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-Oye- dijo el austriaco, que tenía un diente de oro sólido.
Daniela levantó su mirada, y choco contra los ojos grises del asesino.
-Creo que nos conocemos- dijo con una sonrisa, entrelazando sus toscos dedos debajo de su barbilla.

Lestrade estaba sentado a un lado de la mexicana, veía atentamente los movimientos del hombre.

-Lo dudo mucho grandulón- respondió la mujer con una sonrisa burlona, e inmediatamente bajo nuevamente su mirada al expediente del asesino en serie, no le tomo importancia, todos los criminales eran iguales.

-Me ofrecían una gran suma de dinero por tu pequeña cabeza, pero me negué.- dijo el tipo cruzando sus brazos y recargando su espalda en el respaldo de la silla.

-Gracias, pero un tipo como tú hubiera sido inútil para terminar con mi vida - respondió la mexicana con humor y arrogancia, a pesar de que el Austriaco le doblaba la altura, ella estaba segura que no tendría mucha probabilidad de asesinarla.

Regresó su atencion al documento en el que estaba escribiendo.

El mal viviente se acerco peligrosamente a Daniela, su mirada se posó fija en Daniela.

-Mi hermano te ha buscado por meses, y sin darme cuenta di contigo- mencionó el hombre, ahora su rostro reflejaba cierta felicidad. Ella sorprendida levanto su vista y no la despego de los ojos grises sin fondo. Analizó sus facciones con cautela, hasta que en su mente gritó, ¡Bingo!

-Guarda silencio- susurró Daniela, apretando su quijada. No le daba gusto ver a ese hombre. Ya lo había olvidado.
La seriedad con la que hablo la mujer, hizo que al inspector se le erizarán los pelos.

-Warum. was versteckst du?- pregunto en un alemán romántico, el rubio parecía intrigado por la pregunta. El asesino seguía sonriendo, mostrando su diente y las arrugas que se formaban en su rostro

-En español, seas quien seas, estás en un interrogatorio, no en un cafe- dijo el canoso evitando la respuesta de Daniela.

Ella se levanto de la silla, y miro al austriaco. 

-Esta vez no puedo hacer nada para ayudarte- dijo Daniela saliendo de la sala, la mirada de Donovan y Anderson estaba perpleja al ver como la mexicana salía de la sala, sin decir por qué.
Sabía que se metería en grabes problemas con Mycroft.

Daniela!, ¡Vuelve!- grito Lestrade al ver como la mujer se escapaba de manera rápida.

(...)

Daniela se encontraba en su oficina en su nueva casa, estaba nerviosa y preocupada. 

Miraba papeles de las empresas en México, y el llamado de la puerta la hizo saltar en su lugar, miro con miedo la puerta.

-Adelante- dijo Daniela bajando la mirada de nuevo a los papeles. Era Sherlock, parecía tener sueño y hambre.

-¿Mi hermano?- pregunto tomando asiento en un enorme sillón dentro de su oficina. 

-Salió a  Escocia, con Lady Smallwood- respondió Daniela con una cierta pizca de enojo.

Sherlock se levanto de su lugar y camino a escritorio de la mexicana. Se sentó en una esquina enfrente de ella, pero la mujer seguía metida entre los documentos, evitando mirar a su cuñado.

El no le quitaba la mirada de encima, y tenia una sonrisa burlona.

-¿Que demonios pretendes Sherlock?- pregunto Daniela fastidiada, por fin levanto su mirada.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora