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La mañana era algo fría, Daniela miro a su lado y estaba Sherlock, profundamente dormido, como pocas veces, con un semblante calmado y relajado.

El sonido de las palomas y de los gorriones silvestres alegraban las mañanas. Trató de levantarse de la cama, procurando no despertar a Sherlock. Con pesadez entro al baño, mojo sus manos, para después pasarlas sobre su rostro, se miro en el espejo, se notaba cansada y arrepentida. Hoy no era un día bueno para la futura madre, lo que menos que quería era pensar en las responsabilidades que había dejado en Inglaterra, la preocupación que tenía por Mycroft, y por la noticia que recibió por la noche.

Sus ojos tenían ojeras, el café rojizo de sus ojos parecía un poco opaco, el embarazo está siendo difícil, pero no negaba que era totalmente feliz.

Una punzada atravesó el cuerpo de Daniela, haciéndole gritar y recargarse sobre el lavadero. Sherlock aún dormido, se levantó preocupado, buscando a la chica por toda la enorme habitación.

-¡En el baño!- grito Daniela, que poco a poco camino hacia la taza del baño para sentarse. Estaba sudando, y su cuerpo temblaba, Sherlock se apareció dentro del baño.

-Daniela, ¿Que pasa?- pregunto asustado, ayudándole a la mujer, a mantener el equilibrio.

-No lo sé, solo un...dolor- respondió la mujer dudosa de lo que había pasado.

-Quiza, es el viaje querida. Ven a recostarte- dijo Sherlock ayudándola a levantarse. Al salir del baño, el pequeño William entraba a la habitación, con un rostro preocupado.

-¿Madrina, estás bien?- pregunto el pequeño, corriendo a ayudarle a la mujer, a sentarse en el colchón.

-Nada cariño, solo me asusto una araña en el baño- respondió restándole importancia a lo sucedido. Para que el pequeño no se asustara.

-Cariño, ve a la cocina. Y ve que podemos hacer de desayuno- dijo Daniela, y el pequeño asintió, y corrió directo a la cocina.

Sherlock se sentó a su lado, y la miro preocupado.

-Vamos con un doctor Daniela, el viaje fue pesado.- dijo Sherlock acariciando el cabello de la chica.
Ella negó con la cabeza.

-No es nada, estaremos bien- dijo Daniela tomándose el vientre. Sherlock tenía un rostro serio y lleno de arrepentimiento.

-Perdon por preocuparte, no debí decírtelo en estos momentos. Pensaba decirlo antes de tu boda.- dijo Sherlock intentando tomar su mano, a lo que ella la evito sutilmente.

-No tienes que disculparte. Y no estoy preocupada por tu decisión- dijo Daniela levantándose de la cama.

Sherlock iba a decir algo, hasta que los gritos de William, se escuchan acercándose.

Madrina! Hay un banquete en la cocina! - dijo el pequeño emocionado. A pesar de vivir con algunos lujos dados por Mycroft y Daniela, aún le impresionaba ciertas cosas.

Daniela sonrió con cariño, dándole un poco de felicidad.
Sabía que su hermano le podría dar todo lo que la morena pidiera, no habia motivo por el cual no le dera todo lo digno a una reina.

-Vamos a desayunar- dijo tomándole de la mano, y detrás de ellos iba Sherlock, pensando en lo que había echo.

Ya en el enorme comedor, estaba el hermano de la chica, con una vestimenta muy típica de un hombre de rancho, con sombrero y botas. Daniela sonrió al verlo.

-Hermana- dijo suavemente dándole un abrazo, a Sherlock le impresionaba como quería a la chica, no sabía mucho sobre la familia de Daniela, pero a pesar de la distancia se veía que eran muy unidos.
-Te ves pálida, ¿Estás bien?- pregunto con evidente preocupación.
Ella hizo una mueca, y le miro a los ojos con diversión.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora