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La mexicana iba llegando con la enorme camioneta, el día era lluvioso y bajo con prisa de la camioneta.

Toda la casa estaba obscura, ella torpemente abrió la puerta principal y entro a su casa, dejando el paraguas a un lado y quitándose los zapatos.
Hasta que un ruido extraño dentro de la casa la sobre salto. La mexicana se acercó a apagador pero no había electricidad.

-Demonios- susurró, algo de medio le recorrió el cuerpo y camino hasta un pequeño mueble, dentro de el había un arma y una pequeña lámpara, la encendió.
Nuevamente se escuchó un ruido, pensó que probablemente sería un ratón, últimamente habían aparecido debido a que la hierba había crecido.
Pero otra parte de su mente sabía que era algo mucho más grande.

Cargo el arma y quitó el seguro. Sin mucha visibilidad camino hasta la cocina, tratando de no tropezar.
Una olla se escuchó caerse nuevamente al suelo, se acercó detrás de la barra de desayuno y un ratón pequeño salió corriendo hasta la pequeña mesa. Daniela se sobresalto y por poco le dispara al animal.

-No fue buena idea- susrro levantando la olla, no fue una buena decisión pasar el fin de semana sola, pudo haberse quedado con Sherlock, pero sabía que el querría un espacio con su hijo, y desde la boda, había estado distante y había pasado días solo en Baker.

Mycroft salió a Dinamarca, y ella tenia mucho trabajo en casa,No había más opción.

Caminó hasta la puerta de la cocina, que daba paso al garaje que parecía más un granero. Entro en el, la lluvia no dejaba de parar, y sus pies se llenaron de lodo.

Una máquina roja estaba en la esquina del granero, y con la lámpara trato de encenderla.

-Gracias  Sherlock, buena idea- dijo divertida mientras trataba de arrancar el generador de electricidad, que Sherlock le había dicho que comprará en situación de emergencia. A la mexicana le pareció estúpido pero lo termino comprando.

La mexicana regreso a la casa, ya había luz, y algo dentro de ella descanso. Con torpeza trato limpiarse el barro de sus pies, pero su estómago le estorbaba.

-Dejame ayudarte- una voz femenina se escuchó a espaldas de Daniela, ella solo  dió un grito y se pegó a la puerta con miedo. Giró su cuerpo causando que se resbalara, pero la dueña de la voz, previno que cayera en el suelo.

Demonios, estás completamente loca!- grito Daniela quitando las manos de Irene sobre su cuerpo.

-Lo siento Daniela- se disculpo la madre de William.

-¿Que carajos haces aqui?- pregunto la mexicana, tomando el arma y atravesando la sala para llegar a la estufa.

-Vine a hablar contigo- dijo Irene, tenía un semblante serio, pero con miedo. Sabía que meterse en problemas con la mexicana sería espantoso, y aunque la mexcana estuviera embarazada era muy peligrosa 

-¿En serio?- la mexicana pregunto irónica, mientras calentaba un poco de agua.

-Esta vez, no hay escapatoria para mi- dijo la de ojos verdes, su cabello ondulado y mojado por la lluvia enmarcaban sus facciones.

-¿Ahora que hiciste Irene?- Daniela dejo caer la taza sobre el mármol negro de la cocina, haciendo un ruido agudo.

-Me vas a odiar- respondió mirándola a los ojos.

Daniela apretó la quijada y espero lo peor, la mexicana solo la miro desafiante.

-¿¡Que hiciste!?- la mexicana se exaltó, dejando caer por fin en el suelo la taza. Estaba harta que fuera el mismo juego con Irene, no podía soportarla ahora.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora