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-Ñero se va ir de jeta. - Advirtió por tercera vez el colombiano, viendo como Rusia intentaba subirse a una vaca.

-Esto es por la madre Rusia. - y sin más, se tiró encima de la vaca.

Colombia no supo si bromeaba o lo decía enserio, en menos de un segundo el soviético andaba tirado en el piso pues la vaca se echó a correr.

-Si no se levanta le daré por muerto y de paso lo voy a enterrar ahí parce. - Dió leves carcajadas, entretenido.

El contrario respondió a base de ruidos adoloridos, se había pegado fuerte.

-Bueno venga, que no hay todo el día. - Suspiró divertido y se acercó a levantar a su amigo, para llevárselo en caballito  a la casa.

Sí, el colombiano podría cargar sin problemas al ruso que media 1.84 y pesaba aproximadamente 83 kilos.

Al entrar a la casa, Colombia dejó caer a Rusia en el sofá y se dirigió a su baño para sacar el botiquín, al volver, vio como el tricolor se limpiaba con sus manos su nariz que ahora estaba sangrando.

-Parce casi se queda sin cara - Murmuró con cierta sorpresa, pues ahora que lo veía, el contrario se encontraba todo raspado y con cortes.

- No me arrepiento. - Aseguró asintiendo, con una expresión algo orgullosa.

-Usted no cambia, ¿Verdad? - Rió y le empezó a limpiar con algo de alcohol y gasas, Rusia intentaba mantenerse neutro pero fallaba al hacer pequeños quejidos y cerrar los ojos con fuerza.

Colombia internamente sentía ternura con cada quejido y mueca del soviético, verlo cambiar de su fría y sería expresión era algo de apreciar con detalle.

-¿Ya?, Siento que me quema la cara. - Ese comentario sonó como una súplica, quería que dejara de repasarlo con algodones y alcohol.

- Sí, sí, que chilletas. - Sacó las curitas, que igual a hace unos años, eran de animalitos.

Empezó a ponerlas por las cortadas que eran más probables a sangrar de nuevo, y con pedacitos de gasa cubrió los raspones más feos. Cuando terminó, apreció por varios segundos la cara del contrario e inconscientemente la acunó entre sus manos, dejando pequeñas caricias en sus mejillas.

-¿Eres mi mamá? - Levantó una ceja divertido por como se comportaba su amigo.

-Que mamá ni que nada pirobo. - Reaccionó y cambio las caricias por pellizcos, a lo que volvieron los quejidos del herido.

Lo soltó y empezó a organizar lo del botiquín, para devolverlo al baño.

-Gracias. - Rusia le agradeció y le regaló una pequeña sonrisa.

- Cómo quedaría de anfitrión si no curará a mi invitado que es medio imbécil. - Se mofó y fue al baño, estando en este, se recargo en una pared con un fuerte sonrojo en las mejillas, él le había dado una sonrisa.

Inhaló y exhaló varias veces, intentado siempre sonar de lo más bajo. Cuando terminó se arregló un poco el cabello y se dió una pequeña cachetada, debía volver con una actitud normal.

-¿Deberiamos ir al pueblo?

Volvió con una gran sonrisa, a la vez que invitaba a su amigo a ese pueblito que les gustaba tanto recorrer.

Pasearon, comieron, entraron a una farra y volvieron más que hinchos cuando ya había caído la noche en el territorio colombiano.

-Como te decía, yo, lo que soy yo, jamás he besado un calamar. -Colombia prendió las luces de su hogar, con un paso inseguro y algo tambaleante.

-Los calamares son bonitos. - Afirmó Rusia, siguiéndole con los mismos pasos.

Exacto, venían hablando de besar calamares, pues en el camino a casa vieron como en una pescadería tenían una promoción que decía: "¡Los calamares llegaron al pueblo!, Es momento de probar algo nuevo."

Ambos se dejaron caer en el sofá, totalmente estirados como dos estrellas de mar, dos estrellas de mar borrachas.

-Parce los calamares son feos -Le replicó el tricolor más bajo, sacando la lengua.

-Son bonitos- Repitió como reproche, devolviéndole la sacada de lengua.

Eran dos idiotas que se sacaban la lengua mutuamente.

-¿Sabes qué-? - De la nada, Colombia gritó.

-¿¡Qué!?- Está vez, fue el soviético quien levanto los brazos al tiempo que gritaba en respuesta.

-Tengo hambre. - Asintió a lo que el mismo dijo, ahora teniendo una expresión de borracho a nada de dormirse.

-Yo igual, ve a cocinar. - Le respondió con un golpecito al hombro, intentando que fuera.

-Vaya usted, yo no me quiero mover. - Se removió fastidiado por los constantes golpecitos del contrario.

-Entonces no comemos. -Se cruzó de brazos sentenciandolo, de ahí no lo iban a mover y menos con hambre.

Se quedaron largos minutos ahí, simplemente en una pelea de borrachos por quién iría a cocinar.

-Si no va, me lo como a usted. - Colombia amenazó, Rusia se puso a reír a carcajadas. -¿Qué?, ¿No me cree capaz? -Le miró con enojo, recibió más carcajadas por parte del soviético.

Harto, el cafetero se abalanzó sobre el ruso, para robarle un pequeño beso.
No fue un roce, el colombiano si que unió sus labios el suficiente tiempo para sentirlo, pero fue tan rápido que apenas y tenía neuronas para responder de alguna forma.

-A mí no me tomé por incapaz. - Bufó con su celo fruncido.

El contrario al estar borracho y mareado, realmente no supo cómo reaccionar a esa pequeña acción, solo se le quedó mirando por largos segundos antes de volver a parpadear.

Para ese momento, Colombia ya se había quitado de encima del sovietico y estaba de nuevo tirado en el sofá, con una clara expresión de que le había agarrado el dolor de cabeza.

-Eso... -Balbuceo acomodándose en el sofá, fijando un poco su vista en el cafetero. - Fue lindo.

La palabra quedó al aire, ya ninguno se sentía en condiciones de seguir hablando o de siquiera pensar, el alcohol los estaba empezando a dormir.

No joda carechimba. [Colombia x Rusia] countryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora