Joe abre una puerta marrón que se encuentra literalmente sola tras un montón de arbustos. Detrás de ella no hay nada, sin embargo, el mago desaparece al cruzarla. Sky me arrastra de la mano hasta ella, cuando nota que la miro extrañada. El gato camina a mi lado sin duda ni desconfianza. El chico alarga la mano y gira el pomo.
La estancia estaba iluminada solo por velas en candelabros de oro. Las paredes eran escasas, en su lugar solo había estanterías enormes llenas hasta el techo de libros. Volúmenes pesados, gruesos o pergaminos largos enrollados y varias escaleras de madera. Una chimenea de ladrillos encendida llamó enseguida mi atención, estaba demasiado cerca de donde estaba. Sky toma mi otro brazo y me coloca de manera que él quedara entre el fuego y yo. Un escritorio al fondo, tras el cual se alzaba un cuadro. Joe más pequeño, Miranda, su hermana mayor a su lado; en la parte posterior sus padres. Todos vestidos con ropa elegante y antigua. Un chasquido de dedos irrumpe en la habitación. La puerta por la que entramos ya no está. El ruido provenía de Joe, sentado en un mueble de cojines color rojo oscuro frente a la odiosa chimenea. De repente recuerdo una pregunta.
— Sky ¿por qué estas con un cazador? — Joe se ríe.
— Porque mi trabajo es cazar, Pura. Los vampiros tienen los sentidos desarrollados, pero un cazador es más profesional. — me contesta levantando la mirada — Tu amiguito me buscó para cazar a una vampiresa. Estábamos muy cerca cuando interrumpiste.
— No era precisamente cazar, Joe. Necesitaba localizar a Laura, no me ha llamado desde que hablamos así que supongo que Evan se ha enterado. Pero con lo que me has contado, creo que ha cambiado de bando. — interviene — Por cierto, Hope ¿por qué no avisaste qué se irían de la iglesia?
— ¡Hasta parece qué no conoces a Evan! Tenía a tres vampiros vigilando día y noche.
— ¿Hope, has visto las noticias? — pregunta Sky después de un minuto de silencio. Niego con la cabeza. Él toma un monto de periódicos encima del escritorio. — Todos se han vuelto locos. El Consejo ha ordenado a los cazadores a encontrar los culpables. Las muertes han aumentado demasiado, hasta 7000 cadáveres en un día. La policía ha intentado ocultar muchos de ellos porque no pueden explicar las causas. — explica mostrando algunos ataúdes en los periódicos — ¿Y adivina qué? Raymond fue quien comenzó a difundir el asunto de Mynia. Está diciendo que es real y lo prueba con los recuerdos de ambos en la carpa. Los guarda en un pequeño espejo que le regaló su abuela. Funciona como una cámara.
— ¿Por qué Reymond haría eso? ¿Cuál es su interés? — pregunto estupefacta ante toda la información.
— Es un idiota y ahora que Cassandra ha muerto no tiene quién lo controle. Dicen que un día dijo que ya era su hora y a la mañana siguiente amaneció muerta. — contesta Joe.
— Eso no es la única razón. — Sky me mira a los ojos — Venganza, Hope. La primera vez que fui a ver a Cassandra, un minuto antes de irme me descontrolé. La madre de Raymond estaba allí, era humana...
— Oh... — es lo único que digo —Pero... aun así... no lo entiendo. — aprieto su mano al ver la mueca que hace cuando menciona a la mujer.
— El muy estúpido sabe lo que andan buscando ustedes, solo intenta complicarles las cosas. — comenta Joe desde su asiento.
— Ese niño no sabe lo que hace. No solo los vampiros; los magos, elfos y lícanos han formado grupos rebeldes. — noto que Sky ya no me mira. — El Pentágono además de encargarse de la entrada y salida de Mynia, controla toda la sociedad sobrenatural. Cada especie sigue reglas, aprobadas por el Consejo. La única que concierne a todos es el secreto de nuestra existencia. Los números de muertes colapsan en sus informes, incluso están aumentando las transformaciones.
— ¿Por qué se están descontrolando? — pregunto por fin.
— La existencia de Mynia siempre fue negada hasta ahora. Y aunque nadie sabe exactamente qué hay allá, lo quieren. — explica Joe y se dirige hacia su escritorio — A muchas familias de magos, elfos y lícanos se les negó el derecho de vivir allá según la leyenda. Los vampiros son una excepción. La historia cuenta que los guardianes les dieron la opción de elegir la forma de alimentación. A los que decidieron alimentarse de la sangre humana, queda prohibida su entrada. El problema con los vampiros es que el control es tan estricto que hay quienes han dejado de existir por sed. Siempre quieren más, Pura. Y los del tipo de Evan no paran. Claro que hasta ahora nada más lo conocíamos a él...
— ¡No es así! Yo solo me he alimentado unas tres veces. — me defiendo, aunque teniendo en cuenta que los únicos Puros existentes somos Evan y yo; tiene razón en juzgarme así. — Si todo estaba oculto hasta ahora ¿cómo sabes tantos detalles, Joe?
— Miranda es algo descuidada con sus apuntes. — contesta mientras escribe en un papel con tinta. Sin embargo, la hoja sigue en blanco. — El caso es que están siguiendo los pasos de Evan porque creen que es un ser superior. — acerca la carta a la imagen de su hermana en el cuadro. — Por cierto, la habitación de Miranda está disponible para ustedes. Ella ya no vive aquí, así que si quieres puedes usar algo de su ropa. — señala la puerta en la esquina derecha. Asiento y me apresuro a entrar allí.
La habitación no era muy diferente al salón. Una estantería llena de libros frente a una cama perfectamente acomodada, sin pliegues y con dos almohadas bajo en cubre cama. Un escritorio a un lado del mueble y en la pared de la derecha un pequeño armario. Había una bañera con velas apagadas a la izquierda del clóset, ni siquiera la separaba del resto de la habitación por algo más que no fuera unas escalerillas en el suelo.
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Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)
Viễn tưởngLIBRO I COMPLETO EN EDICIÓN Una chica como yo quizás nunca debió ser humana y antes de conocer el mundo en que vivo, sabía que no pertenecía a ellos. Es irónico tener que abandonar a quienes quiero por un típico accidente de tránsito cuando jamás fu...