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Pues patio si era (de alguna forma), que fuera más grande que tres canchas de fútbol profesional era otra cosa.

Todo se veía colorido y lleno de vida, al ya estar en la primavera, el patio estaba a explotar de flores, árboles, pasto tierno y pequeños animales que llegaban a colarse.

-Jueputa...- Sonó asombrado el cafetero, si bien hubiera podido decir otra palabra, la grosería fue lo que más se acomodó a su impacto.

Al ya estar ligero de maletas, se dispuso a caminar un poco por este, sin prestarle mucha atención al dueño del palacio, solo sabiendo que este le seguía a paso lento por detrás.

-Una ardilla - Tan pronto lo dijo, se tiró al piso, "escondido" para que el pequeño animal no se espantara a verlo.

-No hay necesidad de que hagas eso, están acostumbradas a las personas. - Le informó el sovietico, posando una mano en su boca para evitar que saliera una carcajada por las acciones del latino. - ¿Qué no hay ardillas en tu territorio?

-Las hay, pero son una raza distinta - Asintió levantándose de a poco, sin llegar a hacerlo totalmente, se mantenía de rodillas y atento en el roedor. - ¿Le puedo dar de comer?

Preguntó con entusiasmo, el contrario Asintió y le señaló unas cuantas semillas que habían caído de un árbol cercano, normalmente les veían comer eso.

Colombia tras gatear hasta el árbol, tomar unas y volver, se dispuso a otra vez estar meramente en el suelo, solamente lanzando las semillas, cada vez más cerca para que la ardilla se acercará a este. Sin darse cuenta, ya tenía otras tres ardillas interesadas en lo que se lanzaba, y con confianza estás simplemente le rodearon con curiosidad.

El ruso miraba la escena en silencio, tal parecía que al tricolor le gustaba observar de cerca los animales nuevos, así como convivir con ellos. Tras un rato largo, y darse cuenta que tomaría más tiempo de lo esperado, se sentó en el piso un poco alejado del contrario, que seguía embobado con los pequeños roedores que se le ponían cada vez más cerca.

-Un amante de los animales. - Murmuró desde su lugar.

- Rusia - Llamó el más bajo- Rusia - Repitió- Marica despiertese - Le soltó un golpe pequeño en la frente.

El ruso se había quedado dormido en su lugar, esperando a que Colombia dejará de jugar. Ahora que no estaban las ardillas, el cafetero intentaba despertar a un soviético que se veía en el quinto sueño.

-Esta re profundo este huevón. - Colombia vio que el golpe no sirvió, por lo que se sentó frente al contrario, para verlo y pensar en más opciones.

Este estaba sentado, de brazos cruzados, con la cabeza algo caída y una expresión serena. Colombia voto por la opción más divertida para devolverlo a este plano.

- Ñero si no se despierta le voy a tomar foto a los documentos para enviárselos a USA.

Y bueno, apenas terminó de pronunciar "USA" ya tenía a un ruso más que despierto y hasta con una pequeña navaja de bolsillo fuera. Colombia no pudo hacer más que echarse a reír a toda, el sovietico le miró con una cara de pocos amigos y de a poco guardo la navaja.

-¿Que hacías? - Levantó una ceja inquisitivo, aún dudoso de lo que había mencionado el tricolor.

- Lo intentaba despertar parce, ni con golpes se movía - Tomo aire después de la risa, mirándolo divertido- Tiene el sueño pesado como un yunque, que más quería. - sonrió y se levantó del pasto, ofreciéndole una mano al otro para que levantara por igual.

Ya parados, Colombia pregunto por cuál era la siguiente parada y  otra vez tomaron camino.

El resto de tiempo fue conocer el palacio, escuchar un poco de la historia de este y comer algunas cosas. Cuando ya había entrado la noche, Rusia dejó en su cuarto a Colombia y tomó rumbo a su oficina, ya que debía terminar unos papeles.

Rusia hubiera pasado el resto de la noche en vela y firmando cosas si no hubiera sido por un tricolor que llegó a la oficina con dulces, almohadas y cobijas para empezar una charla nocturna.

-La noche aquí si que es callada, ¿No? - Comentó el invitado, que tomaba un tinto mientras fijaba su mirada en el tricolor más joven.

- ¿Por qué lo dices? - Le miró ingenuo, sentía que era una noche normal.

-Pues, en casa se escucha toda la noche los ruidos de los animales, o los bichos, o hasta la rumba de algún vecino lejano.  - empezó recordando, luego dió un sorbo a su bebida y continúo. - Aquí no se escucha nada, ni un auto pasando, ni una persona hablando, ni siquiera un mosquito volando.

Rusia lo miró incrédulo y tomo unos segundos para centrarse en el ruido del ambiente, era verdad, si no fuera porque el colombiano movía sus pies o tomaba su tinto, no se escucharía absolutamente nada en ese lugar.

-Nunca lo había pensado. - Dijo sincero, volviendo su mirada al cafetero- Este lugar es más callado de lo que imaginé. - Asintió dándole la razón, tomando también un poco de café.

-¿No sería bueno tener algo de ruido? - Aprovechó y preguntó

-Supongo que sí, ¿pero de dónde debería sacarlo?-

-¿No has pensado en tener hijos? - Soltó sin más, mirándolo curioso.

-¿Hijos? - repitió, el otro Asintió. - No, la verdad nunca lo había pensado. - Bajó la cabeza a su café, el tener hijos nunca lo había visto como una opción para tener compañía, o algo de "ruido".

-No estaría tan mal, cuando están pequeños son casi como un pedazo de alegría para la casa. - Colombia habló con cierta dulzura, el sovietico lo notó y supo de inmediato la razón, Colombia tenía a su hijo Panamá.

- Sería algo...nuevo. - Concluyó Rusia- Pero, no tengo de dónde sacar una cría.

- No son como animalitos - Río entretenido ante la palabra cría, dejando su tinto a un lado. - Estoy seguro de que podrás tener uno cuando encuentres a alguien que amas, sería como un premio doble, porque tendrías una "cría" - dijo juguetón esa parte- y a tu amor.

Rusia le observó en silencio, el colombiano se veía tan abierto y encariñado con esos temas que por un instante, el sovietico deseó que ese alguien a quién llegará a amar fuera tan apasionado y animado como Colombia.

No joda carechimba. [Colombia x Rusia] countryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora