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Tenía miedo, y prefirió apagar el celular.
Respiro hondo, pero en ese momento su celular comenzó a recibir una llamada, la asustó tanto que soltó el aparato sobre la mesa.

-Demonios.- susurro Daniela, al ver el número desconocido. Con sus manos sudando y temblando, decidió contestar la llamada. 

-No sigas jugando conmigo- dijo Daniela, y ella solo escucho una risa, su risa.

-¿Puedo verlas?- Daniela comenzó a llorar, sin hacer mucho ruido, era Sherlock quien se escuchaba tranquilo.

-Si, por mensaje de texto. Pueden escucharnos- respondió la menor, y al instante colgó. 

Se limpio las lagrimas y suspiro, parte de ella se sentía tranquila.

La mexicana salió de su despacho y camino de nuevo a su habitación. Mycroft miraba la televisión, el canal de noticias.

—Y de nuevo, el enigmático Sherlock Holmes vuelve a aparecer en los encabezados del periódico, junto a su fiel amigo John Watson.— el conductor de las noticias hablaba, y Daniela solo miraba a Mycroft, quién no despegaba la mirada del televisor.

-Ese imbécil- susurro el mayor, tomando su celular, hasta que miro a Daniela. Ella estaba sería, mirando al pelirrojo.

-¿Que hace de nuevo aquí?- pregunto la chica.

-No lo sé- mintió su esposo. Ella presentia que lo sabia, pero prefirió ignorarlo.

-¿Que haremos con Will?- pregunto la menor, su esposo solo se limito a seguir escribiendo en el celular. 

Con un demonio Daniela!- elevo la voz, pero de inmediato el mayor respiro hondo tratando de tranquilizarse. -No lo se, eso tu resuélvelo. Tengo cosas que hacer- contesto, para después salir rápidamente de la habitación. 

Daniela se quedo mirando el televisor, con una mezcla de sentimientos extremos. Miro su celular y un mensaje ilumino la pantalla.

"¿Podemos vernos?" 

"Te espero para el almuerzo en el restaurante de siempre"

"Vale"

"Aun las amo"

[...]

La mexicana acaba de dejar al pequeño Will en el colegio, y solo Madeline. Madre e hija estaban sentadas en el mismo restaurante que acostumbraba la mexicana. La niña estaba dormida dentro de una carriola y la mujer estaba tomando un café, mientras esperaba al de rizos.

Se sentía nerviosa, con ganas de llorar pero a la vez, con unas ganas interminables de romperle la cara al menor de los Holmes. Mycroft se había marchado fuera del país con pretexto de tener cosas pendientes que hacer, así que podría verse con su hermano menor sin ningún problema. 

Vio como iba llegando Sherlock al restaurante, Daniela solo se levanto de su silla, ella traía puesto un pantalón de vestir negro y una blusa del mismo color, con un escote pronunciado y acentuado por su piel un poco dorada.

Estaban frente a frente, y la mexicana solo se limito a soltarse a llorar, el la abrazo. 

-No debiste de haberte ido- dijo Daniela, aferrada a los hombros del mas alto. Sherlock solo suspiro y se separo de la mexicana. La vista de Sherlock se poso sobre la carreola, ahí estaba Madeline con los ojos enormes mirándolo.

-¿Puedo?- pregunto Sherlock, y Daniela asintió. Con cuidado cargo a la  pequeña. Los ojos verdes de Madeline se iluminaron, y chocaron con los multicolor de Sherlock, el sintió que el mundo se le venía encima. La niña sonreía y con sus manitas tocaba el pelo de su tío, el torpemente la sostenía.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora