❥ ❝O16 | 𝑱𝒆𝒔𝒔𝒊𝒄𝒂 𝑺𝒕𝒂𝒏𝒍𝒆𝒚❞

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—Edward, ya estoy bien —asegura una vez más la castaña sintiendo los constantes besos que dejaba su alma gemela en su mejilla.

—No quiero que te pase algo, stella mia —confiesa Edward acariciando con delicadeza la mejilla de su pareja—. Puedo quedarme contigo.

—No, quiero verlos jugar beisbol, servirá para salir un poco y distraerme —explica Alessandra con una ligera sonrisa en sus labios—. Además, irá toda tu familia, no me va a pasar nada.

La italiana se levanta de la cama de su habitación y se encamina hacia el armario de su habitación, tiene intenciones de comenzar a buscar un conjunto de ropa adecuado, pero suelta un pequeño grito de la impresión al momento en que su alma gemela quedó frente a ella para tomar sus manos con cuidado.

—Deja de verme así, amore mio —pide Alessandra con diversión.

Edward la mira con adoración por largos segundos hasta que sonrió tontamente por el pequeño beso que dejó ella en sus labios.

—Iremos a jugar, nos distraeremos un poco de los problemas, pasaremos una bonita tarde y regresaremos tranquilos —responde la italiana una vez más.

El vampiro toma la cintura de la mujer con delicadeza y la pega a su cuerpo para abrazarla, Alessandra sonríe tiernamente antes de corresponder el abrazo de su alma gemela.

—Todo estará bien, Edward —susurra la castaña al alejarse de su pareja para besar sus labios castamente.

—Es que no quiero que te pase algo, stella mia —confiesa el lector de mentes—. Tengo miedo de que Ethan te lastime otra vez y después de la visión de Alice me siento menos tranquilo.

—Yo también tengo miedo, pero verás que todo va a salir bien —anima Alessandra—. Tenemos que planear muy bien como atrapar a Ethan y, después de eso, podremos estar tranquilos.

Las almas gemelas se miran por varios segundos, ambos se miraban con adoración y una pequeña sonrisa en sus rostros. Edward es el primero en acercarse a ella para rozar su nariz con la de ella, comenzando un tierno beso esquimal que hizo suspirar a Alessandra.

—Te quiero —susurra el vampiro al esconder su rostro en el cuello de su alma gemela.

—Yo también te quiero —responde ella por lo bajo.

Los dos se mantienen en esa posición sin saber que el peligro y la desgracia los acechaba de cerca en espera de cualquier movimiento en falso.

Los dos se mantienen en esa posición sin saber que el peligro y la desgracia los acechaba de cerca en espera de cualquier movimiento en falso

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ღ 𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora