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― ¿Por qué vienes conmigo?

Jungkook se encogió de hombros mirando por la ventana del tren.

― Hace tiempo que no salgo ― comenta Jungkook ― ¿Crees que tu madre diga algo al verme?

― Solo te pedirá que me acompañes a mi cita con el psiquiatra.

― ¿Psiquiatra?

― Me evaluaron durante la recuperación y dijeron que tenía depresión, aunque también podría tener algún problema con todo lo sucedido ― explica Jimin, mirando su celular sintiéndose feliz por al fin tener una mejor recepción ―. Es una exageración de mi doctor.

Jungkook se quedó mirando a Jimin, no creía que fuera una exageración.

Había evaluado a Jimin y se había dado cuenta que tiene una tendencia a ser cosas que no debe. Aunque también muchos de sus pensamientos son pesimistas y no sabe cómo actuar con su nueva situación. Jungkook lo entendía porque al final de todo, ser un vampiro no fue su decisión, sino que las cosas se dieron así y tuvo que aprender a vivir con eso.

― La ayuda psicología y psiquiátrica no es mala ― dice Jungkook, apoyando su mentón en su palma mirando el paisaje ―. A veces aprovechaba que me dieran medicamentos, me aturdía por poco tiempo y me hacía sentir bien.

― No duraban los efectos ¿Verdad? ― dice Jimin, dándole una pequeña sonrisa ―. Te diría que te comparto de mis medicamentos pero en verdad debo seguir con esta porquería si quiero mejorar.

Jungkook asintió.

― Le diré a mi mamá que prepare la habitación de huéspedes

― No hay necesidad ― le corta Jungkook ―, le diré a tu mamá que me quedare en casa de un amigo y que solo somos compañeros de viaje.

Los ojos de Jimin parpadearon un par de veces, pero luego solo se encogió de hombros.

― Como quieras ¡Solo no te atrevas a meterte a mi habitación por la noche! ― exclamo Jimin, enfadado. Eso hizo a Jungkook reir. Algo que pocas veces pasaba en ellos dos, ya que solían comportarse más fríos y calculadores.

― No prometo nada.

La madre de Jimin los esperaba ansiosa en la sala de espera, miraba a todos lados buscando a su pequeño hijo. Jimin la vio parada a un par de metros, alzándose sobre sus zapatos de tacón. Llevaba un hermoso traje negro con una camiseta rosa y su cabello lo traía suelto. Jimin pocas veces la había mirado así de ansiosa por algo.

Cuando la mujer se giró y lo vio a pocos metros de ella, su sonrisa fue enorme, surcando casi todo su rostro. Sus ojos se achinaron y Jimin no lo soporto más antes de correr hacia su madre arrojándose a sus brazos. Su aroma a jazmín lo inundo y no pudo retener las pequeñas lágrimas que se le escaparon. Cuando era más pequeño siempre añoraba los abrazos de esa mujer, a veces recibía solo una palmada en su cabeza o un simple hasta luego.

― No sabes lo mucho que te extrañe ― le dijo su madre, besando la cabellera de su hijo. Jimin se separó secando sus pequeñas lagrimitas y miro a su madre con la sonrisa más grande que pudo.

― También te extrañe, mamá ― confeso Jimin. Porque quisiera o no, se había acostumbrado a la presencia de su madre que durante toda su vida lo acompaño.

― Te quiero presentar a Jeon Jungkook ― le dijo a su madre, alejándose un poco para mostrar al joven que estaba detrás de ellos dándoles un espacio ―. Es amigo de la escuela y también venía a Seúl.

― Es un honor conocerla, señora ― dice Jungkook, sabiendo que no debía llamarla por el apellido de Jimin, ya que se había divorciado de su esposo. Hizo una reverencia de noventa grados, aunque sabía que era mucho mayor que la mujer, en su vida cotidiana parecía un joven.

Sucker for you (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora