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Al salir del departamento de Sherlock, Daniela seguia mirando a todos lados y tomando el arma por dentro de su abrigo, al final ella seguia siendo seguridad de Mycroft.

Ambos subieron al auto y se dirigían al hogar del mayor, el iba distraído en el celular escribiendo un sin fin de mensajes de texto a sus subordinados.

No me habías dicho los planes de tu familia—ella hablo con un poco de timidez.  

Lo siento, lo había olvidado—explicó tranquilo, restándole total importancia y sin despegar la mirada del celular.

Vete al demonio— lo maldijo por lo bajo y moviendo su pierna en signo de ansiedad, arriba abajo de manera rápida.

Daniela, tranquila. Nada malo puede suceder—el dejo el celular a un lado y la miro, ella se notaba nerviosa para algo tan simple, tenía que ser algo mas.

De acuerdo, pero tendrás que comprarme algo lindo para que no vea como la vagabunda que suelo ser, según tu magnífico sentido de la moda— lo miro fastidiada pero al instante tomo entre sus manos delgadas su rostro y se hundió en el asiento del auto. El puso su mano en la pierna de ella y casi por inercia ella dejo de temblar. 

No es por eso que te sientes tan ansiosa, es por algo mas, dime— increíblemente Mycroft uso un tono de voz suave y dulce.

¿De que hablas Myc?—el le seguia mirándola y esperando la respuesta a su pregunta, ella cansada soltó un suspiro y hablo: 

Es mi padrino, está enfermo. No está grave pero me preocupa— ella guardó silencio y desvió su mirada a la carretera. 

Si gustas, podemos ir a México un par de semanas.

No... hablé con el ayer por la noche y dice que esta bien.

El asintió levemente y ya habían llegado a la lujosa casa de Holmes, salieron del auto e iban caminando tomados de la mano.

—*Dios santo, ¿Por qué no me castigas después de todo lo malo que he echo? Me has dado a un hombre maravilloso que me hace tremendamente feliz*— ella se dijo a si misma mientras sentía la calidez de la mano de Mycroft y  miraba su perfil.

¿Me podrías ayudar a hacer mi maleta? — pregunto Mycroft dejando su sombrilla a un lado de la puerta, ella estaba por subir por las escaleras cuando asintió con una sonrisa, siguió subiendo y rápidamente Mycroft la alcanzó para agarrarla por la cintura.

En unos minutos llegan tus maletas, y la cena.

—¿Mandaste a alguien para husmear en mi armario? — Mycroft hizo una mueca rara, no entendía por qué tendría que hacerlo.

Por supuesto que no querida,ande a comprarte ropa nueva, no dejaría por nada del mundo que vieran esos bonitos conjuntos que me modelas— se defendió.
Ella se quedó parada con un gesto de indignación, junto con su mano en el pecho. Myc solo se acercó y le plantó un beso en la frente.

El entró al baño y ella abrió la puerta para dar con el enorme armario de su pareja, que parecía una tienda de ropa.
Ella saco un par de pantalones de vestir no tan formales, camisas, suéteres, etc. Y los iba acomodando cuidadosamente en la maleta.

El sonido del timbre de su celular la sobresalto un poco, era un mensaje

—Hija, ¿Como estás?

—Padrino, estoy bien. ¿Como sigues? ¿No te duele nada?

—Me encuentro mejor, los mareos pasan rápido. Quiero que te cuides mucho Coagulita. Ramiro está cuidando bien de mi. No te preocupes. Adiós mi niña. En cuanto termine hoy mis pendientes te llamo.

—Cuidate mucho, te amo. ♥️



Una lágrima cayó por su rostro, le dolía que la única persona que amaba estuviera enferma, y de la peor enfermedad que ella pudiera imaginar. No quería quedarse sola, pero quizá Dios la está castigando.

¿Todo bien Daniela? — pregunto Mycroft con una bata de baño, y aún con el pelo mojado. Daniela limpio la lágrima y su pensamiento se desvió al verlo así.

Si, todo está muuuuy bien — levanto las cejas recorriendo descaradamente el cuerpo de Mycroft, el por un momento se sintió acosado. Sin pensarlo mucho, el se acercó a Daniela, la abrazo por la cintura y le pregunto cerca del oído.

—¿No has terminado?

— Depende...




(Al día siguiente)




—Ralajate cariño— dijo Daniela sacando el humo del cigarrillo.

Llevp media hora esperando a que baje—contesto bastante irritado, odiaba que se demoraran. John bajaba con un par de maletas que el chófer tomó para acomodarlas.


No quiere bajar— hablo John con todo de desespero. Mycroft gruño y miro de mala gana a Daniela.


Ve por el— la chica frunció el ceño.

Es tu hermano, no el mío

—Y tu eres mi trabajadora— con total indignación, soltó su cigarrillo y al pasar a un lado de Mycroft, se detuvo.

Anoche no decias eso — ella subió por las escaleras furiosa.

John río por el comentario de la chica y miro a Mycroft.

—¿Crees que pueda hacerlo? — no contesto y solo se limitó a subir hasta el departamento. 

—¡SHERLOCK!— grito la chica, mientras tomaba la perilla de la puerta, en la que el joven Holmes estaba encerrado.

—¡He dicho que no! Dejen dormir, maldita sea— el rizo grito del otro lado de la puerta, Daniela estaba al borde de asesinarlo, nadie podía entender los nervios que tenía por qué iba a conocer a sus suegros, y aún así Sherlock había decidido tener una actitud de niño caprichoso.

Cariño, tienes 5 para abrir ¡La perra maldita puerta! O si no...

—¿O si no que? — el menor había cometido el peor error, retar a una mujer como Daniela era imperdonable.


Ella se giró para ver los rostros perplejos de los dos hombres, ella sonrió y acomodó un mechón de su cabello.


De acuerdo — sonriendo, camino hacia las escaleras.


—¿A dónde crees que vas Daniela, tienes que sacarlo?— le regaló su jefe.

Cierra la maldita boca —siguio su camino y bajo rápidamente las escaleras, abrió la cajuela del coche y saco una pequeña hacha. Subió desesperada. Se paró enfrente tomando el hacha con fuerza.


¡Uno! — dió un golpe en la perilla.
—¡Dos!— dios otro golpe.
—¡Tres!— la puerta se abrió dejando a la vista un Sherlock atónito y con pijama.


Estas desquiciada mujer— se expresó Sherlock levantándose de la cama tratando de huir.


Ni se te ocurra escabullirte, ten por echo que te voy a encontrar y juro por mi madre que me voy a encargar de que la pases muy mal. A sí que por las buenas arreglaré y vamos con tus padres de una maldita vez.

—¿Que había preguntado doctor Watson? — Mycroft se veía orgulloso de su trabajadora. Sabía que no era una chica cualquiera.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora