Capítulo 30

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Entre las casas y por los senderos ya no tan oscuros, corro sin parar

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Entre las casas y por los senderos ya no tan oscuros, corro sin parar. Bramo, gruño y rujo, no me importa quién me oiga. Necesito sacar esta rabia de adentro. Me alejo de la ciudad y sigo a los árboles, mis patas me guían a algún lugar que por ahora desconozco. Las extremidades me arden mucho más desde que salté por encima del fuego y hui de Evan. Creo que lo único que le impidió seguirme es la conmoción o quizás sabía que un zorro no podía competir con una pantera. Después de esta noche creo que no sacaré esas imágenes de mi mente. Si por lo menos hubieran muerto de una.... Pero no. Torturados y asesinados. A Zack le hicieron cortes profundos en el pecho antes de quemarlo vivo y Lee... "Tan pequeña y delicada..." ella era virgen. Esos ojos apagados y cansados, los moretones en el cuerpo, los huesos rotos... ¿cómo puede existir gente tan cruel? "No es gente... Son vampiros. " pienso y se acentúa el dolor en el pecho. Con los kilómetros comienzo ver borroso, cierro los ojos (no me hacen falta en este instante), mi "voz" se hace más débil y aguda y creo que estoy perdiendo la conciencia. Choco con algo y caigo al suelo, me rindo....

Entreabro los ojos, los tengo irritados y duelen mucho. Aun veo borroso y solo distingo oscuridad y...no sé... quizás una mancha blanca. Alguien carga mi cuerpo desnudo en brazos.

— Estarás bien. — balbucea o... no estoy segura tal vez lo dice con firmeza. — Yo te cuidaré, pequeña.

Cierro los ojos de nuevo, algo mareada. Otra vez la sangre corriendo por el pecho y las llamas tragándose su vida o el cuerpo caído al suelo de Lee, el vestido rasgado y la mirada muerta.

Aun temblorosa, vuelvo a tener consciencia. Un bosque espeso me envuelve, estoy tirada en el suelo cubierta solo por una manta oscura con patrones romboides de varios colores; aunque solo me tapa hasta la cintura. Encima de mi torso han acomodados con sumo cuidado una cazadora negra. Reconozco el olor enseguida, el agujero en mi pecho se cierra apenas por un segundo; después vuelve a ser un vacío oscuro, profundo y muy doloroso. Levanto la vista y lo veo. Esta sentado sobre el suelo, articula palabras que aún no logro escuchar bien. Lleva un jean negro, de dos trabillas le cuelga una fina cadena de eslabones de plata y un cinturón sencillo marrón en la cadera, unos AllStart oscuros que se aferraban a sus tobillos y una camisa ancha gris sin más adorno que el diminuto logo de Nike en el centro de color rojo vino. Frente a él sentaba un hombre desconocido para mí, con un simple Jersey azul oscuro, un jean marrón y tenis deportivos. Los ojos color miel de Sky se posaron en los míos a la vez que pronunciaba una última palabra "tiempo...". En ese instante comienzo a temblar, abro los ojos como platos al ver la fogata que hay entre ellos. Aún con la manta entre las manos cubriendo el cuerpo me aparto gateando hacia atrás. No solo recuerdo, sino que siento las llamas quemar mi piel a la distancia. Me sigo alejando, ni siquiera lo hago adrede. Creo que es miedo, tal vez más que eso; pánico. Mi respiración es agitada y forma pequeña nubes blancas en el aire. Sky se acerca con rapidez y me envuelve con sus brazos. Me pego al su cuerpo, no me importa estar desnuda, él me calma. Siempre lo hace, aun cuando ni yo misma sé lo que hago o lo que siento. Escondo mi rostro en su cuello y agarro con fuerza su camisa mientras él me acaricia el cabello con las puntas cenizas.

— Estoy aquí. — susurra en mi oído. — No sé qué ha pasado, pero no dejaré que nadie te haga daño.

El miedo se desvanece. Veo por el rabillo del ojo que el otro hombre se aleja y le agradezco la privacidad. Me aparta un poco para mirarme a los ojos.

— ¿Estás bien?

— Por ahora. — susurro con voz tomada y muy débil, casi no me escucho.

— ¿Quieres hablarlo? — pregunta a la vez que alcanza con un mano su cazadora, sin alejarse un centímetro de mí. La coloca alrededor de mi cuerpo. Si alguien más hubiera preguntado, lo habría ignorado o despachado de mi vista de manera grosera. Pero con él sí querría.

— Zack ... Zack y Lee...— digo sus nombres con un nudo en la garganta dolorida por los gritos y rugidos. — Lo- lo vi todo. Lo quemaron vivo, Sky. ¡Vivo! Y- escribieron con una daga en su pecho. "La muerte paga tu deuda.". — me quedo en silencio un rato, bajo la mirada. No soportaría ver el sufrimiento en ella. — A "la niña" la violaron. La dejaron con el vientre sangrando, con moretones y- y lo-los huesos rotos. Después le cortaron la garganta. — escondo mi cara en su pecho. Ya no es solo mi dolor, no estoy dividida. Sky y yo sentimos lo mismo, solo que ahora el dolor es más grande. Ya no es mi agujero, es nuestro agujero. Sigue perplejo. — Fue él. Él me obligó a verlo todo y- y yo no podía hacer nada. — digo con algo de firmeza – ¡Te juro, Sky! ¡No pude hacer nada! Lo sabes ¿verdad? — lo miro mientras envuelvo mi cuerpo con la manta como una toalla. Baja la vista, está en shock. Luego de unos minutos cubre sus ojos y frente con las manos. Instintivamente lo abrazo, la cazadora cae por mi espalda. Lo escucho sollozar por un rato y quisiera consolarlo como él lo hace conmigo. Sin embargo, no sé cómo y tampoco me salen las palabras. ¿Qué consuelo le puedo dar si estamos sufriendo lo mismo? Llevo mis pequeños y delgados dedos a la parte baja de su cabello algo crecido desde la última vez que me fijé en ello y comienzo a frotar su cabeza con suavidad de arriba hacia abajo. Unos minutos después sigue en silencio, con el rostro escondido en mi cuello y los brazos alrededor de mi cintura.

— Tenías razón, Hope. De nada vale huir...

Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora