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— ¡Abajo!

Jimin comenzó a correr mientras comenzaban los sonidos de disparos. Sabía que gracias a su piel y su nueva anatomía podía curarse con mayor rapidez a como antes lo hacía. Por suerte no sintió ninguna punzada de dolor, eso quería decir que no la habían lastimado en nada y podría seguir con su parte que le correspondía, porque al final aún seguía siendo un novicio y Calen no se iba a arriesgar a mandarlo al frente o en una posición donde se deba enfrentar a otro vampiro con mayor experiencia y donde tendría una clara ventaja.

Su cuerpo tan ligero y elegante lo hacía saltar grandes distancias y correr a grandes velocidades que jamás creyó que alguna vez sentiría. El mayor de sus problemas era la sangre, aun no se acostumbraba a su sabor o viscosidad cada vez que gotas se derramaban dentro de su boca. Porque al final de cuentas la sangre para los vampiros no se consumía de forma oral. No pasaba por la garganta por lo que muchos creían.

La sangre se consumía por medio de sus colmillos los cuales tienen unos agujeros al frente por donde succionan la sangre y llega hasta donde se almacena, porque es de allí de donde logran sacar sus fuerzas de curación, debido a que esa sangre comienza un proceso de cambio para que se adapte al cuerpo de la persona.

Cayo sobre sus pies al momento de dar un largo salto y luego giro golpeando a los dos guardias de las puertas, su trabajo tan rápido y sencillo fue jalar de todas las palancas que daban a todas las puertas, de esta forma todos los atrapados en ese horrendo lugar fueron liberados. Calen estaba abajo listo para dirigirlos a un lugar seguro. En cuando a Jimin, debía salir de allí rápidamente para poder alcanzarlos.

Era más que obvio que no todo les iba a salir bien. Tan pronto como Jimin paso las puertas, pareció que en conjunto una alarma comenzaba a sonar. Estaban en una antigua prisión humana y era claro que tendrían un increíble sistema de bocinas para situaciones donde reos trataran de escapar.

El sonido era estruendoso, más aún para sus sensibles oídos de Jimin, que al principio cayo de rodillas por el dolor, luego se obligó a pararse y comenzar a correr lejos. Jimin salto la barda de dos metros y cayó en el césped rodando, vio como varios más saltaban cerca de él, eran prisioneros ya que solo llevaban ropas blancas que les obligaron a usar durante su cautiverio.

Calen salto cerca suyo y tan pronto lo vio, se acercó hasta él para correr a la par, mientras los venían persiguiendo las personas que salvaron de ese horrible lugar.

—¿Estas bien? — le pregunta Calen, ya que logro ver que los oídos de Jimin tenían sangre seca. Entendía de que era, también tuvo el mismo dolor y sangrado debido a las alarmas de la prisión.

Jimin asintió con la cabeza, le dolía un poco la cabeza, pero estaba bien. En verdad se sentía útil, ya que muy al principio Calen no había querido que ayudara y a pesar de que Jungkook lo estuvo entrenando durante todo un verano, eso no quería decir que fuera el mejor manejándose de un lado al otro al momento de pelear. Era algo torpe, pero todas las noches Calen practicaba con Jimin para que fuera componiendo ese mal habito de Jimin de confiarse mucho de sus nuevas habilidades. Un error clásico de los nuevos vampiros.

No tardaron mucho a la marcha rápida que llevaban, llegaron rápido hasta su base escondida en una montaña. Los recibieron con rapidez y los revisaron para luego acceder a la caverna que había. Jimin se encargó de organizar a los recién llegados, separándolos por vampiros, lobos o brujos, luego les indico donde podrían dormir, hacer sus qué haceres y también donde podrían buscar algo de comida. Les explico que tendrían que anotarse en una lista y debían preparase para lo que podía venir.

Jimin camino tranquilo hasta donde estaba la sala de juntas, donde se ponía de acuerdo para lo que iban hacer o las estrategias que debían llevar a cabo.

Sucker for you (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora