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Y así empezaron una temporada de viajes, o el cafetero iba, o Rusia venía. Disfrutaban de ese tiempo al máximo, no sabían en qué momento se llenarian de papeleo y ya ni podrían salir de sus estudios.

Se suponía que hoy Rusia llegaría para una visita alargada, por lo que el tricolor estaba más que emocionado y esperaba verlo cuanto antes.

Pero sucedió un inconveniente.

-¿Ñero y como cuánto le falta para llegar? - Colombia estaba ansioso, el soviético le había contado que habían cambiado las horas de su viaje y ya no podría llegar a la hora indicada, por lo que eso podría acortar el tiempo juntos.

- Dijeron que el vuelo al que me cambiaban saldrá a las 1:30 de la mañana. - Respondió al otro lado de la línea, con un tono irritado por los manejos de esa empresa.

- Jueputa vida, ahora sí que quedamos mamando. - Se llevó una mano a la cara con fastidio, eso sí que había acortado su tiempo juntos. - Pues marica, usted da una llamada cuando aborde el avión, y yo me pongo atento para luego recogerlo.

Ambos se despidieron con un pequeño beso por llamada, y apenas no sonó más la voz contraria, el cafetero se tiró de lleno a su cama. En su territorio estaba de noche, y ahora tendría que esperar aproximadamente hasta la otra noche para ver a su pareja.

-Esos care'monda - Bufó revolcándose en las cobijas, luego de un rato de quejarse, se alistó como siempre para dormir.

Cayó en un sueño tan profundo, que jamás escuchó la camioneta que se parqueaba a las afueras de su residencia, ni el ruido de la puerta, ni todos los traqueteos que hicieron por su casa.

A la mañana siguiente, hubiera despertado con total tranquilidad, si no fuera porque sintió un peso extra en la cama. Sin pensarlo un segundo, agarró su almohada y volteo con velocidad para atinarle un fuerte almohadazo a quien fuera que tuviera al lado.

-Ay sapo hijueputa gonorrea que susto de muerte me ha dado. - Se tomó el pecho suspirando a la par que bajaba la almohada, sí, ya iba a dar otro golpe.

- Se llama sorpresa. - Rusia se incorporó de a poco en la cama, el golpe le había dejado algo atontado.- Ta-ra...

Colombia rió por la expresión sarcástica del contrario y se acercó para darle un beso en la mejilla y sobarle la cabeza con cuidado.

-Pues que sorpresas raras papito. - Se burló un poco, pero luego le miró con curiosidad- ¿La sorpresa es que no le cambiaron la hora del viaje?

-En parte. - Asintió dándole la razón, y al ver que ya iba a preguntar por lo demás, prefirió tomarlo de la mano y sacarlo de cama.

A paso perezoso (pues ambos acababan de levantarse), Rusia dirigió al tricolor hasta la sala, que se veía completamente decorada.

La decoración de cierta forma era de San Valentín, llena de corazones, imágenes amorosas y más que nada comidas achocolatadas.

-Parce me perdí. -Colombia admitió mirando todo, sí, era muy lindo y tierno, pero estaba seguro que San Valentín aún no se acercaba.

-San Valentín es lo único que saca tanta decoración amorosa.

-Ooh ya, sí ya capté. - Rió volteando para abrazarlo, era un detalle tierno.

El soviético devolvió el abrazo, dejando besos en la frente de su pareja de forma melosa. Luego de unos minutos acaramelados, este dirigió al más bajo al sofá, sentandolo en sus piernas para mantenerlo cerca en todo momento.

-Coco la verdad, quería comentarte de algo serio. - Detuvo las caricias para que ambos pudieran centrarse en el tema.

-Cuente parce, eso no pasa nada. - Respondió confiado, mirándole atento.

Colombia veía a Rusia inquieto, desviando la mirada cada tanto y con cierto sudor bajando por su frente. No tenía la más mínima idea de qué iban a hablar y el por qué eso ponía con los nervios de punta al contrario.

- Yo... sé bien que te gustan los niños...- Empezó con un murmuro débil-

-Sí, son como pequeños demonios bonitos. - Aceptó lo dicho.

-Y también te gusta tener familia y... Eso... - Rascó su nuca, sus mejilla extrañamente tomaban un tono rojizo.

El cafetero volvió a darle la razón con un suave "mhm", no entendía a qué quería llegar.

- La verdad, quería preguntarte si tú..., bueno, si tú... - Empezó a enredarse al hablar, así como el calor de sus mejillas se notaba más. - Me gustaría tener un hijo contigo.

Soltó sin más, sabía que era directo, pero aveces si que se pasaba.

Decir que no se le fue el aire sería una completa mentira y esa persona debería recibir un balazo, el colombiano tembló ante la pregunta.

-No tienes que aceptar si no quieres, o tampoco estás obligado a responder de inmediato... - Se apresuró a aclarar, no quería que eso fuera obligatorio.

-No parce yo solo... - Enfocó su vista en él, detallando su rostro. - Estoy procesando todo - Le sonrió para calmarle los nervios.

Dejó ir un suspiro y recostó su cabeza en el pecho ajeno, pensando en cómo sería todo.

"Tener un hijo con Rusia..." Repitió su mente de forma lenta, como queriendo desmenuzar las palabras. "No suena mal" añadió, formando un pequeño sentimiento cálido en su corazón.

Si tenía un hijo con Rusia, serían una buena familia, serían unidos y cálidos, pero no sería blandengue con esos chinos, claro que no.

Pasó un rato imaginando cómo saldría esa criatura, que gustos tendría y como crecería. Pero llegó el pensamiento de "¿Tan pronto?".

No era lo más pronto del mundo, o eso pensaba, si contaba bien, ya eran 8 años de conocerlo como amigos  y otros 7 meses de salir con él.

Ambos eran responsables, sabían que esto no era un romance de un corto tiempo, sabían que si tenían una "bendición", está no tendría que estar a custodia de uno solo si llegaban a romper, ellos eran seguros de sus decisiones.

Parpadeo varias veces, ya había resuelto ese pensamiento anterior y empezaba a ver todo con más ánimo. Podrían ser una familia, que se quiere, juega, pelea y hasta hacen bochinche.

Sí, añadió lo de pelear, es necesario el pelear para arreglar las cosas, no podía negar que en algún tiempo peleará con el ruso por algo.

-Rus - Llamó al más alto, que tenía la mirada perdida en el cuarto, se veía que este andaba analizando si había dicho algo malo para su pareja.

-Dime. - Bajo la mirada de inmediato, enfocándose en el tricolor.

- Me gustaría tener una familia contigo. - No pudo evitar mostrar una sonrisa emocionada, que le contagió al soviético .

Este no pudo con la emoción y abrazó al cafetero con fuerza, hundiendo su rostro en el cabello castaño del latino y dejando besitos en este mismo.

No joda carechimba. [Colombia x Rusia] countryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora