Prueba de fuego

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El Chico de los Ojos Tristes





Muy en el fondo lo que creíamos que es correcto no lo es y en ciertas ocasiones el pensamiento se nubla en medio de la ira y el dolor, la impotencia y el rencor, el vacío y la falta de colores.Todo nos lleva a esta prueba, pagar con la misma moneda o ser mejores que una venganza, creer en el karma y dejar que la lealtad pegue más fuerte que una reacción apresurada.

—Eso sí es de valientes.

No me dolió que me rompieras en mil pedazos, me dolió el tiempo, el esfuerzo y las sonrisas que te di. Te brindé tanto y recibí tan poco, pero la vida es así y quizás fue cuestión de tiempo para darme cuenta que tú no merecías lo mejor de mí. Es fácil creer en finales felices y en cuentos eternos cuando todo empieza, pero no siempre es así: muchas veces no tenemos la capacidad de ver más allá de una sonrisa o de un beso. El apego emocional nos hace débiles e incapaces de hacer lo necesario para deshacernos de lo que nos hiere. Pero siempre llegamos a esa etapa de pedirnos perdón por todas las veces que sufrimos por confiar en alguien más antes que en nosotros mismos. Aprendí, que antes de pedirme perdón es mejor aprender a no fallarme.Nunca te permitas a ti mismo ser aquello que te hicieron, otros sufrirían si lo haces. A pesar de los tropiezos y pruebas, esos que siguen siendo ellos mismos son quienes hay que admirar, porque todos tenemos una u otra manera para devolver el dolor que nos causaron, pero decidir no hacerlo es lo que nos aleja de la oscuridad.Las circunstancias difíciles, las decepciones, las lágrimas de sufrimiento y las caídas nos hacen crecer y nos dan la oportunidad de reflexionar, ser mejores personas y así engrandecer nuestra alma.

—Devolver el dolor con amor

El Chico de los Ojos Tristes - Sam ChevalierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora