❥ ❝O36 | 𝑩𝒆𝒂𝒕𝒓𝒊𝒄𝒆❞

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Al Día Siguiente

—No quiero hacer esto —confiesa Alessandra luciendo bastante nerviosa—. No sé si quiero ver a mí ti..., a mi madre.

Edward regresa su mirada hacia su alma gemela, termina de ponerse los zapatos y se acerca a la italiana para poder tomarla de la cintura con delicadeza.

—Todo saldrá bien, stella mia —asegura el ojiverde con una pequeña sonrisa en sus labios—. Sé que tienes varias preguntas y Beatrice está dispuesta a responderla.

El castaño se inclina para dejar un casto beso en los labios de su pareja, ambos sonríe tontamente por el gesto, pero es Alessandra quien no evitó soltar un largo suspiro y enredar sus brazos en la nuca del contrario.

—Gracias por estar conmigo en estos momentos —susurra la castaña, mirando con suma adoración a su alma gemela.

—No tienes por qué agradecerme, Ale —asegura él por lo bajo mientras sonreía enternecido—. Siempre estaré contigo sin importar la situación a la que te enfrentes.

Los dos se acercan al otro para besarse una vez más, sintiendo como sus corazones latían de una manera acelerada.

Tras pasar algunos minutos, Alessandra se aleja de Edward para poder tomar su bolso junto con su teléfono, así los dos salieron de la habitación para comenzar a bajar las escaleras. Una vez que se encontraron en la sala, ambos detuvieron sus pasos para mirar al matrimonio Vitore.

—Te esperaré afuera, stella mia —le susurra Edward a Alessandra.

La castaña regresa a verlo y asiente lentamente, sonríe un poco al sentir un delicado beso en su mejilla, pero vio como su alma gemela salió de la casa sin decir algo más.

Una vez que la pequeña familia quedó a solas, fue Alessandra quien dio un paso hacia los mayores mientras acomodaba su bolso en su hombro.

—Siento todo lo que les dije ayer —comienza a hablar la italiana con la mirada baja—. Sé que con mis palabras los lastimé, pero saber que ustedes nunca fueron mis verdaderos padres y lo sabían..., m-me d-dolió.

Bianca mira con melancolía a Alessandra, pone una mano en su pecho y comienza a acercarse a ella lentamente.

—Nosotros s-sentimos habernos hecho p-parte de Beatrice cuando sabíamos q-que eso te haría d-daño, mi pequeña —confiesa la mujer con pesar en su voz.

La joven adulta levanta la mirada para ver a la que considera su madre, ambas se dan cuenta de que contenían varias lágrimas. A las dos les dolía mucho lo que estaba sucediendo porque temían perderse.

ღ 𝑺𝒐𝒖𝒍𝒎𝒂𝒕𝒆𝒔 - 𝑬𝒅𝒘𝒂𝒓𝒅 𝑪𝒖𝒍𝒍𝒆𝒏® ღDonde viven las historias. Descúbrelo ahora