Vivirás en mí

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El Chico de los Ojos Tristes



El perdón más importante y necesario es el que te das a ti mismo. Hemos pasado por muchos altibajos, un vaivén de amores que han desfilado por nuestro corazón.
      Se han quedado en banca rota los sentimientos encontrados, se han llevado partes que no volverán, nombres que se han reemplazado con otros, buenos y malos momentos que nos hicieron, un antes y después que nos marcó para siempre.
      Es de humanos equivocarse y como tal, debemos perdonarnos por ello, incluso por cosas que no hicimos, y también por esas cosas que no hicimos e igual nos causaron un profundo dolor. 


Recuerdo los primeros instantes, el primer café e incluso su aroma. Llegaste como una avalancha arropando con tu manto todo lo que creí conocer, eras algo nuevo, un mundo sin defectos buscando ser recorrido por una persona curiosa y llena de nada para llenarle de ti. Y así fue, tomaste todos esos vacíos y los llenaste del aire que respiras, de las palabras más sinceras y de los besos más puros, me llenaste incluso al llorar.
      La tristeza contigo parecía alegría y la alegría era algo mágico, la magia la descubrí en tus ojos y en tus ojos descubrí mi lugar a donde regresar siempre. Nos amamos desde el primer instante, como ese cronómetro contando los primeros segundos de un universo virgen, te soñé incluso antes de que llegaras. Sabía que esos ojos color café serían la perdición de mi existencia, donde me perdería a propósito, donde me declararía culpable sin derecho a fianza.
      Tus labios saben a cárcel, esa cárcel de la cual no puedo escapar a pesar de tener todas las puertas abiertas a la derecha... yo prefiero estar a la izquierda de tu pecho, bien cerca, bien dentro, escuchando cada latido, cada despliegue de belleza al sonar el tambor de tu corazón.
      Sin duda fuiste primero los segundos esperaron su turno para correr cuando nos besamos por primera vez, una estrella fugaz se detuvo a admirar ese bello instante, la gravedad corrió a nuestro favor y nos hizo apartarnos del suelo por un breve momento.
      Te recuerdo así, como el día más hermoso de mi vida, como la bala que perforó antes de dispararse, como el aleteo más débil y la casualidad más absoluta.
     
Te recordaré así, sabiendo que no puedo detener tu paso de salida de mi vida. Ahora, al ser consciente de que viví lo mejor de ambos mundos contigo, confieso que no cabe en mi pecho lo que siento tras tu partida. Sería preferible un cañón perforándome, unas estocadas en la espalda, una muerte prematura y, a lo mejor, eso alivianaría el dolor. Verte ir fue como arrancarle el color a la vida misma, vaciar un mar de sentimiento y caminar en el fondo del mismo, convertido en un desierto de sueños destinados a la nada.
      Verte ir es como darle un beso en la frente al destino y decirle que se cuide mucho en la ausencia del amor, es similar a ver una estrella explotar y volverse polvo, así o peor es verte ir. Saber que te llevas lo mejor de mí y dejas una sonrisa rota, pero al fin y al cabo, sonrisa.Verte ir es como destruir todos esos lugares donde estuvimos juntos y querer sembrar flores allí en los cuales faltas tú. Verte ir es abrazar la soledad, besar el desamor, querer a la desolación y amar el karma. Verte ir es contarle una historia a un mudo, sabiendo que no se escuchará en su subconsciente. Verte ir es solo servir de desahogo frente a la Luna que fue testigo de tantos momentos estelares. Verte ir es lo más difícil que me ha tocado en mis días de vida, ahora empieza a ser un segundo menos y no uno más contigo, ahora cada segundo muere junto con tu ausencia pero viven los recuerdos en mí, te llevo a todas partes y a la vez no voy a ningún lado que no me recuerde a ti.
      Verte ir fue olvidarme de mí y ser alguien más, porque fui todo de ti cuando estaba contigo, ahora soy de la nada y quiero decirte todo aquello que nunca te dije y lo que te dije quisiera decírtelo mejor, en voz alta, con menos silencios de por medio y más razones para quedarte. De ser por ti te hubieses quedado, pero somos finitos, la vida termina en muerte y la muerte solo deja el recuerdo.
      No puedo aceptar que no estás, pero debo entender que diste lo mejor de ti, y ahora solo me queda verte ir, cada día un poquito más lejos, un poquito más adentro, un poquito más sin mí.
      Verte ir, joder... quise irme contigo y no pude, y eso me duele como la mismísima vida no tiene una puta idea.

—En ese momento se me destrozó el alma.

—En ese momento se me destrozó el alma

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El Chico de los Ojos Tristes - Sam ChevalierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora