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Los días pasaron de a poco, ese en específico se había tratado de hacer ciertos papeles y escuchar las constantes groserías del cafetero, no solo porque eran parte de su día a día, sino porque también presenció la pelea de dos ardillas y perdió a la que le apostó.

Rusia en este momento se encontraba solo, Colombia había decidido salir a conocer la ciudad de noche y aunque le hubiera gustado acompañarlo, debía firmar unos tratados pendientes.

-Se siente algo callado...- Pensó con cierto desgano, en los últimos días acostumbraba a hablar con el colombiano mientras firmaba sus papeles, este hasta le ayudaba con ellos, solo faltaba que le tradujera un poco y le daría una respuesta de veinte renglones.

Ahora que lo pensaba, se habían vuelto amigos con tricolor más bajo. Este había tomado la costumbre de llamarlo Rus, de meterse en su oficina a charlar y hasta de hacer intentos de pijamada juntos.

- Un poco infantil... - Dejó salir una leve risa, recordando que al contrario le gustaba  preguntar sobre novias, bebidas y hasta hobbies.

Pero así como pensó en lo infantil que llegaba ser, recordó como este tiene sus toques de viejo, pues sacaba de a ratos un lado preocupon pero trabajador, que demostraba cuán centrado estaba en la mejora de su territorio.

Terminó de forma papeles y se escurrió un poco en su silla, dejando salir un pesado suspiro. En este momento, realmente deseaba hablar con el cafetero, sobre cualquier cosa, solo para sacarse de la cabeza los problemas que últimamente se daban dentro de su territorio.

- Si estuviera, de seguro estaría llamándome Rus. - Relajó su rostro en una tenue sonrisa, le daba cierto sentimiento jocoso el recordar como el contrario se había acostumbrado relativamente rápido a decirle Rus así nada más.

Hubiera estado embobado con ese tema por más tiempo si no hubiera recibido una llamada. Acomodándose en el asiento, tomó la llamada, que inesperadamente era de Colombia.

-¿Aló, Rus? - Se escuchó la voz del colombiano, con cierta interferencia. - ¿Me puedes recoger?, No sé dónde estoy.

El soviético hubiera pensado que fue lindo lo que dijo, si no fuera porque en el fondo de la llamada se escuchaba una fuerte protesta, que parecía haberse salido de control.

- Mándame tu ubicación en tiempo real e intenta no moverte si estás alejado, iré a buscarte. - Respondió firme, sabía que las protestas que se estaban dando en su territorio no eran las más agradables.

Apenas llegó la ubicación del cafetero, Rusia fue a buscarlo.

- No te tardaste nada parce - Colombia sonrió con alivio, no habían pasado ni 27 minutos y ya tenía al ruso a su lado.

-¿Cómo quedaste metido en una manifestación? - Se hizo a su lado, resulta que el colombiano llevaba todo el rato escondido detrás de un gran contenedor de basura, que por lo menos no habían intentado incendiar.

- Pues estaba dando vueltas y de a poco empezaron a llegar - Pensó que más había pasado en ese lapso de tiempo-  Y como empezaron a lanzar piedras y bombas artesanales llegó la policía y se hizo un mierdero.

Asintió con plena tranquilidad, el ruso le miro con cierta sopresa ante eso.

-¿No tienes miedo?- Le  miró con una ceja levantada, hasta él sentía los pelos de punta con un panorama tan hostil. -

- Nah parce, a cada rato sucede en mi territorio. - le sobró importancia levantando los hombros.-

Rusia tragó saliva, con el constante pensamiento de que el Colombiano sí que tenía traumas, pero parecía no demostrarlos a flor de piel.

Se asomaron por los lados de la basura, buscando el momento indicado para salir corriendo de ahí a una zona más segura, incluso si pensaran en acercar el auto, este terminaría en llamas.

-Venga, por ahí se puede ir. - El cafetero señaló hacía un callejón, se veía alejado y por lo menos libre de manifestantes.-

El contrario asintió ante la idea, y tras una pequeña cuenta regresiva, ambos fueron lo más rápido que pudieron hacía ese lugar.
Llegaron agitados pero completos, ahora podrían escabullirse hasta una zona más calmada.

O algo así esperaban, antes de que sonara esa explosión.

El sonido había sido jodidamente fuerte, y por instinto ambos  voltearon a ver al contenedor de basura, que se encontraba ahora ardiendo en llamas.

-Mierda eso estuvo cerca...- Rusia insultó por primera vez frente al colombiano, con asombro.

Si bien no morirían por cosas humanas, dolería tanto como si así fuera, y si era posible evitarlo entonces mucho mejor.

-Debemos apurarnos e irnos, parece que están sacando cosas más peligrosas. - Avisó el soviético, volteando para marcharse, pero al ver que nadie lo seguía, volteó para mirar a su acompañante.

Colombia se encontraba estático, sus piernas de a poco lo hicieron bajar hasta acurrucarse contra la pared del callejón, tal parece que su terror acababa de salir a flor de piel.

-Colombia debemos movernos - Se le acercó despacio para moverle ligeramente el hombro, pero el tricolor solo se mantenía en posición fetal con constantes temblores.

Sin saber exactamente qué hacer, paso una mano por su cabello y luego se dispuso a agarrar la mano del cafetero, la idea que tenía debía hacerla rápido. Una vez con la mano contraria agarrada, lo jaló con la suficiente fuerza para levantarlo, una vez en pie, afianzó más el agarre en la mano y lo guío para correr por el callejón.

Corrieron por pocos minutos antes de llegar a la camioneta que los esperaba, Rusia decidió sentarse en la parte de atrás junto a Colombia mientras uno de sus encargados manejaba al palacio.

-¿Colombia? - Le llamó con un tono de voz suave, sabía que estaba afectado por las bombas artesanales y lo mejor era tenerle paciencia.

El contrario no le miró, pero de a poco se recostó en el hombro ajeno, intentando de alguna forma tener contacto y confianza.
Rusia no se rehusó a esto, en su lugar, tomo la mano ajena más cercana y empezó a dibujar pequeños trazos por ella, dispuesto a que la atención de Colombia se fuera a la misma.

Tras 14 minutos de trazos y viaje en auto, Colombia dió un suspiró y movió un poco la cabeza en dirección al soviético.

-Gracias. - Murmuró con un toque cansado, pero le regaló una leve sonrisa. - Hacía años no me sentía así de asustado. - Confesó y volvió a reposar su cabeza en el hombro. -

-Lo entiendo. - Asintió y termino por entrelazar su mano con la ajena, sin darse cuenta.

Al llegar al palacio, cada quien tomó rumbo a su cuarto, pero a media noche Colombia decidió pasarse al cuarto del Ruso, en busca de una charla y una siesta acompañado.

No joda carechimba. [Colombia x Rusia] countryhumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora