❥ ❝O52 | 𝑨𝒏𝒕𝒐𝒋𝒐𝒔❞

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A la Mañana Siguiente

Alessandra termina de subir el cierre de su vestido y acomoda los tirantes de este adecuadamente sobre sus hombros, agita su cabello un poco sin perder su sonrisa. Sale del baño con intenciones de dirigirse a la cocina, pero se detiene al momento de reconocer la cama de la recámara totalmente destrozada.

Con un ligero sonrojo en sus mejillas, termina por salir de la habitación teniendo sus pies descalzos para comenzar a buscar a su esposo.

Edward se encontraba frente a la estufa dándole la vuelta a algo, pero no evitó sonreír al momento en que sintió como alguien lo abrazó. Alessandra recarga su cabeza en la espalda del vampiro y cierra los ojos para disfrutar de la manera en que este comenzó a acariciar sus brazos con delicadeza, se aleja un poco de él al momento en que sintió como este se dio la vuelta y quedó frente a ella.

—Buenos días, amore mio —saluda la italiana en un bajo susurro, dándole una radiante sonrisa a su esposo.

—Buenos días, stella mia —responde el vampiro al tomarla de las mejillas con delicadeza para mirarla con adoración.

Ambos se sonríen y terminaron por acercarse al otro para juntar sus labios, formando un delicado beso.

—Mm, eso huele delicioso —asegura Alessandra con emoción al alejarse de los labios de su pareja y ver lo que estaba preparando.

—Es para ti —explica Edward con una sonrisa en sus labios, negándose a alejar la mirada de su mujer.

La castaña aplaude emocionada y se aleja de él para poder sentarse en una de las sillas de la isla de la cocina, segundos después, frente a ella se encuentra un plato servido de omelette junto con un vaso de jugo de naranja.

—Oh, te amo tanto —susurra Alessandra fascinada por el hermoso detalle hecho por su pareja, sobre todo por la flor que dejó a su lado—. Vas a matarme de ternura.

Edward le sonríe con diversión y disfruta de la manera en que su esposa lo tomó de las mejillas para dejar varios besos en sus labios que lo hizo reír, él no duda en corresponder cada uno de ellos sintiendo una grata sensación en su pecho.

Se aleja de su mujer para que ella pueda desayunar tranquila, pero se mantuvo admirándola en todo momento, luciendo encantado por la manera en que los ojos de esta brillaban con ilusión por lo que estaba disfrutando.

Inevitablemente, una sonrisa en sus labios apareció al momento en que las mejillas de Alessandra se llenaron de comida.

—No comas tan rápido, stella mia —le pide Edward sin dejar de mirarla—. Hay otra cosa para ti, así que no lo hagas.

ღ 𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora