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Daniela estaba frente al espejo desenredando ahora su corto cabello.
Si piel se torno más pálida y su figura era casi más que perfecta, el embarazo le había caído de maravilla.
Mycroft estaba en la cama, leyendo un libro bastante antiguo.

Mañana tengo que ir a una junta de padres, al colegio de Will. ¿Podrías pasar por tus trajes a la tintorería? — pregunto Daniela, dándose la vuelta aún sentada en su pequeño sillón.

—Mandare a Anthea, no hay problema— respondió sin mirarla, Daniela rodó los ojos y se levantó. Camino hacia el enorme ventanal, y sobre un pequeño mueble estaba su celular. Lo reviso esperando un mensaje más, añoraba con uno más, tan solo uno.

Un sollozo se escuchó a través del monitor para bebés, Daniela se exaltó, y el mayor solo suspiro dejando su libro en el buró.

Yo voy querida— dijo Mycroft dándole un beso en la mejilla.

El hombre entro a la habitación, ya era mediados de Junio, y la pequeña estaría pronto a cumplir los 6 meses.
La bebé lloraba desconsolada, hasta que su papá la tomo entre sus brazos. No había tenido tiempo de mirarla con calma.
Tenía enormes ojos verdes, de tez un poco morena, y rizos de café rojizo. Para el, era la criatura más perfecta del mundo.
Comenzó meserla entre sus brazos, ayudándola a conciliar el sueño, pero no lo lograba.

Quizás tiene hambre— dijo Daniela entrando a la habitación, el le entrego a la pequeña, y la comenzó a alimentar.

—¿No te gustaría un varón?— pregunto Mycroft, acariciando la frentesita de la pequeña. Daniela sonrió negando.

Ya tenemos a Will— respondió.

Pero...— Mycroft no quiso seguir con la oración, y Daniela lo miro mal.

Vamos, dilo

Pero el no es de nosostros... Ya sabes...— explico Mycroft, dudando un poco de lo que estaba diciendo.

Es de Sherlock, y con eso me basta para sentir que también es mio— respondió Daniela, tampoco sin pensarlo.
Mycroft miro a la morena, y paso saliva.

Lo sigues amando, a pesar de todo lo que nos ha echo pasar — dijo molesto. Daniela suspiro.

No lo amo, al único que he amado es a ti y si volviera... no creo poder perdonarlo— se defendió, pero no fue suficiente.

—¿Por qué lo sigues esperando?

No pudo haber dejado así sin más a su hijo— Mycroft suspiro enojado.

No lo conoces. Es capaz de todo, menos de mantener una familia.— salió de la habitación, y Daniela solo fijo su mirada en la pequeña, que ya estaba dormida. La dejo sobre la cuna y salió de la habitación.

Mycroft estaba por acostarse en la enorme cama, dispuesto a dormir.

Tu sabes por qué se fue, ¿Verdad?— pregunto Daniela, tratando de analizar todo lo que había pasado en estos meses.
El no estaba dispuesto a hablar.
Responde Holmes— dijo Daniela. El la miro y suspiró.

—No lo sé— respondió, y siguió acomodando la cama.
Ella salió de la habitación y fue a su despacho. Algo no encajaba y eso la había dudar.

[...]

El tráfico era algo insoportable, Daniela estaba a punto de bajarse de la camioneta y patearle el trasero al imbécil que estaba provocando que llegara tarde a la junta de padres en la escuela de Will.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora