Capítulo 40

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Acaricio la peluca de pelo negro y rizado, es tan suave como el real. La costumbre de peinar el cabello solo aumenta y trato de calmar mi ansiedad cepillando al gato o con las tres pelucas más que tengo en mi habitación. Acomodadas sobre los bustos, no pierden el realismo porque tengo obsesión con mantenerlas en buen estado. La cuarta la había retirado de su puesto para usarla en el instituto. Acababa de salir de allí y entrar a la casita de madera que se encontraba detrás. Nadie iba, todos decían que vivían fantasmas adentro y... por supuesto, yo mantenía viva esa estúpida historia.

Sentada en una silla con las piernas entreabiertas, los codos sobre las rodillas y la peluca entre mis dedos. Detrás de mí el cadáver del tipo que le arranqué el trozo de piel del cuello se podría. La verdad me costaba tanto enterrarlo como dejar de respirar, así que no dediqué el mínimo esfuerzo a cavar una tumba luego de desangrarlo. A un costado de mi asiento estaba George, el del golpe en la cabeza, dormido y frente a mí, Dylan. Con ojeras, sudoroso y con algo de barba. Ambos amarrados.

— ¿Qué crees? — pregunto — ¿Negro o blanco? — le pregunto.

Su semblante estaba más relajado desde que despertó y se dio cuenta de que aún vivía. Su arrogancia me divierte.

— Blanco — sonríe.

— Deberías estar agradecido. — le digo mirándolo a los ojos. — Te he mostrado un mundo que ningún humano conoce.

— ¡Claro que lo estoy! — exclama — No todos los días se conoce a una Pura. — me levanto y camino hacia él

— Ya quiero ver si cuando te mate vas a tener esa estúpida sonrisa en el rostro. — murmuro en su oído y lo tomo de la mandíbula, dejando profundos arañazos. Bebo la sangre que queda en mis dedos. El móvil nuevo suena.

— Hope, hagamos un trato. — el trasto sigue sonando. Suelto una carcajada mientras saco el móvil, el nombre de David está en la pantalla.

— ¿Qué tienes que ofrecer? — pregunto antes de descolgar.

— Hope, tu horario del instituto está al límite. — me informa David.

— Ya lo sé.

— ¡Si me conviertes en vampiro, te ayudo con tu venganza contra Evan! — exclama Dylan.

— ¿Jugando a las casitas? — pregunta el Guardia riéndose — Algún día tendrás que invitarme a cenar. — dice con esa voz seductora típica en él.

— Cuando quieras. — contesto mirando a Dylan y a George que despertaba — Estarán encantados de conocerte. No te preocupes, voy de camino a casa. — cuelgo. Me agacho a la altura de Dylan — De Evan me encargo yo. — contesto a su propuesta estúpida — Aprovecha lo que te queda vida, quizás la próxima vez traiga a alguien a cenar.

Me acomodo la peluca y salgo de allí colocando demasiado perfume por todo mi cuerpo. Un mes y medio la he pasado así. Con pelucas, exceso de perfume, sometida al inútil sistema de educación y niñatos de 16 a 18 años a mi alrededor. Los únicos que se preocupan por mi bienestar son los que antes formaban parte Las Capas Azules, David, Anna y Fabio. Luego de una semana de llegar a su casa tomé la decisión de irme a vengar a mis amigos sola, pero el líder me convenció.

— No te desesperes, Hope. — me dijo con su voz debilitada de los 155 años de vida. — A veces la voluntad no basta, necesitaras más que artes marciales para vencer a alguien que tiene un ejército a su disposición.

Luego de muchos argumentos por parte de Fabio, coincidí en estudiar el mundo de los Irracionales y dejar atrás la idea de sacarle el cerebro a Evan al estilo salvaje. Es verdad que en casi dos meses he aprendido muchísimo, pero pareciera que solo yo estoy enfocada en el asunto de Evan. David y Anna solo se encargan de la protección del territorio y de la transportación de la casa. Fabio se centra en atender a las personas que necesitan su ayuda pues El Pentágono ha desprotegido a todo ser sobrenatural y ahora ha decidido "limpiar" a quiénes llaman "Sobrantes". Es decir, cualquier hijo o hija de un Irracional que no sea diferente de un humano. Sí, en este mundo heredar los genes de un familiar sobrenatural es poco común. Los vampiros son los únicos que no se reproducen, todos los demás pueden; sin embargo, la mayoría no tiene hijos magos, elfos, lícanos o de otras especies. Me recuerda mucho a la Saga de Harry Potter, solo que no hay un elegido que pueda salvarnos y casi todos están junto al verdadero enemigo. Llego a casa unos minutos antes de la transportación. David y Anna se apresuran a marcar en la esfera con el mapa del mundo unas coordenadas. Y en cuanto abrimos de nuevo la puerta estamos en otro sitio.

Irracional I: La Búsqueda. (Finalizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora