Parte 1: El vidente

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Jimin podía presumir de no ser un hijo mimado.

Todo en su vida lo había ganado con esfuerzo propio. Con padres divorciados y sin una posible reconciliación debido a lo mucho que se odiaban. Jimin nunca fue de tener suerte, ese era su hermano mayor que pudo quedarse con su padre, mientras él, por el contrario se quedo al cuidado de su madre, la persona menos amorosa del mundo.

Bueno, decir menos amorosa era poco, su madre es tal vez la persona menos atenta, ordenada o capacitada para cuidar a un adolescente. Su padre debes en cuando llamaba para preguntarle cómo le iba, pero nada más allá de eso. La mujer que se hace llamar su madre se la vive en su trabajo de agente de viajes, lo cual la mantenía muchas veces encerrada en su oficina o en su habitación en miles de llamadas. La mujer tenía alimento en la casa, aunque todos eran para preparar. Jimin había aprendido a preparar su comida, a limpiar la casa y sus cosas. Además, de que su madre solo le dejaba unos cuantos billetes para ir a la escuela. Por eso, Jimin consiguió un trabajo a los doce y puede presumir de una cuenta de ahorros bastante grande después de cinco años de trabajo duro. Muchos pensaran que la persona que lo contrato era una persona mal de la cabeza, sin embargo, el trabajo de Jimin consistía en cuidar niños. Ya tenía un grupo de padres que confiaban a sus hijos al cuidado de Jimin, muchos le pagaban de más debido al servicio tan bueno que les hacía y como siempre estaba disponible para sus flexibles horarios. Aunque bueno, Jimin no tendría tanto dinero de no ser que durante dos años ha trabajado de mesero por las mañanas los fines de semana en un pequeño restaurante de comida rápida.

Todo iba tan bien en la vida de Jimin.

Sus calificaciones eran buenas en el colegio y estaba haciendo varios trabajos que pedían en las universidades para el ingreso. Su plan era conseguir dos trabajos en el verano, lo cual hacia siempre para conseguir más dinero para su cuenta de ahorros. Deseaba separarse de su madre, no soportaba depender de ella. Quería un apartamento, ser independiente y valerse por sí mismo.

El problema de que todo fuera tan bien, es que en algún momento iba a cometer un error y eso fue lo que paso. Tal vez no fue del todo su error, sin embargo, las cosas pasan porque tienen que pasar y así están destinadas. Esa noche, Jimin había salido tarde después de cuidar a un par de niños del otro lado de la ciudad, eran más de las once de la noche mientras caminaba hacia su casa, planeaba tomar un taxi, por lo tarde que era. Sin embargo, todo salió mal.

Iba llegando a la esquina cuando una mujer desconocida lo tomo del brazo y se escudó detrás de él. Jimin no entendía lo que estaba pasando cuando sintió un puñetazo en su barbilla que lo hizo caer al suelo.

― ¡NO! Yoon, no dispares― escucho el grito de la mujer, luego un disparo. Jimin algo desorientado se alejó apoyándose en la pared. Sacudió la cabeza despejando su vista para despues fijarse en la escena a sus pies, por reflejo sus manos fueron a parar a sus labios ahogando el grito que escapo de su boca.

La mujer, era una muchacha joven de cabello rubio que ahora estaba en el suelo con una bala en la cabeza. Un hombre alto, de hombros anchos y barba espesa estaba aun con el arma alzada, respirando de forma agitada mientras ve a la mujer muerta.

― ¡Maldita! ― grito el hombre a todo pulmón.

Jimin salto en su lugar ante el grito, sabía que debía correr y por la mujer, no había nada más que hacer. Se dio la vuelta corriendo con toda la fuerza que tenía, cruzo sin fijarse si estaba o no en rojo el semáforo. Sus pies estaban tocando la acera del otro lado de la calle sintiéndose agradecido por no ser atropellado a pesar de que escucho varias bocinas, cuando escucho un disparo. Su cuerpo se congelo y soltó un desgarrador grito al sentir un fuerte ardor en su espalda. Intento seguir corriendo, pero sus piernas no aguantaron más de dos pasos antes de ir al suelo.

Lo último que vio Jimin a través de los enormes edificios fue el cielo inundado por pequeñas motas brillantes que se atrevían a llamar estrellas.

Sucker for you (Kookmin) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora