratones en la piel.
— ¡Oh, ya estás aquí! — la frialdad de su voz hace eco en el aire. Suspiro al ver un débil movimiento de la humana. Camino con paso firme hacia él, no podía dejar que viera lo asustada que estaba. Me detengo a un metro de distancia.
— ¡Déjala ir, Evan! — exclamo con más furia de la que había experimentado nunca.
— ¿Por qué? — frunce el ceño — Es mi cena. — revela esa sonrisa perfectamente aterradora.
— Porque estoy aquí, como querías. — contesto fulminante — Nada de cena, ayer comiste bastante. Esto es entre tú y yo.
— Bien. Ya empiezas a mostrar carácter. — comenta mientras coloca su mano en la cabeza de la chica — En unos segundos no recordarás nada de esto, pero ahora corre. — le dice. Ella no pierde el tiempo y se aleja de él temblando y cojeando. Ninguno cruza una palabra hasta que sale de la estancia.
— ¿Y bien Evan? ¿Qué es lo que quieres de mí? — mi voz enojada resuena en la habitación.
— Antes buscaba a Sky, pero supe enseguida que no estaba dispuesto a ayudarme. Después llegaste tú, eres de los Puros y eso sería maravilloso para mi búsqueda. Ahora sé que ese símbolo en tu cuello tiene una conexión con Mynia.
— ¿Mynia? — él también está buscando lo que sea que es eso.
— Sabía que ese nombre te diría algo. — lo peor es no me dice nada. — Tú quieres encontrarla y yo también, pero me necesitas porque tengo las respuestas a tus preguntas. — me apunta con su dedo índice. Un segundo después sonríe, pero no de manera satisfactoria, sino como si supiera que no me creería su discursito tan fácilmente. — Solo te pido que te unas a mí. Dejaré a tus queridos humanos en paz, después me encargo de Sky.
— No, si te ayudo; te olvidarás de Sky también. — exijo.
— De acuerdo. — algo me dice que no podría confiar en él, pero no me quedaba opción. Por alguna razón sentía culpabilidad por la muerte de tantas personas, sin embargo, eso no era lo que me impulsaba a unirme a Evan; mi objetivo siempre fue proteger a Sky. — Esta noche, búscame. Hoy conocerás a mi clan. — camina hacia una ventana en la que no me había fijado.
— ¿A dónde voy? — le pregunto cuando rompe el cristal con suave toque de su puño.
— Solo sigue tus pies, si algo tienen los Puros es que siempre encuentran lo que quieren. — sus palabras quedaron en el aire cuando saltó por la ventana.
Voy caminando por la calle, intentando buscar una excusa para alejarme de Sky. Simplemente no la encuentro o no la quiero encontrar. Si le digo que estoy en el bando de Evan se va a enojar. Ya perdí a Zack, a Lee y a ... a Laura. Solo con pensar en ella siento un terrible dolor en el pecho. Ahora estaba al punto de perder a Sky, la única persona que me quedaba en el mundo. Por fin tomé una decisión, si quería protegerlo, tenía que alejarlo de Evan, aunque eso significara dejarlo ir.
— ¡¿Dónde estabas?! — exclamó alterado cuando me planté frente a él. Me estaba buscando por todos lados, sino por qué estaríamos en una cancha de baloncesto vacía. Bajé la mirada y me quedé quieta esperando hasta que dijera algo. Las gotas de agua cayeron en el suelo y poco a poco sentí mi cabello mojarse por la lluvia, la sombra de las nubes grises se vio reflejada en el ambiente. Miré la hora en el reloj de mi muñeco, 6:30 pm, también me fijé en la fecha 21 de diciembre. Una débil sonrisa apareció en mi cara. "Bueno, ya cumples 22" pensé. De pronto unos brazos rodearon mi cuerpo. Sky escondió su rostro en mi cuello, sin importarle la marca que se encontraba allí. Alcé los brazos y me aferré a él con fuerza. Cerré los ojos para sentirlo una vez más, el miedo y la desesperación se disipaban para dar paso a la calma. Aunque... ¿no dicen que después de la calma viene la tormenta?
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Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)
FantasyLIBRO I COMPLETO EN EDICIÓN Una chica como yo quizás nunca debió ser humana y antes de conocer el mundo en que vivo, sabía que no pertenecía a ellos. Es irónico tener que abandonar a quienes quiero por un típico accidente de tránsito cuando jamás fu...