❥ ❝O31 | 𝑷𝒓𝒐𝒎𝒆𝒔𝒂❞

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Alessandra se remueve en la cama sintiendo una fuerte prensión en el pecho que lo dejaba respirar bien, logra escuchar los gritos de agonía de las personas que llegaron al salón con los Vulturis. Ve el rostro de Aro con una sonrisa en sus labios, pero tenía rastros de sangre fresca en la comisura de estos.

La castaña comienza a negar repetidas veces sin dejar de moverse entre las sábanas de su cama.

—No..., no —niega en un susurro Alessandra—. Por favor..., ¡no!

Al abrir los ojos de golpe, aleja la mano de Edward, que intentó acariciar su mejilla por reflejo hasta que se dio cuenta de que era él.

Confundida, admira la mano de su alma gemela por algunos segundos hasta que ella terminó por levantar la mirada, se encuentra con los ojos dorados de Edward que lucía bastante preocupado por lo que estaba ocurriendo.

—Tranquila, solo fue una pesadilla —asegura el vampiro en un susurro mientras acariciaba sus dedos.

—Parecía t-tan real —confiesa Alessandra en un susurro—. Intenté a-ayudarlos, pero mi p-padre..., Aro...

La mujer cierra los ojos fuertemente una vez más al recordar la pesadilla, agita la cabeza con ligereza intentando alejar esas horribles imágenes de su cabeza.

—Vuelve a dormir, stella mia —le pide Ewdard por lo bajo—. Estaré aquí cuando despiertes.

Alessandra asiente lentamente, pero no evita desconfiar un poco de las palabras de su alma gemela por lo que pasó entre ellos hace algunos días, así que se mantiene con los ojos abiertos.

—Cuando Rosalie me reprochó por haberte dejado cuando más necesitabas, me sentí muy mal —confiesa Edward al pensar bien sus palabras y dirigir su mano libre hacia una de las mejillas de su pareja—. Sentí que me odiarías, comprendí porque eras tan distante conmigo cuando intentaba hablar contigo por medio de nuestro enlace de almas gemelas. Pensé que no me recordarías, stella mia, qué m-morirías..., que no pude protegerte como te había prometido.

Alessandra toma la mano de Edward, que se encuentra acariciando su mejilla y se mantiene mirándolo fijamente, dándose cuenta de que este lo decía con sinceridad.

—Pensé en todo lo que habías sufrido sin mí —sigue hablando el lector de mentes—. Tu accidente con James y Victoria, la pérdida de memoria que sufriste, el accidente del acantilado.

Edward baja la mirada hacia la mano izquierda que tomaba de Alessandra, dándose cuenta de la marca de mordida que tenía en su antebrazo.

—Pensé en que jamás sentiría tu calor otra vez, que no volvería a escuchar tu voz —confiesa Edward con pesar—. No volvería a sentir tus labios otra vez...

ღ 𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora