30

285 30 5
                                    

William, ¿Puedes pasarme la pimienta, por favor?— pregunto Mycroft, de manera suave. Mientras cocinaba un poco de carne.
El niño soltó un suspiro y se levantó de la silla, tomo la pimienta y la puso a un lado de la estufa, haciendo un ruido. Estaba molesto y decidió demostrarlo así.
Mycroft arrugó su rostro.

No creo que quisieras otro castigo, ¿Que sucede contigo William?— reprochó su tío con voz grave, poniendo el condimento a su comida.

—Mas castigado no puedo estar— le contesto el pequeño sosteniendo la mirada a su tío. Oh no, grabé error.

—¡Will! Basta, ¿Que sucede?— pregunto Daniela entrando a la nueva cocina, el pequeño apretó su quijada y encaró a su madrina.

No sucede nada— contesto levantándose de la silla. —Ire a mi cuarto, supongo que estoy castigado— dijo el pequeño atravesando el comedor.
Daniela miró sorprendida a su pareja.

Lo que necesita esa criatura es un buen internado— dijo Mycroft molesto, mientras servía la cena en un plato.

Daniela suspiró sentándose en la silla. Paso su mano por su rostro.

No puedo hablar con ese niño, me corre de su habitación o simplemente no contesta mis preguntas. Jamás imaginé que Will fuera asi— dijo Daniela, Mycroft negaba con su cabeza, dejando un plato enfrente de Daniela.

Solo es darle tiempo querida. Ha pasado por cosas delicadas. Sherlock ha estado desatendiendo a esta criatura, y con la noticia de que esperamos un hijo, no creo que se sienta bien— dijo Mycroft entendiendo la situación por la que pasa su sobrino.

—Maldito Sherlock, ¿Tan importante es ese caso? No es capaz de llamar al menos para saber si Will ya comió— se quejó Daniela comiendo sus verduras.

—Ya sabes cómo es mi hermano, pensé que con la noticia de que era padre, podría hacerlo cambiar un poco— dijo comiendo su trozo de carne.

Daniela dejo los cubiertos a un lado y miro decisiva a su pareja.

—Voy a hablar con Will, no puede seguir esto así. Llevamos cuatro semanas con esta actitud. No quiero hacerle daño — dijo Daniela levantándose de la mesa.

La mujer subió por las escaleras de madera obscura, rechinaba y a ella le hacía sentir un escalofrío en la espalda.

Llegó hasta la habitación de Will, y abrió lentamente la puerta. Estaba jugando con el conejo, y solo la luz de una lámpara alumbraba la habitación.
El pequeño miro a la mujer y después la ignoró. Ella entro y cerró la puerta detrás de ella.

El pequeño vientre de Daniela ya se podía notar, y el aumento de peso también. Ella se sentó en el suelo con algo de esfuerzo junto con Will, el seguía en silencio acariciando al enorme conejo.

—Cariño, dime qué sucede— dijo dulce mirando al pequeño de rizos, el no contestó.
Daniela  tomo el rostro del pequeño entre sus manos e hizo que la mirara.

Vamos Sherly, dime. O ¿Acaso ya no me quieres?— dijo Daniela mirando esos ojos parecidos a los de su padre, comenzaron a llenarse de lágrimas y Daniela trato de no llorar.

—Siento que me dejarán solo, no quiero que eso pase— dijo el pequeño limpiándose las lágrimas.

—¿Por qué piensas eso cariño?— pregunto Daniela con atención.

— Papá tiene muchos casos importantes y tienen toda su atención, además por los problemas que ha causado mamá.  Y ahora tu... Bueno que estás embarazada, mi padrino está preocupado por ti y...Daniela extendió sus brazos y el pequeño aceptó, las lágrimas salieron de nuevo y ella acariciaba la cabeza del pequeño, el conejo miraba la escena y se quedó dormido.

The Cold Coagula || Mycroft Holmes ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora