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Daniela estaba tomando un baño, el agua caliente pasaba por todo su cuerpo. Le ayudaba a calmar aún los malestares de los golpes, aunque solo quedaban rastros casi invisibles.

Escucho como se abrió el cancel de cristal, y ella sonrió, se hizo a un lado para darle paso, pero sintió un par de manos posarse en en cada lado de su cintura, los labios de Mycroft se impregnaron en los hombros de la mujer.

-Por si no te has dado cuenta, el baño está ocupado- dijo Daniela acariciando la cabeza de Mycroft.

-Dan, por favor. Llevamos semanas sin tener un momento a solas - le dijo Mycroft, pasando sus manos hasta los senos de la mexicana.
Daniela se giró para quedar frente a frente, comenzó a besarlo de manera rápida y provocadora.

-¿Quieres hacerlo en la bañera? - le pregunto Daniela con una sonrisa.
El asintió igual con una sonrisa, estaba perdido en los obscuros ojos de la mujer.

-Niño caprichoso- le dijo Daniela, volviendo a besarlo.
A Mycroft le encantaba que Daniela fuera así, libertina y sin prejuicios. Una mujer increíblemente segura de ella y de lo que lograba hacer con ese bonito cuerpo.

La mujer se separó de el, dedicándole una mirada seductora, y se puso de espaldas, Mycroft la miro de arriba a bajo, y en su espalda había aún rastros de los golpes de hace quizá un mes, y entre los colores verdosos y morados, estaban los trazos de color negro que se había echo hace años, magnolias y conejos decoraban una de sus costillas.
El paso sus manos por su espalda, acomodó el cabello largo entre sus manos, y sin aviso se adentro en ella.

-Maldicion Mycroft, con cuidado- le reprocho, el hombre comenzaba a moverse. Se sentía tan bien, después de tanto estrés era hora de estar un momento a solas, pero no recordó un pequeño detalle.

No!- grito Daniela separandose de el.
La mexicana estaba a punto de matarlo.

[...]

El tráfico en Londres era terrible, Daniela tenía recargada su cabeza sobre su mano y con la otra, mantenía el volante.

-Llegare tarde- dijo Mycroft mirando el tráfico interminable.

- Tendrás que decirle a la reina que espere una hora más, parece que durará unos 100 años mas, no tiene de que preocuparse- dijo Daniela tratando de ganar el paso a un pequeño auto, en comparación a la gran camioneta que tenía.

Mycroft iba a reprocharle algo, pero ella lo cayó.

-No me eches la culpa Holmes, tú estuviste de calenturiento y para que lo dejáramos a medias- dijo Daniela mirándolo mal.

-Daniela, no va a pasar nada. Tienes que confiar en mis deducciones- dijo Mycroft mirando como la chica delgada era capaz de mover una máquina pesada.

- Claro, como si el método del ritmo fuera confiable. Mycroft, un poco de responsabilidad sexual- le dijo Daniela abriéndose paso entre los carriles y así saliendo un poco del horrible tráfico.

El teléfono de Mycroft sonó, y el contesto con el neutro tono de siempre.

-Por favor, solo 15 minutos más. Chocaron justo hace unos momentos y no hay paso- dijo Mycroft esperando una respuesta -De acuerdo, te agradezco- dijo cortando la llamada, el la volteo a mirar con cierta preocupación.

-Bien, pero si choco comprarás una Scalate nueva, color cafe.- dijo Daniela mirándolo acertiva. El acepto y ella aceleró, haciendo que los demás conductores enfrentaran de manera brusca, provocando que le  gritaran muchas cosas malas.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora