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Daniela estaba maquillándose, solo faltaban algunas horas para el cumpleaños del pequeño. Pero el timbre la sobre saltó. No era común recibir visitas en su viejo departamento, camino descalza y con una bata negra, camino hacia la puerta.

Al abrir la puerta un enorme ramo de peonias quedó a la vista.
Ella se quedó quieta, por un momento pensó en la vaga posibilidad de que fuera el actor, esa idea le dió risa

-¿Vas a dejar que entren o no te gustan?- la voz de Mycroft se escuchó detrás de dos hombres que cargaban el ramo, Daniela no sabía que hacer, y solo se movió de la puerta para que lograra pasar.

Dejaron el enorme ramo sobre la mesa y salieron del departamento, Mycroft le sonrió a Daniela y ella copió el gesto, pero aún así se sentía impresionada.

Ambos se abrazaron, y Daniela solo dejo que fluyera.

-¿Tom Hiddleston te ha dado miedo? - bromeó separándose del mayor, el solo rodó los ojos.

-Me hizo darme cuenta de algunas cosas, Daniela - le contestó, ella sonrió más y camino a las flores.

-Ha pasado muchos años desde que recibí flores- dijo Daniela oliendo las peonias  -Gracias Myc- Daniela se acercó al hombre y le dió un pequeño beso en los labios.

-¿Aun no estás lista para la fiesta? - pregunto Mycroft mirando de arriba a bajo a la morena, la tela delgada de la bata dejaba a la vista el conjunto, ella se percató de cómo había recibido a los hombres del ramo.

-Por dios- dijo cubriéndose un poco - faltan tres horas Mycroft, se supone que tú ya tienes todo listo- le respondió, caminando a su habitación, detrás de ella iba el hombre.

-Ya está todo preparado- respondió mirando con curiosidad la decoración del departamento, hasta que entró a la habitación de Daniela.

Ella se sentó en el tocador y siguió rizando su pelo. El caminó atrás de ella y puso sus manos sobre los hombros de la chica.

-¿Que pasa Mycroft? - preguntó ella extrañada, habían pasado meses en los que ellos estaban separados, y al parecer el la extrañaba.

-Extraño tu compañía en casa- respondió, el rubor comenzaba a subir por sus mejillas.
-Ademas extraño como me gritabas para bajar a comer, y también extraño los postres que haces cuando estás aburrida o preocupada. Daniela, jamás a ninguna persona ve extrañado y mucho menos he pedido perdón- dijo Mycroft con mucha pena, pero era necesario decirlo, antes de que cometiera otro error.  Ella se levantó, tomo sus manos y ambos quedaron frente a frente.

-Yo también Mycroft, extraño que siempre me regañes por dejar mi ropa fuera del cesto, extraño que al salir de la ducha encuentre mi ropa planchada sobre la cama, y que le hables en secreto al conejo mientras estoy cocinando- ambos rieron, pero ella se puso sería - y realmente entiendo por qué tomaste la decisión de alejarme de ti. - ella sentía un enorme nudo en su garganta

-Daniela, por favor tienes que...- ella rió, no podía creer que lo estaba poniendo de rodillas.

-Mycroft, ya cierra la boca- y beso al mayor, fue un beso lleno de necesidad, y sin pensarlo mucho ella soltó un par de lágrimas, se separaron y ella miró el reloj de su buró.

-Aun tenemos un par de horas para llegar con Will- le dijo al mayor, y aún con las manos entrelazadas, ella las subio hasta su hombro y con los dedos de Mycroft deslizó su bata.

-Llegaremos tarde- respondió el hombre, trago grueso y la respiración comenzaba a ser agitada. Ella sonrió, y por fin se deshizo de la bata, quedando en el bonito conjunto de encaje negro, con ligeros de tela algo gruesa y hebillas de metal.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora