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A la mañana siguiente, luego de otra breve sesión de... "Cariñitos", ambos decidieron hablar de lo sucedido con la cabeza fría.

Seguían recostados en cama, pero mirándose el uno al otro de forma pensativa, planeando qué decir.

-Pues... Eso fue...- Rusia tomó la iniciativa de hablar, aunque realmente no sabía con qué proseguir.

-Extraño pero agradable - Completó el tricolor, seguía embobado y en las nubes, claramente porque se le había cumplido un sueño que veía imposible.

-Sí...- Suspiró el soviético, dándole la razón al contrario con una suave sonrisa en el rostro, le gustaba ver a Colombia feliz.

-Parce pero - Pestañeó saliendo de su trance para mirarlo, con cierto nerviosismo.- ¿Ahora qué somos?

El colombiano en su mente rogaba porque el ruso le dijera que lo quería o pidiera que fueran algo, no quería quedar como algo de una noche.

Este estuvo un largo rato en silencio, pensando.

-¿Amigos?- Respondió entre murmuros con una clara expresión extrañada,no sabía que responder.

-Amigos...- Repitió el cafetero, mirándolo incrédulo, ¿Había sido algo de una noche?

Se le quedó mirando por un rato, esperando a que el soviético negara lo que dijo o explicara su punto. Pero no sucedía, no escuchaba nada de parte de este.

Con una chispa de rabia y dolor posandose en su pecho, decidió darse la vuelta para no verlo. Sabía que debía comportarse de forma madura e intentar hablarlo de mejor forma, como lo haría cualquier man, pero en ese momento su pecho dolía y no quería realmente cruzar palabra con el otro.

Rusia notó esto, por lo que decidió hablarle.

-Coco - Le nombró, a la par que acercaba una mano a su espalda para llamarle la atención.

-Que quiere parce -Se removió levemente ante el tacto, no buscaba apartarlo de forma brusca, solo no deseaba que lo tocara en esos momentos. Pero era irónico, ¿no?, ayer pedía todo lo contrario.

-Perdona por decir eso... -

Susurró cercándose con cuidado por la espalda del tricolor, para abrazarlo y dejar pequeños besos en su coronilla, a lo cual el contrario empezó a removerse un poco, de forma fastidiada.

-No quería decirte eso, no pensaba responder así. -Admitió con un toque decaído, parecía que se había aprovechado de los sentimientos del cafetero, que, sí, hace un tiempo había notado. - No sé si es correcto pedirte ser mi pareja luego de una noche así, dónde todo se dió tan rápido.

-Marica pues igual me pregunta, que igual tengo boca para responder- Bufó en respuesta, volteando para mirarlo mal por varios y pesados segundos - No me diga cosas así que me hace sentir como una zorra parce, me metió un susto ni el hijuemadre - Suspiró, se había sentido a morir al escucharlo momentos antes.

-Lamento eso -A su disculpa le sumó unas caricias en la espalda ajena, haciendo que el colombiano, que había estado tenso hasta ese momento, empezara a relajar su cuerpo.

Colombia dejó ir unas suaves risas cuando el ruso empezó un juego de cosquillas, en forma de bajar la tensión que sin querer había empezado.

Ambos se atacaron a punta de cosquillas  hasta quedar sin aire, lo cual fue el indicador de que pararan y descansaran con un ambiente mucho más ligero y cariñoso.

El colombiano no reprochó nada más y acurrucó al soviético en su pecho, lo cual el contrario acepto de forma gustosa.

En esos momentos dónde buscaba relajar sus respiración y demás el cafetero notó como el corazón y comportamiento de su amigo empezaba a denotar nerviosismo, se hacía una idea de lo que vendría.

-Colombia...- "ya empezó" pensó de inmediato el tricolor, haciendo un sonido de respuesta para que prosiguiera. -llevamos varios años de amistad, y se que nuestro gusto por el otro se ha dado de forma reciente, pero eso no quita lo real de estos... Sentimientos...- Dió un casi discurso, que hizo si reír con ternura al latino.- Pero igual quisiera preguntartelo, pues me interesas bastante. - Tomó aire, en un intento de rebajar la presión que sentía.- ¿Quisieras... Ser mi p-pareja?

Esperaba escuchar un discurso, sí, también palabras pensadas, sí, pero jamás  esperó escucharlo tartamudear, lo tomó desprevenido e hizo que su corazón se estrujara de amor, cada día confirmaba más que así el ruso fuera como un oso gigante y trabajado, era solo un terrón de azúcar y fácilmente se ponía nervioso con una confesión.

-Sería un hijueputa masoquista si dijera que no. - Carcajeó bajo respondiendo, y tomando el rostro del contrario entre sus manos se acercó a dejarle un suave y cariñoso beso en los labios.

Empezaron un rato meloso, dónde básicamente se daban besitos, caricias y palabras tiernas, cosa que le encantaba a ambos, pero volvieron a aparecer las ganas.

Y bueno, ya saben, se dedicaron a eso por unas horas, solo que de una forma más romántica y tranquila, sin el apuro de Colombia.

Ya a la tarde, estando cambiados y limpios, Rusia decidió llevar a una cita al colombiano.

La tormenta había bajado un poco, por lo que sería más fácil el salir a la ciudad, pero no queriendo arriesgarse a que está empeorara mientras estaban fuera, decidieron ir a un lugar no tan lejos del palacio.

Llegaron al cine en auto, por lo que no se encontraban tan congelados, así que decidieron ir directamente a escoger la película.

-Ñero, esa se ve buena - Señaló con la boca hacia una cartelera que parecía ser de comedia y terror, el contrario asintió.

Luego de ambos leer el pequeño resumen de esta, fueron a comprar los boletos, claro que se repartieron tareas.

Rusia fue quién compró los boletos mientras Colombia era quien iba por la comida, fue un truco beneficioso ya que había fila para ambas cosas.

Mientras esperaban la película, pasaron el rato hablando y mirando las otras carteleras, habían varias que a simple vista se veían extrañas, pero el soviético de forma algo entretenida le explicaba a qué se referían éstas.

-Voy a mirar cuánto falta - Rusia avisó al colombiano,  revisando entre sus celular y la factura la hora de entrada,se dió cuenta que ya tocaba entrar. - 

Ya era su hora entrada, es más, estaban algo pasados de tiempo y más les valía empezar a correr para tomar sus puestos.

Tras pensarlo por breves segundos,  tomó la mano del cafetero para guiarlo a la sala donde darían su película. Lo hacía con cierta pena y nervios, pero no pensaba soltarlo.

Igualmente, por su parte, el colombiano se veía avergonzado por la repentina acción pero feliz de que se diera.

Entraron a ver  de la película en silencio, comiendo y riendo de ratos.

A mitad de esta, el tricolor tomó la mano contraria para entrelazarla con la suya en muestra de cariño, jugueteando con esta y dándole besitos en los nudillos algo raspados del ruso.

Luego de ese pequeño movimiento, no soltaron sus manos hasta volver a casa y descansar juntos.

No joda carechimba. [Colombia x Rusia] countryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora